Champions League
Luis Enrique y el triunfo de lo colectivo: un PSG arrollador sin Mbappé

Actuario. Experto en estrategia.

Sin Mbappé, el PSG mostró su mejor versión bajo la conducción de Luis Enrique, imponiéndose con movilidad, presión y juego colectivo ante un Inter rígido en la final de la Champions.
La final de la Champions dejó una lección táctica y estratégica: al amalgamar las características de los jugadores con ambos conceptos la totalidad colectiva es más que la suma de las individualidades. El Inter, fiel a su esquema 3-5-2, llegó nuevamente a una final sin jugar con línea de cuatro, desafiando las tendencias de los equipos más poderosos. Sin embargo, el París Saint-Germain, con un planteo dinámico y colectivo, expuso las limitaciones de la propuesta nerazzurra y dominó de principio a fin.
Desde el saque inicial, PSG marcó su intención. Un balón enviado directamente al lateral puso a Dumfries en una posición retenida y activó la presión alta. La idea era clara: cortar los despegues del carrilero, una pieza clave del Inter en su esquema tradicional. Sólo Holanda en el último mundial llegó a cuartos de final entre los equipos que jugaron con carrileros precisamente por contar con esa pieza clave que permite cumplir ese rol tan desafiante en el fútbol actual.
Por otro lado, si no se cortaba el circuito al inicio y había que manejar la pelota desde el mediocampo, el PSG predisponía un mediocampo con Vitinha de eje acompañado por Fabián Ruíz más en la construcción y Neves más suelto (tal como cuando en Argentina Enzo es eje, De Paul arma más y Mac Allister se suelta). Como si fuese poco, PSG también cuenta con delanteros veloces para contragolepar si el recupero de pelota en cerca de su área propia con el rival desprotegido. Es decir, el equipo reúne la capacidad de pressing alto, tenencia de pelota y contragolpe veloz.
La movilidad fue la clave del ataque francés. Dembélé arrancó como falso nueve, intercambiando constantemente posiciones con Doué que partía desde la derecha, quedando Kvaratskhelia más fijo por izquierda para prestar mucha atención a Dumfries. Ante esta situación, sin referencias fijas, a Di Marco (el carrilero izquierdo del Inter) le costó hacer pie en dicho sector, y justamente con una diagonal de Doué el PSG desarticuló el bloque de los italianos y golpeó rápidamente.
A los doce minutos Hakimi abrió el marcador, y poco después, una contra fulminante llevó al segundo gol. El primer tiempo me hizo acordar al de Argentina vs Francia del mundial 2022, por la rareza de encontrar tanta superioridad en una final, y por cómo con mejor fluidez de juego Argentina abrió el marcador y como luego en una contra letal también marcó el segundo.
El Inter intentó reaccionar en el segundo tiempo, pero sus cambios no surtieron efecto. Di Marco, superado por la alternancia ofensiva del rival, dejó el campo a los ocho minutos, y tras los varios cambios de Inzaghi, casi inmediatamente, el PSG sentenció el partido con el tercer tanto y dejó claro que la superioridad era indiscutible.
Lautaro, disminuido físicamente, apenas pudo influir en el encuentro. El Inter, falto de chispa y rebeldía, se vio superado en todos los aspectos de principio a fin. Kvaratskhelia tuvo su premio con el cuarto gol y finalmente sobre el final llegó el quinto que selló una victoria categórica del equipo de Luis Enrique.
Tal como quedó demostrado, la salida de Mbappé fortaleció desde lo colectivo al PSG quedando expuesta su identidad colectiva y en una táctica que potenció cada engranaje del equipo. En cambio, el Real Madrid con su incorporación no logró plasmar un juego colectivo a la altura de sus estrellas. Cabe recordar que justamente su figura en la temporada anterior, Vinícius, juega habitualmente en un rol similar al que jugó mayormente en su carrera el francés, partiendo desde la izquierda en ofensiva y esta superposición implicó que Kylian juegue más de 9 en la temporada. Por supuesto, al ser una bestia, y además al enfrentar habitualmente rivales muy menores en los individual, Mbappé convirtió una gran cantidad de goles.
El punto no está en el análisis de su desempeño sino en que desde lo colectivo su inclusión cambió el plan de juego. Al mantenerse Rodrygo en el equipo en general hubo un volante menos y de esta manera con un 4-3-3 más marcado al Madrid le costó disputar los partidos decisivos desde el mediocampo. Es que, insisto, no siempre agregar a una estrella top mejora a un equipo, así como a veces quitar a una gran individualidad por un jugador más acorde a lo colectivo sí lo hace. Esta final demostró esta premisa de una manera rotunda, dejando clara la importancia del estudio táctico y estratégico de los partidos y su consecuente aplicación a partir de jugadores con las características adecuadas para ejecutar el plan.