Masacre familiar en Villa Crespo
La carta, los medicamentos y la escena del horror en Villa Crespo

Cartas, celulares, cuchillos y psicofármacos: las claves del crimen que estremeció a Villa Crespo.
Entre cuchillos, celulares, una notebook y una hoja escrita con tinta negra y rastros hemáticos, la Policía Científica intenta reconstruir el crimen que dejó sin vida a un padre y sus dos hijos. Las pistas apuntan a un brote psicótico severo de Laura Leguizamón.
La escena del crimen en el departamento de la calle Aguirre al 200, en el barrio porteño de Villa Crespo, todavía conmueve por su brutalidad y por los indicios de un deterioro mental extremo. Laura Fernanda Leguizamón, de 51 años, asesinó a su esposo Adrián Seltzer (53) y a sus hijos Ian (15) e Ivo (12), antes de quitarse la vida. Ahora, los peritos de la Policía Científica buscan entender qué llevó a esta mujer al límite, y los elementos recolectados en el lugar podrían ser clave para responderlo.
Entre los objetos secuestrados, se hallaron varios cuchillos, teléfonos celulares, una notebook, una hoja A4 cubierta con sangre y rastros hemáticos distribuidos en distintas áreas del departamento. Pero lo que más intriga a los investigadores es el manuscrito que Leguizamón dejó sobre la mesa de la cocina. Escrito en tinta negra, con caligrafía temblorosa y frases fragmentadas, el texto revela un estado mental profundamente alterado.
“Fue mucho. Los amo. Lo siento.” Así comienza la carta, seguida por otras frases sueltas como “Íbamos a la calle”, “Con lo que íbamos a pasar” o “Todo mal, muy perverso”. La palabra “calle” aparece parcialmente cubierta por una mancha de sangre. En el margen inferior, un mensaje llama la atención de los peritos: “Mi tel es ‘L’”, lo que se presume alude al patrón de desbloqueo de su celular. También se sospecha que los laterales del papel contendrían claves de acceso a los teléfonos de los otros miembros de la familia.
Los peritos caligráficos trabajan con ese manuscrito para confirmar su autoría. Se secuestraron carpetas escolares de los chicos y una lapicera con la esperanza de levantar huellas digitales que permitan certificar que fue Leguizamón quien escribió esas líneas crípticas.
En paralelo, el hallazgo de psicofármacos refuerza la hipótesis de un brote psicótico. La Policía Científica incautó una caja de sertralina Rospaw 50 mg, un antidepresivo comúnmente recetado para tratar ansiedad y depresión, y otra de olanzapina Midax 10 mg, un potente antipsicótico indicado en cuadros de esquizofrenia, trastorno bipolar y depresiones severas. Ambos medicamentos indican un tratamiento activo y reciente de un cuadro psiquiátrico complejo.
Fuentes del caso confirmaron que la mujer se encontraba bajo seguimiento médico, algo que ya había sido declarado por su hermana y corroborado por la empleada doméstica que encontró los cuerpos.
Mientras la comunidad de Villa Crespo intenta asimilar lo ocurrido, la Justicia trabaja contrarreloj para reconstruir los últimos días de Laura Leguizamón y comprender qué pudo haberla empujado a cometer un acto tan devastador. La carta, los medicamentos, los objetos recolectados y la escena misma del crimen se han convertido en piezas de un rompecabezas doloroso, cuya resolución parece cada vez más ligada a una crisis de salud mental profunda.