Doce mil adolescentes coparon el Movistar Arena
Ni música ni fútbol: los chicos fueron a aplaudir cerebros
En la Experiencia Endeavor Sub 20, los jóvenes aplaudieron con entusiasmo a quienes se animan a soñar, equivocarse y construir futuro. Fue una celebración del pensamiento, la creatividad y el espíritu emprendedor.
Hoy se realizó en el Movistar Arena de Buenos Aires una nueva edición de la Experiencia Endeavor Sub 20, la cita que anualmente convoca a varios de los emprendedores más destacados del momento.
Difícilmente alguien querría asumir el riesgo de reunir a doce mil almas de entre diecisiete y dieciocho años en un estadio cerrado, durante más de tres horas, y “solo” para escuchar testimonios, de los que naturalmente -todavía- no son protagonistas.
Pero sí, en un estadio lleno, Martín Migoya, presidente de Endeavor y Co-fundador y CEO de Globant -una joya de la corona en materia de tecnología- recibió al auditorio con un mensaje alentador e inspirador, pero no menos desafiante.
Con una convicción admirable destacó el talento que hay en la Argentina y la necesidad imperiosa de cultivarlo con una preparación adecuada. Estudiar, saber idiomas, desarrollar el pensamiento crítico, animarse a desafiar a chat gpt con ideas propias. Al fin y al cabo, según sus palabras, es sólo una máquina que produce texto.
Dijo también que emprender es casi una necesidad, una herramienta transformacional para el futuro. Que no hay que tener miedo a equivocarse, que hay que seguir, conquistar el mundo. Y como para terminar de convencer a aquel incrédulo del que hablábamos, cerró asegurando que le entusiasma el futuro y que es el momento de los jóvenes.
Luego hubo tiempo para que la gente de Google, siempre convocante, presentara su oferta de cursos en línea, cuestión que recibió muestras de especial interés por parte de los chicos.
Sin dudas, Pier Paolo Barbieri fue otro de los que picaron en punta en esto de captar la atención. Este joven de 37 años, estudió becado en Harvard, Historia y Economía, completando en Cambridge su formación de posgrado. Fundador de la plataforma financiera digital UALÁ, nadie se atrevería a negarle un lugar en el podio de los emprendedores. Vale la pena, sin dudas, escucharlo y tomar nota de lo que piensa y cuenta.
Con frases como “la vida es demasiado corta para vivir lo que otros quieren de vos”, invita a darse tiempo para encontrar los sueños. Él, Pier Paolo, encontró su camino a los 28 años. Hoy su empresa tiene diez millones de clientes y mil quinientos empleados. Está convencido que lo realmente nos diferencia no son las ideas sino el estudiar, trabajar y sacrificarse. Tiene como ejemplo a Lionel Messi. De él rescata el trabajo, el esfuerzo y el respeto.
Propone estudiar lo que cada uno elija, no importa qué: “lo que marca la diferencia es aprender a pensar”. Hay demasiada información, dice, y sólo el pensamiento crítico permite aprender a discernir, a evaluar, a elegir. Hay que entender cómo funcionan los argumentos, los puntos de vista de los otros, enriquecerse con lo valioso y desechar lo que no sirve. Por último, y con una convicción tan firme como honesta, convoca “Hagan lo que hagan, háganlo en la Argentina, hoy hay oportunidades, hay talentos, podemos ser el centro del mundo”.
Franco Colapinto, hoy esperanza del mayor nivel del automovilismo, no pudo estar presente, pero dejó un mensaje grabado apelando al esfuerzo, al compromiso, al respeto y al trabajo.
La historia de Tomás Machuca, fundador y CEO de Fenikks fue particularmente interesante. Proveniente de una familia humilde de un barrio de las periferias de la ciudad de Rosario, su sueño de siempre fue ser jugador de fútbol. Pero como en tantos otros casos, no lo logró. Podría decirse que de ahí parte una historia que tiene algo de fantástica, una versión vernácula del sueño americano. Tomás no tenía dinero para comprarse canilleras, esa protección plástica que utilizan los jugadores de fútbol en las pantorrillas. Con mucho de imaginación y otro tanto de habilidad, cortó un balde plástico que estaba arrumbado, y con un secador de pelo, le dio la forma.
La historia abreviada dice que vio un negocio en esto, y con mucho esfuerzo y fruto de mucho trabajo y ahorro, compró entonces unas máquinas que, colocadas en su cuarto, hacían parte del proceso de producción, entonces incipiente, de las canilleras en cuestión. El negocio fue creciendo pero el acceso a la materia prima se transformó en un problema. En homenaje a la síntesis se podría decir que finalmente Fenikks se hizo de los desechos plásticos de las tapas de bebidas en envases pet.
Hoy es la marca elegida por varios equipos importantes del fútbol argentino y se transformó en una empresa que no sólo tiene un enfoque sustentable sino también de inclusión social; no sólo distinguida por varias instituciones nacionales sino también por la UNESCO.
Otro testimonio destacado fue el de Valentín de Antonio, quien junto a Lorenzo Marquesini, -ambos no llegan a los veinte años- desarrollaron una plataforma digital para que los estudiantes en edad escolar puedan hacer una denuncia primaria sobre situaciones de violencia o cíber acoso. ¿Qué decir de un emprendimiento destinado a una situación tan compleja? Sobran palabras.
Para cerrar, Melina Caporaletti presentó su MoviGo, un desarrollo de transporte seguro para estudiantes universitarios; y Federico Robello, Guchini, un emprendimiento gastronómico tan particular como su modo de contarlo.
Pero habría tiempo todavía para distenderse un poco. Fue el momento de Nicki Nicole, una cantante y compositora por la que el estadio entero aplaudió y alentó hasta el cansancio. Nicki no cantó, pero dejó un mensaje valioso: “sean ustedes mismos, tengan fe en lo que son capaces de hacer, tengan amigos, trabajen en equipo, cuiden a sus familias”.
¿Quién pudiera volver a los diecisiete?