#CASTA
La Casta: un mal necesario para nacer, ganar, gobernar y reelegir


Empresarios, jueces, políticos y una guerra cultural donde Javier Milei busca un cambio de paradigma casi en soledad.
Alguna vez conversando con Javier Milei me dijo que no le interesaba tener teléfonos de jueces ni adelantarse fallos, que no creía en eso y que la justicia y la política no tenían que rozarse. Quedé atónito, mientras apuraba un americano en Tabac y el mozo me preguntaba qué hacía hablando con Javier Milei. Yo estaba acostumbrado a escuchar políticos y jueces hablando de minas, hoteles, whisky japonés y vinos españoles que comparten las castas mutuas en esos lugares que nadie, o casi nadie, saben que existen. Entendí entonces que había un sujeto en búsqueda de cambio el paradigma desde lo cultural. Es decir, un loco en ese entonces.
Javier Milei me explicó entonces su teoría de la división de poderes. Creo en su honestidad, ahora bien, los que integan La Libertad Avanza, ¿piensan lo mismo? Diego Santilli es tal vez uno de los dirigentes con más cintura de la Argentina. Logró militar el peronismo de Palito Ortega para desembocar en las huestes de Propuesta Republicana con su amigo y socio Cristian Ritondo. Hoy con la cara pintada de violeta son más liberales que el propio Milei. Ambos tienen relación directa, diaria, de amistad y confidencia con los jueces del fuero federal. ¿Implica que cambia Milei, cambiaron ellos o no cambio nadie? Amor borgeano, necesidad de sobrevida, cambio de paradigma, todo junto o nada de todo eso.
En 2021 Javier Milei avisó que venía con todo. Se juntó con pocos, entre otros con la actual vicepresidente Victoria Villarruel, que empezaba a afilar el cuchillo artero con el que intenta golpearlo ahora. La Casta los recibió encantados y los sentaron a la mesa. Milei de antemano se despegó y no quiso nunca ni enterarse de ciertas cosas, tiene una premisa básica de incorruptibilidad que todos le reconocen. Empezó así entonces La Libertad Avanza contra la corrupción pero nutriéndose de algunos ex miembros de la gran opacidad nacional que integra el sistema político.
Pasaron cuatro años, La Libertad Avanza sigue sin dirigentes ni territorio en la mayoría del país, es una realidad y es lógico: parieron un espacio político en un ecosistema de partidos absolutamente roto y desde los escombros edificaron con lo que pudieron en 2023 para ser Gobierno en lo que fue el armado más precario y exitoso que se tenga memoria. Sin partido, ni dirigentes, ni grandes financiamientos, mucho menos con cajas de gestiones ni inauguraciones pomposas: lograron que lo imposible sea realidad. Chapeau. Ahora bien, ese tren vino cargado de éticos, honestos y formados; y todo lo contrario. Es así. La Casta se combate desde adentro con perdigoneo en pequeñas dosis, Ernesto Guevara estaría orgulloso con este foquismo liberal que ataca al sistema sin pausa.
Javier Milei no tiene idea ni le interesa saber cómo se cocina el armado bonaerense. Son esas tardes donde la política o el diablo meten la cola. Donde aparecen fiscales de abajo de las baldozas, otros ya cobraron y desaparecen, boletas electorales se prenden fuego, las urnas se clonan, otras se queman, otras se caen al rio y algunas desaparecen. Eso es parte de lo que la mala Casta hace los domingos de elecciones entre las seis de la mañana y las doce de la noche. Militantes y punteros con facas, con pistolas en la cintura, amenazas de muerte y secuestros de DNI. Balzas que cruzan fronteras entre disparos, colectivos desviados y clonación de urnas en baúles de autos que aparecen de repente. Argentina 2025, eso está vigente y funciona como un reloj suizo, pero con ética de dictador africano.
El armado bonaerense y sus cuestiones, los hermanos Milei lo delegan en el converso Sebastián Pareja, quien tras militar y asesorar a Carlos Menem con pasión, dejó de ser macrista para volcar todo su recorrido de diverso pelaje político y su injerencia en la populosa tercera sección electoral a servicio de las ideas de Alberdi. Es especialista en la Tercera Seccion, allí donde el Peronismo no hace agua y gana a pesar de la crisis. Ahora bien, los servicios de Pareja incluyen nombres, métodos y lugares que la Casta pone a disposición para que la revolución liberal siga su curso. Otra incógnita: ¿es la casta la que cambia para bien y da por terminadas ciertas tropelías de antaño o el liberalismo el que se acomoda para maridar con el mal? Chi lo sa.
Hay una primera incógnita interesante para detenerse: ¿Hay castas buenas y malas? En el armado de La Libertad Avanza hay dirigentes que fueron candidatos de Cristina Kirchner, de Mauricio Macri, de Sergio Massa y del peronismo disidente. Es una verdad no discutible. Ahora bien, ¿eso invalida que puedan ahora construir desde otro lugar, con honestidad intelectual e impronta liberal? O muy por lo contrario, son estos miembros de la Casta los que contaminaron el sendero pulcro que pretenden los hermanos Milei.
En Merlo, Eduardo Varela militó en la vieja UCEDÉ cuarenta años atrás. Después se dedico a su rol empresario y volvió a meterse en política, coqueteando con Sergio Massa y el PRO posteriormente. Un día nació Milei y Varela se enroló rápidamente y se pintó de violeta entero. Ahora bien, este leading case permite discernir: ¿Varela es Casta? ¿Varela es justamente un dirigente que en cuanto vio valores liberales se tiró de cabeza y entonces es lo que corresponde?
La Casta es parte del ADN nacional. Lo son los sobrinos de camaristas refugiados en la SIGEN y AGN, esos sos eternos receptores de familiares con crisis existencial. Lo son la legislatura bonaerense, esa caja que aterra a la justicia y cobija la corrupcion periodística y empresaria por igual. Son las castas que se sientan a la mesa a compartir ese ágape nutrido de impuestos y que nunca nadie piensa reclamar. Tampoco LLA bonaerense hasta ahora.
Sin la Casta, LLA no podría tener actos, reimpresión de boletas para evitar fraude, dinero para organizar recorridas, banners, pancheras o pecheras, todo es plata, y esa plata se genera a través de la Casta. Es la Casta la que costea viajes, pasajes, estadías y estadios. Se financia con la Casta, con la organización de un estado bonaerense corrupto que el Peronismo diseñó a su piacere y del cual se sirvieron todas las fuerzas políticas mediante acuerdos que nunca se van a ventilar.
La Casta habita LLA con cierta comodidad. Sabe que la necesitan, sabe que es indispensable, pero a la vez sabe que más tarde que temprano, Javier Milei va a buscar exterminar lo que no considere puro. El desafío será entonces diagnosticar la diferencia entre un sapo gigante, grande, mediano y chico para saber cuál hay que digerir para avanzar.