Santoral
San Agustín de Hipona: el santo del día
/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/08/san_agustin.jpeg)
Nacido en África en el año 354, pasó de una juventud apasionada a una vida consagrada a Dios tras su conversión.
Este jueves 28 de agosto de 2025, la Iglesia católica celebra a San Agustín de Hipona, una de las figuras más influyentes y apasionantes de la historia del cristianismo. Hijo de Santa Mónica, fue un buscador incansable de la verdad, cuya vida estuvo marcada por la inquietud, las pasiones humanas y, finalmente, la conversión a Dios.
Juventud y búsqueda
Agustín nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, África. Su madre, Mónica, lo educó en la fe católica, aunque en su adolescencia y primera juventud eligió un camino distinto. Vivaz, brillante y amante de los placeres, se dedicó con entusiasmo al estudio de la retórica, donde destacó por su talento. En Cartago, mientras continuaba su formación, se enamoró de una joven de condición social inferior, con quien convivió como concubina. De esa unión nació su hijo Adeodato, cuando Agustín tenía solo 19 años.
Aunque asumió la responsabilidad de su familia, su espíritu no encontraba reposo. La lectura del Hortensio de Cicerón lo impactó profundamente: “La felicidad consiste en los bienes que no terminan: la sabiduría, la verdad, la virtud”. Desde entonces, Agustín orientó su vida hacia esa búsqueda de la Verdad.
La sed de verdad
Sus primeros pasos lo llevaron a leer la Biblia, pero acostumbrado a textos grandilocuentes, la juzgó pobre y sin brillo. Buscó entonces respuestas en el maniqueísmo, doctrina que lo sedujo durante varios años. Con apoyo de amigos y benefactores, fundó en Tagaste una escuela de gramática y retórica, aunque la insatisfacción lo empujó de nuevo a Cartago y luego a Roma en el año 382, acompañado de su compañera y su hijo.
En Roma continuó su contacto con los maniqueos, pero comprendió más tarde que incluso esos desvíos formaban parte de la Providencia divina. Su carrera académica creció con rapidez y en el 384 obtuvo la prestigiosa cátedra de Retórica en Milán, aunque su corazón seguía inquieto.
La conversión: “Toma y lee”
En Milán, comenzó a escuchar los sermones del obispo Ambrosio, atraído en un principio por su elocuencia. Sin embargo, aquellas palabras calaron en lo más profundo de su ser. Mientras tanto, su madre Mónica rezaba incansablemente a su lado, acompañando su proceso espiritual.
La tensión entre sus deseos y su sed de plenitud lo desgarraba. En el verano del 386, en un momento de crisis y lágrimas, escuchó una voz interior que le dijo: “¡Toma y lee!”. Abrió entonces una carta de San Pablo que reposaba en una mesa:
“Comportémonos honestamente, como a plena luz del día: no en orgías y borracheras, ni en lujurias e impurezas, ni en litigios y envidias. Revestíos del Señor Jesucristo y no os dejéis arrastrar por los deseos de la carne” (Rm 13, 13-14).
Ese pasaje lo transformó. Agustín decidió entregar toda su vida a Dios. Fue bautizado por Ambrosio en la Pascua del 387, en la noche del 24 al 25 de abril. Poco después, mientras preparaba su regreso a África, sufrió una gran pérdida: en Ostia falleció su madre, Santa Mónica, dejando tras de sí el fruto de años de oración.
Obispo y Padre de la Iglesia
De regreso en Tagaste, fundó su primera comunidad cristiana. Hacia el 391, estando en Hipona, fue señalado por el pueblo y ordenado sacerdote, y poco tiempo después, sucesor del obispo Valerio como Obispo de Hipona. Desde allí, Agustín se dedicó al estudio, la predicación y la escritura, dejando una obra inmensa que concilia fe y razón.
Entre sus escritos destacan:
- El libre albedrío
- La Trinidad
- La Ciudad de Dios
- Las Confesiones, donde relata su propia vida interior con una profundidad única en la historia espiritual.
Agustín murió en Hipona en el 430, dejando tras de sí un testimonio de conversión y una obra que aún hoy ilumina a la Iglesia.
Otros santos del 28 de agosto
Aunque la fecha está marcada por la figura de San Agustín, el santoral de hoy también recuerda a:
- Alejandro de Constantinopla
- Edmundo Arrowsmith
- Florentina de Sevilla
- Hermes
- Julián de Brivet
- Moisés Etíope
- Pelagio de Constanza
- Restituto de Cartago
- Vicinio de Sarsina
- Viviano de Saintes
- Junípero Serra
El sentido del santoral
El Martirologio Romano, libro oficial que actualiza el Vaticano, recoge cada día la memoria de santos y mártires. La onomástica es más que una tradición cultural: es una forma de conmemorar la vida de quienes, con fe y entrega, dedicaron su existencia a Dios y a los demás.
Por eso, si hoy llevas alguno de estos nombres, es tu jornada de celebración: Agustín, Alejandro, Edmundo, Florentina, Hermes, Julián, Moisés, Pelagio, Restituto, Vicinio, Viviano o Junípero.