Rumbo al mundial
Revolución Pumas: de las derrotas dignas al rugby de elite mundial

Periodista.
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Triunfo histórico frente a Australia que permite soñar con el mundial. Técnica, garra y un nivel actual sin precedentes.
Un paradigma es un conjunto de ideas y creencias que es aceptado por una comunidad. Pero cuando un paradigma ya no puede explicar los nuevos fenómenos, se produce una revolución. Bienvenidos, entonces, a la revolución Puma.
Durante décadas, el paradigma del seleccionado argentino de rugby estuvo centrado en el sacrificio, el coraje, las derrotas dignas y los triunfos épicos. Así fueron forjando su nombre, su lugar en el planeta ovalado. Pero todo eso quedó atrás con esta nueva generación de jugadores, preparados física y mentalmente de otra manera, que rompieron ese molde en el que estaba encasillado el rugby celeste y blanco.
Todos los involucrados en el ámbito rugbístico tienen que acostumbrarse a este nuevo orden mundial, con Los Pumas siendo protagonistas en todas las canchas, ganándole a todos los seleccionados, siendo actores principales en todas las competiciones. Cuanto antes lo hagan -ya deberían haberlo hecho-, menos doloroso será para ellos comprender que el nuevo paradigma ovalado tiene al equipo nacional en la élite de este deporte.
Hace tiempo que el rugby argentino tiene una estructura súper profesional, con sus jugadores en los mejores equipos de Europa, acostumbrados a la alta competencia, a la presión, a pelear cosas importantes cada fin de semana. Eso se suma a la inversión que se realiza en la Unión Argentina de Rugby para su propia organización, para estar a la altura de las grandes potencias, desarrollar jugadores que serán la base de los seleccionados nacionales y seguir manteniendo vivo el rugby amateur, que es la pata fundamental de toda esta estructura.
Con todo este andamiaje, que nada tiene que envidiarle al resto del mundo, hay que dejar de pensar en Los Pumas como aquel equipo de los triunfos épicos. A Los Pumas hay que tomarlos en serio. Muy en serio.
Para eso hay que hacer también desde este lado un cambio. Desde la tribuna y los medios hay que acompañar lo que pasa adentro de la cancha. Basta de hablar de victorias “históricas”, cuando lo cierto es que se dan cada vez más seguido. A Los Pumas sólo les quedan cuatro momentos históricos por cumplir: derrotar a Irlanda en Dublín, ganar el Rugby Championship, jugar la final de la Rugby World Cup y ser campeones del mundo. A jugar a ganar ya nos acostumbraron.
Como en toda revolución, el status quo es lo primero que tiembla. Y a muchos eso no les gusta. ¿Serán por eso los varios intentos de desestabilizar este crecimiento sostenido con algunas decisiones polémicas…?
Por supuesto que hay cosas para mejorar. Siempre. Este equipo debe ajustar la fase defensiva (le marcan muchos tries por partido), que los bajones anímicos sean más cortos, y desde el staff técnico deben repensar algunas estrategias para no sufrir tanto en los últimos minutos. Pero el piso de rendimiento está alto, muy alto.
Acá están Los Pumas. Los nuevos Pumas. Los de los triunfos dignos. Los que dominan a todos sus rivales. Los que se ganaron un respeto diferente al que tenían. Y, como en cada revolución, seamos realistas: pidamos lo imposible.