Santoral
¿Qué santos se celebran hoy, lunes 10 de noviembre?
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Ejemplo de fe y valentía: San Andrés Avellino dedicó su vida a reformar conventos y convertir pecadores.
Este lunes 10 de noviembre de 2025, el santoral católico recuerda a San Andrés Avellino, junto con San León I, San Orestes, San Probo, San Demetriano, San Narsetes y San Baudelino, entre otros santos y beatos conmemorados por la Iglesia en esta fecha.
San Andrés Avellino, ejemplo de conversión y valentía
El Martirologio Romano lo recuerda así:
“En Nápoles, en la región de Campania, San Andrés Avellino, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, que brilló por su santidad y celo en procurar la salvación del prójimo; hizo el arduo voto de avanzar cada día en las virtudes y, cargado de méritos, descansó santamente al pie del altar (1608)”.
San Andrés Avellino nació en Nápoles (Italia) en 1521. Ingresó a la comunidad de los Padres Teatinos, donde pronto destacó por su inteligencia, disciplina y espíritu de servicio. Fue designado maestro de novicios y superior, funciones que desempeñó con profunda humildad y celo espiritual.
Su fama de santidad llegó a oídos de San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, quien pidió a los superiores teatinos que enviaran al Padre Andrés a su diócesis. Allí, sus predicaciones transformaron la vida espiritual de muchos, convirtiendo a pecadores y renovando la fe del pueblo.
En una ocasión, Borromeo le encomendó reformar un convento que había caído en la relajación moral. Aunque fue amenazado de muerte si se atrevía a entrar, Avelino no se intimidó: entró en el lugar y con su ejemplo y firmeza consiguió erradicar los abusos.
También en la ciudad de Piacenza, sus sermones causaron tal impacto que los dueños de tabernas y casas de juego se quejaron ante el gobernador por la pérdida de su clientela. Cuando fue citado a dar explicaciones, Andrés habló con tal elocuencia sobre el pecado y la salvación del alma, que la esposa del gobernador se convirtió en su discípula espiritual.
De regreso a Nápoles, su palabra y su vida continuaron inspirando conversiones y milagros. Se le atribuyen curaciones y prodigios que acompañaban su ministerio.
San Andrés Avellino murió a los 80 años, el 10 de noviembre de 1608, mientras comenzaba la misa. En el instante en que trazó la señal de la cruz para iniciar la celebración, cayó al suelo víctima de una apoplejía. Su muerte fue considerada un signo de gracia: había entregado literalmente su vida en el altar.
Miles de fieles acudieron a venerar su cuerpo. Durante 72 horas, el cadáver emanó sangre fresca cada vez que se le hacía una pequeña incisión, la cual fue recogida por los devotos. Cuatro años más tarde, en el aniversario de su fallecimiento, aquella sangre comenzó a hervir misteriosamente, un hecho considerado milagroso por los fieles.
San León Magno, el Papa que detuvo a Atila
Ese mismo día se conmemora a San León I, también conocido como León Magno, uno de los pontífices más admirados de la historia de la Iglesia. Elegido papa en el año 440, su pontificado destacó por su firme defensa de la doctrina cristiana y su papel decisivo en el Concilio de Calcedonia.
En 452, protagonizó un episodio legendario al enfrentarse a Atila, el rey de los hunos, quien se disponía a invadir Italia. Según la tradición, Atila se retiró tras ver, junto al Papa, la visión de los apóstoles Pedro y Pablo empuñando espadas. Años después, León Magno también intercedió ante los vándalos de Genserico, evitando la destrucción total de Roma.
El papa Benedicto XVI lo definió como “uno de los más grandes pontífices que han honrado la Sede romana”, por su capacidad de liderazgo y su profunda fe.
Otros santos del 10 de noviembre
Además de San Andrés Avellino y San León Magno, el calendario litúrgico recuerda hoy a:
- San Demetriano de Antioquía
- San Orestes de Tiana
- San Probo de Rávena
- Santos Narsetes y José de Persia
- San Justo de Canterbury
- San Baudelino de Alessandria
- Beato Acisclo Pina Piazuelo
El sentido del santoral
El santoral católico reúne las fechas dedicadas a hombres y mujeres que, por su vida de fe y virtud, fueron reconocidos por la Iglesia como santos o beatos. El Martirologio Romano es el documento oficial que registra estas conmemoraciones, organizando el calendario litúrgico que rinde homenaje a los casi 7.000 santos y beatos reconocidos hasta hoy.
Los santos son modelos de vida cristiana, ejemplos de entrega, humildad y esperanza que, con sus historias, inspiran a los fieles a seguir el camino del bien y de la fe.

