Fe y tradición
Santoral de hoy: jueves 4 de septiembre de 2025
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El calendario litúrgico celebra hoy a figuras de profunda fe, recordadas por su ejemplo de vida y entrega.
La Iglesia católica conmemora este jueves 4 de septiembre a varias figuras destacadas de la fe, entre ellas San Moisés, Santa Rosalía de Palermo, San Caletrico, Santa Ida y Santa Irmgarda, además de otros santos y beatos recordados en el calendario litúrgico.
San Moisés, profeta y libertador del pueblo de Israel
El Martirologio Romano recuerda hoy a San Moisés, profeta del Antiguo Testamento, a quien Dios eligió para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y conducirlo hacia la Tierra Prometida. Fue en el monte Sinaí donde Dios se le reveló en la zarza ardiente pronunciando las palabras eternas: «Yo soy el que soy» (Ex 3,14), y le entregó la Ley que debía regir la vida del pueblo elegido. Moisés murió en el monte Nebo, en Moab, a las puertas de la tierra prometida.
La historia de su vida está narrada en la Biblia, específicamente en la Torá y en el Pentateuco. Según la tradición, Moisés vivió 120 años.
Nacimiento y salvación en el Nilo
El libro del Éxodo relata que Moisés nació en tiempos en que un faraón había ordenado matar a los varones hebreos recién nacidos. Sus padres, Amram y Jocabed, de la tribu de Leví, lo escondieron durante tres meses. Luego, su madre lo colocó en una cesta impermeabilizada con barro y brea, dejándolo en las aguas del Nilo. Allí fue encontrado por la hija del faraón, identificada por el historiador Flavio Josefo como Termutis. Con la ayuda de su hermana Miriam, Moisés fue amamantado por su propia madre hasta ser entregado a la princesa, que lo crió como hijo suyo y hermano menor del futuro faraón.
La huida a Madián
De adulto, Moisés fue testigo del sufrimiento de los hebreos esclavizados. Un día mató a un capataz egipcio que maltrataba a un hebreo, y tuvo que huir a la tierra de Madián. Allí conoció a Jetró, sacerdote de Madián, quien lo acogió como hijo y le dio en matrimonio a su hija Séfora. Durante cuarenta años trabajó como pastor, hasta que Dios lo llamó a su misión.
La zarza ardiente y la misión divina
En el monte Horeb, Moisés vio una zarza que ardía sin consumirse. Desde allí, Dios le reveló su identidad y le encomendó liberar a los israelitas: «Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob… Ven, y te enviaré al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo» (Ex 3,5-14).
Aunque Moisés alegó no ser apto y recordó su dificultad en el habla, Dios le prometió asistencia, dándole a Aarón como portavoz.
Las diez plagas y el Éxodo
Moisés regresó a Egipto y, junto a Aarón, enfrentó al faraón. Tras una serie de prodigios, Yahveh envió diez plagas que culminaron con la muerte de los primogénitos egipcios. Solo entonces el faraón dejó salir al pueblo hebreo.
La caravana de los israelitas partió de Ramesés hacia Sucot, llevando consigo los restos de José. Pero el faraón cambió de opinión y los persiguió. Entonces ocurrió el célebre milagro: las aguas del Mar Rojo se abrieron por mediación de Moisés, permitiendo el paso seguro de los israelitas, mientras que los egipcios perecieron al cerrarse las aguas.
El Sinaí y los Diez Mandamientos
Tres meses después del Éxodo, en el monte Sinaí, Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos. Al descender, encontró al pueblo adorando un becerro de oro, lo que provocó su ira y la destrucción de las tablas. Sin embargo, Dios renovó la alianza y dictó nuevamente sus preceptos. Desde entonces, Moisés es representado iconográficamente como legislador y portador de las Tablas.
La travesía del desierto
Durante cuarenta años Moisés condujo al pueblo por el desierto. Dios lo asistió con agua que brotó de la roca y maná del cielo, pero también castigó las dudas y rebeliones del pueblo. Moisés organizó censos, nombró líderes y envió espías a Canaán, aunque la incredulidad de los israelitas retrasó su ingreso a la tierra prometida.
Finalmente, Yahveh le permitió contemplarla desde el monte Nebo, pero le prohibió entrar debido al episodio en Meribá, cuando golpeó la roca en vez de hablarle como Dios había ordenado. Murió allí, a los 120 años, y su sepultura permanece desconocida.
Santa Rosalía de Palermo, patrona contra la peste
El 4 de septiembre también es el día de Santa Rosalía, patrona de Palermo. Nacida hacia 1125 en una familia noble, abandonó la vida cortesana para dedicarse a la oración como ermitaña. Falleció a los 35 años, pero su devoción se acrecentó durante la peste de 1624-1625, cuando sus reliquias fueron llevadas en procesión y los enfermos comenzaron a sanar. Desde entonces es símbolo de intercesión en tiempos de epidemia.
Otros santos y beatos del día
El santoral de este 4 de septiembre también recuerda a:
- San Marcelo de Châlons-sur-Saône
- San Bonifacio I, papa
- San Caletrico
- Santa Ida de Heresfeld
- San Fredaldo de Aquitania
- Santa Irmgarda de Süchteln
- Beata Catalina Mattei
- Beato Escipión Jerónimo Brigéat de Lambert
- Beata María de Santa Cecilia Romana (Dina) Bélanger
- Beato José Pascual Carda Saporta
- Beato Francisco Sendra Ivars
- Beato Bernardo (José) Leda Grau