Equidad y desarrollo sostenible
Minería y mujeres: inclusión y desafíos de un sector en transformación
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La participación femenina en minería creció un 3,7% entre 2017 y 2022, sumando más de 1.700 nuevas trabajadoras.
La minería argentina atraviesa un proceso de cambio cultural profundo. En el Tercer Congreso Argentino de Geología Aplicada, celebrado en la UTN Regional Córdoba, la geóloga mendocina Marita Ahumada y la psicóloga María Alejandra Jerez presentaron el trabajo “La industria minera, un lugar de oportunidades para la mujer”, donde plantearon que el sector puede convertirse en motor de inclusión laboral femenina si se orienta con responsabilidad y perspectiva de género.
Ahumada subrayó que la minería “puede ser un espacio de desarrollo profesional y personal si se construye con participación comunitaria y equidad”. Según datos de Women in Mining (WIM), entre 2017 y 2022 el empleo femenino en minería creció un 3,7%, lo que significó la incorporación de más de 1.700 mujeres incluso durante la pandemia.
Lejos de ser una actividad exclusivamente técnica, Ahumada destacó el valor social de la minería como generadora de empleo de calidad en regiones donde las oportunidades son escasas. Su propuesta se enmarca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, que promueven trabajo decente, igualdad y reducción de desigualdades.
Un eje central del encuentro fue el papel de WIM Argentina, que desarrolla redes de mentoría, capacitaciones y espacios de apoyo para mujeres que inician o fortalecen sus carreras en la industria. Ahumada resaltó que estas redes “han sido esenciales para sostener trayectorias en un ambiente históricamente masculinizado”.
El informe también reveló una deuda educativa: la falta de formación en minería y carreras STEM limita el acceso femenino a los empleos técnicos mejor remunerados. Un estudio de WIM Argentina y Poliarquía Consultores (2025) indicó que hasta el 74% de los encuestados considera insuficiente la oferta académica vinculada al sector.
Otro desafío central es la conciliación entre vida laboral y familiar. Muchas mujeres abandonan sus puestos no por falta de interés, sino por la ausencia de redes de cuidado y la rigidez de los sistemas laborales. Se plantean políticas de licencias parentales equitativas, espacios de lactancia y esquemas flexibles que permitan sostener la maternidad en entornos mineros.
Ahumada y Jerez también pusieron en valor las habilidades blandas —resiliencia, empatía, comunicación y liderazgo— como claves para el trabajo en campamentos y equipos diversos. Estas competencias, aseguraron, potencian la convivencia y reducen conflictos en entornos exigentes.
Las proyecciones indican que la minería será uno de los sectores con mayor crecimiento en los próximos diez años, impulsado por el litio, el cobre y el oro. En ese contexto, la inclusión femenina es también una cuestión de competitividad: incorporar diversidad de talentos fortalece la innovación y la sostenibilidad.
“La minería también es una oportunidad para las mujeres”, concluyó Ahumada. Una frase que sintetiza una transformación en marcha: la de un sector que empieza a mirar su futuro con rostro de mujer.

