Martirologio Romano
Santos Inocentes: qué se conmemora cada 28 de diciembre
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La matanza de niños ordenada por Herodes dio origen a una de las conmemoraciones más antiguas del cristianismo.
La Iglesia recuerda en esta fecha a los Santos Inocentes, los niños asesinados por orden del rey Herodes tras el nacimiento de Jesús. El episodio, narrado en el Evangelio de Mateo, tiene como punto de partida la llegada de los Magos de Oriente a Jerusalén. Desorientados tras perder la señal celeste que los guiaba, preguntaron en palacio por el recién nacido “rey de los judíos”, sin advertir que esa consulta desataría una de las páginas más sombrías del relato bíblico.
La noticia llenó de temor a Herodes. Las antiguas profecías parecían cumplirse y su poder se veía amenazado. Convocó entonces a sacerdotes y escribas para precisar el lugar donde debía nacer el Mesías y trazó un plan: utilizar a los Magos como instrumento para localizar al niño. Sin embargo, advertidos en sueños, los visitantes regresaron a su tierra por otro camino. La espera se volvió desesperación. Al no obtener noticias y calculando el tiempo transcurrido desde la aparición de la estrella, Herodes tomó una decisión brutal: ordenar la muerte de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores.
La matanza fue, para el tirano, un acto frío y administrativo, una garantía para conservar el trono. Las consecuencias humanas —el dolor de las madres, la ausencia futura de brazos para el trabajo, de jóvenes para formar familias— no tuvieron peso alguno frente a su obsesión por el poder. Algunos de aquellos niños apenas comenzaban a caminar o balbucear; otros aún se aferraban al pecho materno. Para Herodes, eran solo el precio de su tranquilidad.
La tradición cristiana reconoce en ellos a los primeros mártires de Cristo. No tuvieron conciencia de su destino ni oportunidad de elegir, pero murieron “por causa de Cristo”, incorporados a su gloria sin haber sido tentados ni haber podido expresar mérito alguno. La teología los considera bautizados en sangre: entraron en el misterio de la salvación por pura gracia, sin pedirlo ni saberlo, como tantos mártires involuntarios que a lo largo de la historia han perdido la vida en contextos de odio, persecución o violencia contra la fe.
Celebración litúrgica
Ya en la segunda mitad del siglo IV se conmemoraba litúrgicamente a los Santos Inocentes, como lo atestiguan homilías de Gregorio Nacianceno y de Gregorio de Nisa, siempre vinculadas a la celebración de la Natividad. Entre finales del siglo IV y mediados del siglo V, la festividad comenzó a asociarse también en Occidente —especialmente en Roma y el norte de África— con la Epifanía, relacionándola con la veneración de los Magos. De allí se supone que en el siglo V se instituyó un culto propio: el Sacramentario leonino, hacia el año 485, ubicó la festividad junto a las de san Esteban y san Juan.
Con el tiempo, la celebración quedó fijada en África y Roma para el 28 de diciembre, mientras que otras tradiciones conservaron fechas diferentes: los griegos la celebran el 29 de diciembre, los sirios y caldeos el 27 de diciembre y el rito mozárabe el 8 de enero. Estas fechas no responden a un orden cronológico del hecho histórico, sino a una lectura simbólica y teológica dentro del calendario litúrgico.
En el rito romano, la festividad de los niños inocentes —considerados mártires solo por la sangre, sin haber deseado el martirio— se celebra dentro de la octava de Navidad, junto a san Esteban, protomártir por voluntad y por obra, y san Juan evangelista, mártir por voluntad y amor, aunque sin llegar a padecer la muerte. El teólogo José María Cabodevilla lo explica así: en los días inmediatos al nacimiento de Cristo, la Iglesia celebra a sus compañeros más cercanos: Esteban, mártir en el deseo y en la realidad; Juan, mártir en el deseo pero no en la realidad; y los Santos Inocentes, mártires en la realidad, aunque no en el deseo. Forman, así, el cortejo más inmediato del Cordero degollado y cooperan en la eficacia de su sacrificio.
Cabe señalar que únicamente la Iglesia católica utiliza el término “inocentes” para referirse a estos niños. En otros ámbitos se los denomina simplemente “infantes”, y la fiesta recibió nombres como Allisio infantium, Natale infantum o Necatio infantum. La tradición armenia, por ejemplo, celebra esta festividad el lunes posterior al segundo domingo de Pentecostés, ya que sostiene que la matanza ocurrió quince semanas después del nacimiento de Jesús.
En el calendario romano general, la celebración de los Santos Inocentes tiene grado de fiesta. El Oficio de lecturas propone un pasaje del libro del Éxodo sobre la matanza de los niños hebreos en Egipto y, como lectura patrística, un sermón del obispo Quodvultdeus, quien describe a estos niños con una frase que resume el sentido de la conmemoración: “todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo”.
Costumbres, bromas e inocentadas
En España y en gran parte de Hispanoamérica, el 28 de diciembre se asocia también a una tradición popular muy arraigada: el día de las bromas o “inocentadas”. Medios de comunicación, instituciones y particulares suelen difundir noticias falsas o exageradas, presentadas con apariencia de veracidad, como un juego colectivo de humor y complicidad. Los diarios, históricamente, han publicado páginas enteras de noticias ficticias, algunas claramente humorísticas y otras capaces de engañar al lector desprevenido.
En algunas regiones de América existió además la costumbre de no prestar dinero ni objetos ese día, ya que quien lo recibía podía apropiarse de ellos simbólicamente, dando lugar a la burla acompañada por la frase popular: “Inocente palomita que te dejaste engañar”. Con el paso del tiempo, estas prácticas han ido perdiendo fuerza, aunque la fecha sigue conservando ese tono lúdico que contrasta, de manera significativa, con el origen trágico y profundamente humano de la conmemoración.
Además de los Santos Inocentes, este domingo 28 de diciembre se recuerda también a otros santos y beatos:
Beata Catalina Volpicelli (siglo XIX)
Beato Matías de Nazareis (siglo XIV)
San Gaspar del Búfalo (siglo XIX)
Beato Gregorio Khomysyn (siglo XX)
San Teona (siglo III)
Un día que reúne memoria histórica, reflexión teológica y tradiciones populares, y que invita a pensar cómo la fe, incluso frente a la violencia y la injusticia, transforma el dolor en esperanza.

