Sospechoso clave en la desaparición
Una herida en la costilla: nuevos indicios sobre la muerte de Diego Fernández Lima
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La verdad detrás de una desaparición que permaneció oculta durante más de cuatro décadas.
El hallazgo de los restos óseos de Diego Fernández Lima en el jardín de una casa en Coghlan ha sacudido a la Argentina, resolviendo un misterio de 41 años desde su desaparición en 1984.
En mayo de 2025, los restos fueron encontrados en el jardín de un chalet ubicado en Congreso 3742, en el barrio porteño de Coghlan. Un análisis genético reciente confirmó que los restos pertenecen a Diego Fernández Lima, quien tenía 16 años cuando desapareció el 26 de julio de 1984.
Este descubrimiento pone fin a cuatro décadas de búsqueda incansable por parte de su familia, especialmente su madre, que nunca perdió la esperanza.
Sospechas e hipótesis
La casa en la que fueron hallados los restos era, en 1984, la vivienda familiar de Cristian Graf, hoy de 58 años y compañero de colegio de Diego.
Graf, conocido como "El Jirafa" en la escuela técnica, es actualmente el principal sospechoso. Aunque no eran amigos cercanos, compartían una afición por las motos, ya que Diego tenía una y Cristian las reparaba.
La Fiscalía sospecha que Diego fue asesinado y enterrado en ese lugar, ubicado a unos 800 metros de la última esquina donde un testigo aseguró haberlo visto con vida.
Indicios de homicidio y la investigación actual
Las pericias forenses realizadas sobre los restos de Fernández Lima revelaron una lesión compatible con una herida en una costilla, lo que sugiere que la muerte fue producto de un homicidio. Además, otras marcas indican que el cuerpo fue manipulado, posiblemente en un intento de inhumación.
El fiscal Martín López Perrando está a cargo de la investigación, buscando determinar la identidad del asesino y el móvil detrás del crimen. Se citó a declarar a otros compañeros de secundaria de la víctima para reconstruir los vínculos que mantenía.
Aunque la causa se investiga como un homicidio, la acción penal ya ha prescrito debido al tiempo transcurrido, lo que presenta un desafío legal importante para la justicia. No obstante, la familia de Diego ha expresado su firme determinación de obtener justicia y están impulsando una "Ley Diego" para que estos crímenes no queden impunes.
El contexto de la desaparición
El 26 de julio de 1984, Diego Fernández Lima asistió a clases por la mañana, almorzó en su casa con su madre y luego pidió dinero para ir a la casa de un amigo.
Un conocido de la familia declaró haberlo visto poco después en la esquina de Monroe y Naón, gritándole. Ese fue el último rastro conocido de él. La escuela a la que asistían, la ENET N° 36, estaba ubicada en Ballivián y Donato Álvarez (hoy Combatientes de Malvinas).
Este caso, que durante más de cuatro décadas fue un misterio, se ha transformado ahora en una compleja investigación para esclarecer los hechos de un crimen ocurrido hace 41 años.