Santoral
Santos del 25 de octubre
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De familia patricia y vida austera, San Frutos es símbolo de humildad y fe en la tradición castellana.
La Santa Sede recuerda cada día a quienes dedicaron su vida a la oración, al servicio y al amor por los demás. Durante siglos, fue costumbre bautizar a los hijos con el nombre del santo del día, una tradición reflejada incluso en canciones populares como “Las Mañanitas”, cuando se canta: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.
El onomástico, por su parte, designa la fecha en que se celebra a un santo en particular. Aunque muchos lo confunden con el cumpleaños, hace referencia al día que el calendario dedica a quienes la Iglesia reconoce como santos o beatos por su vida ejemplar y sus virtudes.
Hoy, 25 de octubre, la Iglesia celebra a San Frutos de Segovia, un hombre que renunció a los bienes materiales para abrazar una vida de oración y penitencia, y cuyo recuerdo sigue vivo en Castilla desde hace más de trece siglos.
San Frutos de Segovia: vida, fe y retiro en el Duratón
La tradición cuenta que San Frutos nació en Segovia en el año 642, en el seno de una familia acomodada que la leyenda hace descender de antiguos patricios romanos, profundamente religiosos. Tras la muerte de sus padres, Frutos decidió repartir los cuantiosos bienes familiares entre los pobres y alejarse de la ciudad para vivir en soledad.
Sus hermanos menores, Valentín y Engracia, compartieron su decisión. Los tres se retiraron a las orillas del río Duratón, en el actual municipio de Carrascal del Río, donde primero habitaron en cuevas naturales y luego construyeron ermitas aisladas, dedicadas a la oración y la penitencia.
Frutos falleció en su ermita a los 73 años de edad y fue sepultado por sus hermanos, quienes luego continuaron su vida de recogimiento en Caballar, en la ermita de San Zoilo. Allí murieron decapitados por los sarracenos.
Siglos después, en el siglo XI, el obispo Pedro de Agén ordenó trasladar los restos de los tres hermanos a la antigua Catedral de Segovia. Con el tiempo, los restos se perdieron dentro del templo, hasta que el obispo Juan Arias Dávila (1436–1497) dispuso su búsqueda y hallazgo. Hoy, las reliquias de San Frutos reposan en el trascoro de la Catedral de Segovia, dentro de una urna. Los restos de San Valentín y Santa Engracia se veneran como reliquias en Caballar, donde cada año se celebra la tradicional fiesta de “Las Mojadas”.
Los milagros de San Frutos
A lo largo de los siglos, la tradición le atribuyó varios milagros. Uno de los más célebres es el de “la cuchillada de San Frutos”. Se cuenta que, durante una incursión musulmana en las Hoces del Duratón, el santo trazó una línea en el suelo con su báculo y ordenó a los invasores no cruzarla. En ese instante, la tierra se abrió en una profunda grieta que les impidió avanzar, haciendo huir a los sarracenos aterrados.
Otro milagro relata que, al pedir a un ganadero una yunta de bueyes para construir un santuario a la Virgen, este solo le ofreció dos toros salvajes. Frutos los bendijo y los animales se volvieron mansos y dóciles.
También se le atribuye un prodigio eucarístico: cuando un musulmán negó la presencia real de Cristo en la hostia, Frutos demostró que incluso un burro era capaz de reconocerlo como su Señor, arrodillándose ante la hostia consagrada oculta entre la cebada.
El último milagro registrado, ocurrido en 1225, es conocido como “La Despeñada”. Una mujer fue arrojada al vacío por su marido celoso durante la romería del santo; al invocar su nombre, Frutos detuvo su caída milagrosamente. En agradecimiento, la mujer donó todos sus bienes a la ermita, y el hecho quedó grabado en una piedra del templo con la inscripción:
“Aquí yace sepultada una mujer de su marido despeñada y no murió e hizo a esta casa limosna de sus bienes.”
Otros santos y beatos recordados el 25 de octubre
- San Valentín de Sevilla (siglo VIII)
- San Crispín de Soissons (siglo III)
- San Crispiniano de Soissons (siglo III)
- San Crisanto de Roma (siglo III)
- Santa Daría de Roma (siglo III)
- San Bernardo Calbó (siglo XIII)
- San Frontón de Périgueux (siglo III)
- San Miniato de Florencia (siglo III)
- San Mauro de Pécs (siglo XI)
- Beato Tadeo Machar (siglo XV)
- San Gaudencio de Brescia (siglo V)
- San Hilaro de Javols (siglo VI)
- Beato Recaredo Centelles Abad (siglo XX)

