Tecnología nacional
Un cohete argentino podría ubicar al país en el mapa espacial
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La empresa argentina TLON Space comienza su serie de intentos orbitales con un cohete desarrollado en el país.
La empresa argentina TLON Space está a punto de encarar el tramo más desafiante de su historia: el inicio de su campaña orbital, una secuencia de lanzamientos que, si resulta exitosa, podría convertir a la Argentina en uno de los pocos países del mundo con capacidad de poner satélites en órbita con un lanzador propio y privado.
En una transmisión en vivo, su CEO, Pablo Vic, detalló cómo se preparan para esta nueva etapa, habló del cohete Aventura 1, de los objetivos de la campaña y de las posibilidades concretas de alcanzar la órbita en el corto plazo, con la mira puesta en 2026.
Un nano lanzador pensado para la nueva economía espacial
El protagonista de esta historia es Aventura 1, un nano lanzador de dos etapas, completamente diseñado y construido en Argentina. Tiene unos 11 metros de altura, alrededor de 35 centímetros de diámetro y alcanza aproximadamente una tonelada de masa al despegue, con capacidad para colocar hasta 25 kilos de carga útil en órbitas bajas, especialmente órbitas heliosincrónicas entre los 500 y los 800 kilómetros de altura.
No se trata de un “cohete chico” en sentido menor, sino de un vehículo concebido desde cero para miniaturizar la infraestructura de acceso al espacio. Su objetivo no es competir por volumen con los grandes lanzadores, sino demoler costos y ofrecer algo que hoy es excepcional: lanzamientos dedicados y flexibles para nanosatélites, sin depender de compartir espacio con otros clientes ni de esperar meses un hueco en un cohete mayor.
Según explica Vic, el diseño de Aventura 1 permite combinar tres elementos que hasta ahora rara vez iban juntos: bajo costo, alta frecuencia de lanzamientos y dedicación exclusiva al cliente.
Campaña orbital: aprender lanzando
TLON Space ya realizó diez vuelos suborbitales de primera y segunda etapa, que sirvieron para ir afinando motores, estructuras y sistemas de guiado. Ahora empieza la fase crítica: los intentos orbitales, la llamada campaña orbital.
Vic detalló que el plan prevé entre seis y siete lanzamientos en un lapso aproximado de un año a un año y medio. Cada vuelo será parte de un proceso de “lanzar y aprender”, siguiendo el modelo que ya utilizaron otras empresas aeroespaciales privadas: se toman estadísticas históricas (como el caso del Falcon 1 de SpaceX, que recién alcanzó la órbita en el cuarto intento) y se diseña una campaña que asuma que el éxito no es un evento instantáneo, sino la suma de muchos criterios parciales.
El primer cohete de esta serie ya está listo. Es un Aventura 1 de vuelo, no un prototipo estático, y despegará desde la costa bonaerense en el marco de esta campaña. El objetivo declarado es contundente: intentar la órbita desde el primer lanzamiento, pero evaluando el resultado a partir de una larga lista de chequeos técnicos, no solo de un “sí o no” final.
Malacara: un puerto espacial argentino para un proyecto global
Los lanzamientos se harán desde el Puerto Espacial Malacara, un sitio ubicado entre Mar del Plata y Necochea, sobre la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires. La elección no es casual: desde allí, Aventura 1 puede despegar tanto hacia el sur —para alcanzar órbitas polares y sincrónicas al Sol— como hacia el este, hacia órbitas semiecuatoriales, siempre sobre el mar y sin sobrevolar áreas pobladas.
Malacara forma parte de una visión más amplia: TLON no solo diseña cohetes, también piensa su propia red de puertos espaciales. Vic adelantó que la empresa ya estudia otros puntos estratégicos en Sudamérica —como sectores de la costa uruguaya— y no descarta, a largo plazo, operar también desde otros continentes, tal como hoy hacen muchas compañías del sector.
Del rideshare al lanzamiento a medida
Uno de los conceptos más fuertes que dejó la entrevista es la crítica al modelo clásico de “ride sharing”: pequeñas cargas que viajan como acompañantes dentro de grandes lanzadores, atadas a la órbita, el calendario y las prioridades del cliente principal.
La propuesta de TLON es la contracara: que incluso un solo nanosatélite pueda ser carga primaria. Eso significa:
- Elegir la órbita objetivo sin depender del resto.
- Evitar la larga cadena de “mamushkas” (satélite–contenedor–OTV–lanzador principal).
- Reducir drásticamente los plazos entre la fabricación del satélite y su entrada efectiva en servicio.
Según Vic, el modelo de Aventura 1 permitiría, una vez en operación comercial plena, lanzar a altísima frecuencia y sostener constelaciones completas de nanosatélites con costos compatibles con la economía digital que ya existe en la Tierra y que ahora busca reproducirse en órbita.
Tecnología propia, arte y ambiente
Aventura 1 no solo es innovador por su tamaño. TLON desarrolló motores propios que funcionan con un combustible hipergólico no tóxico y peróxido de hidrógeno de alta pureza como oxidante, producido en una planta instalada en Argentina. El resultado es un sistema de propulsión que genera principalmente vapor de agua y reduce la huella de carbono respecto de muchos motores convencionales.
Además, la empresa está certificada como “Compañía B”, lo que la compromete a cumplir estándares más exigentes de impacto ambiental y social. Esa lógica también se refleja en su intención futura de recuperar la primera etapa del lanzador, no por necesidad económica, sino por coherencia ambiental.
En paralelo, TLON cruzó tecnología con cultura: el primer Aventura 1 que encabezará la campaña orbital lleva en su segunda etapa una intervención artística del pintor Eugenio Cuttica, una obra llamada “Luna”, que representa a una niña como símbolo de la República, la libertad y el futuro. Una réplica quedará en tierra como pieza histórica si el vuelo se concreta.
¿Argentina, nuevo miembro del club orbital?
Hoy son apenas un puñado de países los que pueden jactarse de haber colocado carga útil en órbita con lanzadores propios. TLON Space quiere que Argentina se sume a ese club, no a través de un programa estatal clásico, sino desde el terreno de las startups tecnológicas y la inversión privada.
Si la campaña orbital de Aventura 1 evoluciona como espera su CEO, las chances de alcanzar la órbita en 2026 son reales. No será un camino lineal: habrá prueba, error, correcciones y mejoras vuelo a vuelo. Pero por primera vez en mucho tiempo, la idea de ver despegar un cohete argentino, diseñado y construido en el país, rumbo a órbita y con clientes a bordo, dejó de ser un deseo difuso para convertirse en un plan detallado, una agenda de lanzamientos… y una cuenta regresiva que ya empezó.

