Los Pumas son el mejor equipo del año

Esta es una columna de opinión. Y como toda opinión, está viciada de subjetividad. Aunque esta imparcialidad es colectiva y no únicamente personal. Es que en el mundo del rugby hay muchos que piensan lo que dice el título de estas líneas: que Los Pumas son el mejor equipo del año.

No es fácil explicar qué significa “mejor”, ya que es un adjetivo que no es fáctico sino que depende de la mirada de cada uno. Según su definición, “mejor” significa ser “superior a otra cosa”. Y eso fue el seleccionado argentino de rugby en este 2025: superior a otros. E incluso a sí mismo.

Ser superior no siempre se traslada a ganar. Ser superior puede significar muchas otras cosas que después de los 80 minutos no se ven en el resultado, que es lo primero que uno mira cuando busca para atrás para hacer este tipo de balances.

En este 2025, Los Pumas jugaron trece partidos, con seis triunfos y siete derrotas. Le ganaron a los British & Irish Lions, a Uruguay, a los All Blacks, a Australia, a Gales y a Escocia. Cuatro fueron como visitantes. Esto es un hecho irrefutable. Por tercer año consecutivo lograron seis victorias, en un claro mensaje para el planeta ovalado. Esto no es una “rachita”. Es una realidad. Una mejora. Un crecimiento sostenido.

¿En dónde se ven esas mejoras, entonces, para sostener lo de “mejor equipo del año”? En los aspectos de la semana, por ejemplo. Esa preparación en la que se decide quiénes entran a la cancha, cuál es el plan de juego, cuál es el objetivo de cada test match más allá de ganar. El ojo del head coach Felipe Contepomi es la clave en este aspecto, acompañado de su staff. Lograron hacer funcionar las piezas en cada momento, incluso rotando nombres en diferentes puestos. Hay recambio de nivel, algo que hace unos años no pasaba.

Nombres como Justo Piccardo, Gerónimo Prisciantelli o Tomás Rapetti han sido parte de esta generación nueva de Pumas, “jugadores revelación” en esta temporada. Lucir el puma en el pecho y estar a la altura de los más experimentados.

Ver el impresionante desempeño de Marcos Kremer tackleando todo lo que pasa cerca, Santiago Carreras —ahora sí asentado como fullback, pero brillando cuando tuvo que ser apertura—, Santiago Chocobares como jugador de impacto por el centro de la cancha o Julián Montoya comandando a los forwards seguro contagia a las nuevas camadas.

Destrezas individuales que se afilan cada vez más. El compromiso con la idea que crece en cada entrenamiento. La unión del grupo en busca de un objetivo. Todo eso potencia a cada jugador, lo que deriva indefectiblemente en un mejor equipo. Dejar la camiseta más alto que donde la recibieron.

El ataque de Los Pumas es uno de los más completos del mundo ovalado. Hay dinámica, variantes, atrevimiento. Mucho más elogiable se hace si tenemos en cuenta que el ADN del rugby argentino siempre fue la defensa. Ahora se lastima no solo con la entrega, sino también con la pelota en la mano.

De inteligencia. De confianza. De estar más preparados. También de eso se trata. De tener más herramientas para enfrentar las adversidades. Como ir perdiendo 21-0 con Escocia y reponerse para dar vuelta el resultado. De poner contra las cuerdas a Inglaterra tras ir en desventaja 17-0. O no bajonearse por hacer un pésimo segundo tiempo en un partido contra los Springboks. Estos Pumas creen en sus armas, en sus ideas, en su potencial.

Hay cosas para mejorar. Siempre. La perfección no existe. Ya ni los All Blacks la tienen. Pero que la vara esté cada vez más alta marca un crecimiento. Que el resto de los seleccionados ven. Con preocupación. Ya no les da lo mismo jugar contra Los Pumas, sextos en el ranking mundial y que serán cabeza de serie en la Rugby World Cup 2027.

Aunque World Rugby no haya nominado a ningún argentino a mejor jugador de 2025 y tampoco haya elegido a ninguno de los nuestros en el equipo ideal de la temporada, Los Pumas son el mejor equipo del año. Subjetividades al margen.