Calendario litúrgico
Qué santo se celebra este 30 de diciembre
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El santoral recuerda hoy a Santa Judit, una figura bíblica marcada por el coraje y la fe.
Este martes 30 de diciembre de 2025, el calendario litúrgico de la Iglesia católica vuelve a recordar a una serie de hombres y mujeres cuya vida quedó marcada por la fe, el sacrificio y, en muchos casos, por decisiones extremas tomadas en contextos dramáticos. El santoral cambia cada día y propone una pausa en medio del ritmo cotidiano para volver la mirada hacia figuras que, desde distintos tiempos y lugares, dejaron una huella profunda en la tradición cristiana.
A lo largo de los siglos, la Iglesia reconoció como santos o beatos a personas que se distinguieron por sus obras, por su fidelidad a Dios, por su martirio o por acciones consideradas extraordinarias. Sus historias, atravesadas por la devoción, la renuncia y la entrega, continúan siendo evocadas en fechas específicas del calendario. El 30 de diciembre no es la excepción.
El festejo principal de esta jornada está dedicado a Santa Judit, una de las figuras más singulares y narrativamente poderosas del Antiguo Testamento. Su historia, relatada en el Libro de Judit, combina fe, astucia, coraje y una decisión que cambiaría el destino de su pueblo.
Según el relato bíblico, el general asirio Holofernes, enviado por el rey Nabucodonosor, puso sitio a la ciudad israelita de Betulia con un ejército imponente. Tras semanas de asedio, sin agua ni alimentos, la desesperación comenzó a apoderarse de la población. Muchos pedían la rendición como única salida posible para evitar la muerte por hambre y sed. Frente a ese panorama, los jefes religiosos pidieron esperar unos días más, confiando en una intervención divina.
Fue entonces cuando apareció Judit, una viuda que llevaba una vida de oración, ayuno y ayuda a los necesitados. Reconocida por su belleza y, sobre todo, por su conducta intachable, Judit irrumpió con una propuesta inesperada. Aseguró que Dios no había abandonado a su pueblo y anunció que realizaría una acción cuyo recuerdo perduraría por generaciones.
Vestida con sus mejores galas y acompañada por su criada, Judit salió de Betulia y se presentó ante el campamento enemigo. Logró ganarse la confianza de Holofernes, quien quedó cautivado por su presencia. Durante varios días permaneció allí, hasta que el general organizó un gran banquete. Embriagado por el vino, Holofernes quedó profundamente dormido. Judit, tras encomendarse a Dios, tomó la espada del enemigo y lo decapitó.
El acto, tan violento como decisivo, cambió el curso de los acontecimientos. Judit regresó a Betulia con la cabeza de Holofernes como prueba de lo ocurrido. Al amanecer, el ejército asirio descubrió la muerte de su jefe y huyó en desbandada, dejando libre a la ciudad y salvando al pueblo de Israel de una derrota segura.
La tradición señala que Judit fue recibida como una heroína. El sumo sacerdote y las autoridades la proclamaron “gloria de Jerusalén y orgullo de Israel”. Ella, lejos de buscar honores personales, elevó un canto de acción de gracias a Dios y continuó viviendo en Betulia hasta una edad avanzada, dedicada a la caridad y a la oración.
Junto a Santa Judit, el santoral del 30 de diciembre recuerda también a otros santos y beatos, entre ellos la Traslación de Santiago Apóstol, Santa Anisia mártir, San Félix I, papa, San Exuperancio diácono, San Egvino de Worcester, San Anisio de Tesalónica, San Geremaro de Flay, San Jocundo obispo, San Lorenzo de Fraxanone, San Perpetuo obispo, San Rogerio obispo, San Venustiano mártir, Beata Eugenia Rivasco, Beato Juan María Boccardo, Beata Margarita Colonna y Beato Radulfo abad.
En la antesala del cierre del año, diciembre invita no solo a recordar nombres y fechas, sino también a reflexionar sobre el sentido de la fe, el valor del compromiso personal y la fuerza que puede tener una sola decisión cuando se cree que está al servicio de un bien mayor.

