Valores que nos guían
La promoción de la dignidad humana, un compromiso común

Directora de Culto del GCBA
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El programa de los 1000 días en Buenos Aires marca un hito en la defensa de la vida desde su inicio.
En los debates actuales sobre el rumbo de nuestra sociedad, pocas cuestiones resultan tan decisivas como lo que conlleva a la dignidad humana y el primer derecho que es al de la vida. No son temas abstractos ni lejanos: atraviesan nuestra vida cotidiana, nuestras comunidades y nuestro futuro común. Hablar de dignidad humana y de vida es hablar de valores, de derechos y de la manera en que queremos construir un país más justo y humano.
Como Directora General de Cultos de la Ciudad de Buenos Aires, estoy convencida de que estas discusiones deben enmarcarse en el respeto a los derechos fundamentales y en el reconocimiento de los pilares que son esenciales para el futuro. La defensa de la vida no es solo una postura moral o religiosa: es, ante todo, una causa vinculada a los derechos humanos así como lo es el derecho a la Libertad Religiosa. La vida es el primer derecho, el que sostiene a todos los demás. Relativizarlo debilita todo el sistema de derechos. Hablar de vida significa hablar de dignidad, de igualdad y de justicia.
En este camino, la familia ocupa un lugar central. es un concepto que no debemos dejar de lado más allá de sus diversas formas, ya que sigue siendo el primer espacio de cuidado, transmisión de valores y contención. Por eso, es una de las responsabilidades del Estado generar condiciones que fortalezcan a las familias como célula primera de la sociedad, motivo por el cual protegerla significa cuidar el propio futuro.
En esa línea, la Ciudad de Buenos Aires dio recientemente un paso histórico con la puesta en marcha del Protocolo de Acompañamiento de la Embarazada en Situación de Vulnerabilidad, conocido como programa de los 1000 días. Es una política pública pionera en el país que busca garantizar que ninguna mujer atraviese sola un embarazo y que cada niño pueda crecer en un entorno de cuidado. Con financiamiento, equipos profesionales y el compromiso de organizaciones de la sociedad civil, la Ciudad se convirtió en el primer distrito en implementar un modelo integral que incluye asistencia médica, apoyo psicológico, ayuda alimentaria y orientación social y laboral para las familias. Esta iniciativa, impulsada por el Jefe de Gobierno Jorge Macri, marca una clara decisión de fortalecer la vida desde su inicio y brindar herramientas concretas para que las familias se desarrollen plenamente.
Al mismo tiempo, es fundamental dar voz a las comunidades de fe. Nuestra Ciudad es plural y diversa, pero todas las religiones comparten algo en común: una profunda valoración de la vida y un compromiso con el cuidado de las personas y las familias. Su aporte enriquece el debate público porque introduce una dimensión muchas veces relegada: la esperanza. Además, las comunidades religiosas son espacios de contención y ayuda concreta a quienes atraviesan situaciones de vulnerabilidad. Escuchar su voz es también reconocer a quienes sostienen a otros con generosidad y servicio y sumarlas en fundamental a la hora de elaborar y llevar a la práctica las políticas públicas. Son ellas las que están día a día, en el primer frente, acompañando muchas veces las situaciones de riesgo y mayor vulnerabilidad, creando lazos de confianza y escucha. Por esto creemos que es junto a ellas como debemos trabajar en tantas temáticas que atraviesan el desarrollo de la persona: embarazo y primeros cuidados, adicciones como la ludopatía, gente en situación de calle, cuidados paliativos, solo para mencionar algunas.
Hablar de la dignidad de la persona, de la vida y de la familia es hablar de presente y de futuro. Es una responsabilidad colectiva que no admite indiferencia. Como sociedad, debemos animarnos a cuidar lo esencial: el valor de cada vida humana y el rol insustituible de la familia en el desarrollo de las personas y la comunidad.