En la Ciudad de Buenos Aires
El programa educativo que sale del aula y pisa la calle

Periodista

Desde su implementación en 2022, el programa escolar "Vinculación con el Futuro" suma experiencias laborales, académicas y culturales que buscan tender un puente entre el secundario y lo que viene después.
En 2021, una resolución del Ministerio de Educación porteño inauguró un nuevo capítulo para los estudiantes de quinto año del secundario: la implementación obligatoria del programa ACAP (Aproximación al Mundo del Trabajo y a los Estudios Superiores). Su premisa era simple pero ambiciosa: que los chicos pudieran aprender también fuera del aula.
Hoy, el programa sigue vigente bajo un nuevo nombre —Vinculación con el Futuro— y con algunos retoques. A partir de 3° y 4° año, los estudiantes comienzan a transitar propuestas que forman parte de un trayecto formativo integral, con actividades que se diversifican y se vinculan con sus intereses, el mundo del trabajo y de los estudios superiores. Este recorrido culmina en 5° año con un proyecto de futuro con el que el estudiante se despide de la escuela, llevando consigo una experiencia propia, situada y con sentido.
Salir a buscar el futuro
Lejos de la vieja lógica de “vení a conocer nuestra universidad”, muchas instituciones de educación superior entendieron que tenían que salir al encuentro de los alumnos. Así surgieron propuestas como torneos de argumentación, olimpíadas científicas, desafíos de programación o simulaciones judiciales. Algunas escuelas incluso integran materias como Historia e Inglés para ofrecer clases sobre conflictos internacionales dictadas en otro idioma. Otras diseñan experiencias tan concretas como construir un molino eólico.
Los testimonios también ocupan un lugar central. Exalumnos que vuelven al aula convertidos en científicos, directores de orquesta o emprendedores, generan un impacto difícil de igualar con PowerPoints o libros de texto.
Cuando el aula se muda a una empresa
Una parte del programa incluye prácticas laborales no remuneradas, donde los estudiantes pasan unos días en empresas, ONG, organismos públicos o emprendimientos. La escena no siempre es idílica: adolescentes con mochilas grandes y experiencia limitada aterrizan en organizaciones con sus propias rutinas, objetivos y tiempos. Pero el desafío, justamente, es ese. No se trata de que el mundo se detenga para ellos, sino de que ellos empiecen a comprender cómo funciona el mundo.
Afortunadamente, muchos espacios laborales se mostraron dispuestos a abrir sus puertas y dedicar tiempo y paciencia a una experiencia que, bien guiada, puede ser transformadora.
Más allá de las prácticas laborales, otras propuestas suman experiencias valiosas al programa. Endeavor Argentina, por caso, organiza anualmente una jornada masiva en el Movistar Arena, llamada Experiencia Endeavor Sub20. Se trata de un evento de testimonios inspiradores donde jóvenes escuchan de primera mano a figuras como Martín Migoya (Globant) o Pierpaolo Barbieri (Ualá).
También Junior Achievement ofrece —gracias a un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad— el Taller de Habilidades para el Futuro. Este curso gratuito puede tener una duración breve o extenderse durante todo el año, según la modalidad, e incluye formación en educación financiera y herramientas para el mundo del trabajo. Aunque no se trata de una experiencia laboral directa, la iniciativa apunta a fortalecer la preparación de los estudiantes para ese entorno.
¿Un bachillerato clásico o una educación para la vida?
Es cierto que este tipo de programas no está exento de debates. Hay quienes aún defienden una educación secundaria más “clásica”, menos orientada a la utilidad y más enfocada en las humanidades. Pero la verdad es que ese modelo ya fue reformulado desde la implementación de la Nueva Escuela Secundaria (NES) en 2015, con orientaciones optativas desde tercer año.
Mientras tanto, Vinculación con el Futuro sigue creciendo, se ajusta, se adapta y, lo más importante, sigue generando sentido. Para muchos estudiantes, representa la primera vez que lo aprendido en clase se vuelve parte de la vida real. Y eso, más que un requisito, parece ser una buena noticia.