El movimiento provida cuestiona la designación de un Defensor que no contemple la vida desde la concepción.
¿Y ahora quién podrá defenderlos? La batalla por una Defensoría que cuide la vida

Referente de comunicación de Unidad Provida
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Organizaciones advierten sobre incoherencias en la elección del Defensor Nacional de Niñez y piden garantizar la vida.
En los últimos días, el movimiento provida ha manifestado su preocupación por el proceso de selección del nuevo Defensor Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes. Entre los numerosos postulantes que avanzaron en las etapas del concurso, se destaca la presencia de personas que militan o apoyan la eufemística interrupción del embarazo.
Este hecho resulta alarmante para quienes defendemos la vida desde la concepción, ya que plantea una contradicción: ¿cómo puede alguien que no reconoce al niño por nacer como titular de derechos aspirar a defender a los más vulnerables?
El marco legal argentino
Quienes apoyan el aborto suelen argumentar que el embrión, feto o “bolsa de células” no es un niño, basándose en interpretaciones jurídicas o semánticas que, a nuestro juicio, se alejan de la evidencia científica y del marco legal argentino.
El marco legal argentino es claro. La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), incorporada a la Constitución Nacional en el artículo 75 inciso 22, define al niño como “todo ser humano menor de 18 años”. En su ratificación, Argentina incluyó una reserva explícita que establece que la protección del niño comienza desde la concepción.
Este principio se refuerza en la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, cuyo artículo 2° adopta la CDN. Además, el Código Civil y Comercial de la Nación, en su artículo 19, reconoce que la existencia de la persona humana comienza con la concepción.
Incoherencias en la selección
Ante esta normativa, surge una pregunta ineludible: ¿es coherente que candidatos que no reconocen la protección del niño desde la concepción aspiren a liderar la Defensoría? Para el movimiento provida, la respuesta es clara: NO. Sin embargo, parece que este argumento no ha sido suficiente para impugnar a dichos postulantes, lo que genera una profunda inquietud.
Un defensor comprometido con la vida
Un Defensor comprometido con la vida desde la concepción podría, además de priorizar las urgencias por vulneraciones de derechos de los niños, prevenir la violencia y garantizar el acceso a la salud integral. También podría:
- Promover programas de apoyo a mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad, garantizando acceso a atención médica y ayuda económica.
- Defender los derechos del niño por nacer en instancias judiciales.
- Fomentar campañas educativas que promuevan el respeto por la vida desde su inicio.
Movilización provida
Frente a esta situación, las organizaciones provida intensificaron sus esfuerzos para visibilizar el problema. En redes sociales, consignas como “están poniendo lobos a cuidar corderos” buscan alertar sobre las implicancias de elegir a un Defensor que no represente plenamente todos los derechos.
Esta movilización recuerda los momentos más intensos de la “marea celeste”, presente en los pasillos del Congreso, en plataformas digitales y en los medios masivos de comunicación.
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Una pregunta abierta
El debate no debería requerir mayores explicaciones. Sin embargo, la insistencia en imponer agendas que priorizan intereses globales por sobre la protección de la vida humana obliga a la sociedad a un desgaste innecesario de recursos y energía.
Los niños, especialmente los más vulnerables —sean no nacidos o víctimas de la desprotección, como el trágico caso de Lucio Dupuy—, siguen siendo invisibilizados. En lugar de funcionar como reducto político y de favores, la Defensoría debería ser un bastión para garantizar la vida y los derechos de todos los niños, sin distinciones.
¿Y ahora? ¿Quién podrá defenderlos si no lo hacemos nosotros?