Córdoba
La Universidad de Río Cuarto reconoció el legado del Papa Francisco
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La ceremonia reunió a autoridades y referentes religiosos.
La Universidad Nacional de Río Cuarto realizó una ceremonia cargada de emoción ecuménica para otorgar el Doctorado Honoris Causa “in memoriam” al Papa Francisco. El Aula Mayor se colmó de autoridades académicas, referentes de distintos credos, organizaciones sociales y miembros de la comunidad, en un encuentro que combinó homenaje, reflexión y un profundo sentido de unidad.
Desde el inicio, la rectora destacó que la figura de Francisco dejó una marca decisiva para la universidad pública. Subrayó su mirada humanista de la educación, vinculada al bien común, la justicia social y la solidaridad intergeneracional. Señaló además que esta distinción reconoce una enseñanza que continúa interpelando, incluso después de su muerte.
La vicerrectora Nora Bianconi retomó esta idea y remarcó el peso institucional de la decisión del Consejo Superior, que aprobó por unanimidad tanto el reconocimiento como la creación de una cátedra dedicada a su pensamiento. Recordó que su humildad, su vocación ecuménica y su compromiso con los más vulnerables representan valores que siguen siendo urgentes en un mundo atravesado por tensiones y fragmentaciones.
El titular de la Pastoral Universitaria, Carlos Juncos, destacó la coherencia entre las palabras y los gestos del Papa, una característica que —dijo— lo convirtió en referencia ética y espiritual más allá de los límites de la Iglesia. En la misma línea, el obispo Adolfo Uriona afirmó que su pontificado “marcó un antes y un después” por su apertura, su mirada universal y su defensa constante de la dignidad humana.
Entre quienes siguieron la ceremonia y reflexionaron sobre su importancia se encuentra Federico Wals, quien trabajó muchos años junto a Francisco y mantuvo con él un vínculo personal estrecho. Para Wals, el carácter unánime de la distinción tiene un valor excepcional. Señaló que se trata de un hecho histórico: una universidad pública nacional que decide, por consenso total, distinguir a un Papa cuyo impacto trasciende lo estrictamente religioso. “A veces se cree que su influencia se limita a lo católico —afirma—, pero esta decisión demuestra que su palabra sigue interpelando a todos.”
Wals también valoró la decisión de crear una cátedra dedicada al pensamiento y al legado del pontífice. Considera que una universidad pública que ofrece un espacio académico para estudiar sus escritos y su enfoque humanista “está apostando a la construcción de comunidad, al diálogo y a la formación integral”. Y retomó una expresión que Francisco repetía con frecuencia: “Hagamos lío, pero dejemos todo ordenado”, una fórmula que —dijo— resume su invitación a transformar la realidad sin destruirla, a mover estructuras sin perder el sentido de responsabilidad colectiva.
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El momento más emotivo de la ceremonia estuvo en manos de José Ignacio Bergoglio, sobrino del Papa, quien recibió el diploma en representación de la familia. Conmovido, recordó la cercanía, la sencillez y la coherencia de su tío, y compartió una historia personal reveladora: explicó que lleva el apellido de su madre porque su padre biológico lo rechazó dos veces, por lo que adoptó el apellido materno como acto de identidad y agradecimiento. También evocó las últimas conversaciones que mantuvieron, centradas en la preocupación del Papa por la guerra y el sufrimiento de los pueblos. En uno de sus últimos encuentros le anunció que iba a convertirse en padre, razón por la cual su presencia junto a su hija de dos meses otorgó un simbolismo especial al acto.
El decano de la Facultad de Ciencias Humanas, Cristian Santos, impulsor de la iniciativa, recordó que la propuesta surgió hace un año entre docentes, nodocentes, estudiantes, graduados y el padre Juncos. Señaló que la muerte de Francisco encontró al proyecto ya avanzado y que el doctorado adquirió entonces un valor doble: homenaje y compromiso institucional. Rescató también la enseñanza de los “tres lenguajes” —cabeza, corazón y manos— e invitó a superar los vicios del academicismo, el desánimo y la desconexión con la realidad, proponiendo mirar desde las periferias, como planteaba Francisco.
La distinción fue aprobada por unanimidad y reconoció también su liderazgo global en iniciativas como la Economía de Francisco, el Pacto Educativo Global y el Llamamiento de Roma por la Ética de la Inteligencia Artificial, que impulsan la justicia social, el encuentro y la sostenibilidad.
La ceremonia concluyó con el anuncio de la Cátedra Abierta sobre el Legado del Papa Francisco, que comenzará a dictarse el próximo año. Allí se abordarán sus encíclicas, su pensamiento social y su aporte humanista desde una perspectiva interdisciplinaria y abierta a toda la comunidad.
La UNRC no solo honró la memoria de Francisco: asumió el compromiso de mantener vivo su legado en la enseñanza, la reflexión y la acción pública que impulse hacia adelante.

