Entrevista
Gonzalo Santamarina: "Sostener el legado, la cultura del trabajo"


Dirigente liberal de Tandil y descendiente de Ramón Santamarina, empresario inmigrante que inició la empresa familiar.
Hace más de 150 años desembarcó Ramón Santamarina al puerto de Buenos Aires. Huérfano, con ocho años, un suicidio paternal frente a sus ojos y la cultura de trabajo lista para empezar. Trabajó sin pausa, empujó bueyes embarrados, viajo años en carreta, hizo transporte de Tandil a Buenos Aires y aprendió mucho. Hoy Santamarina es parte de la Casta del bien, una familia, una empresa, una estancia con historia y un legado y un propósito de sostener la filosofía del esfuerzo que permite soñar con seguir creciendo. Gonzalo Santamarina es tataranieto, milita las ideas de Javier Milei y encabeza el espacio político en Tandil. Sueña con la revolución violeta en la pujante ciudad que mezcla tecnologia, agro, industria, polo universitario y naturaleza como pocos lugares en el mundo.
Pedro Paulin: Cuando uno piensa en el apellido Santa Marina, yo hablo de la casta del bien. De un tipo que que vino de de Orense, España, y que en 1860 llega a esta mágica tandil y de empujar carretas a forjar un imperio sin pausa. El apellido Santamarina tiene que ver con la impronta, con la buena leche y el laburo y el legado. ¿Cómo te enteras vos que sos parte de un eslabón de una cadena que viene de antaño y que hoy es una casta en el buen sentido?
Gonzalo Santamarina: El legado de mi tataraabuelo y de sus hijo a nosotros nos llega por tradición oral, es la tradición de la familia, que fue pasando las anécdotas, pasando los acontecimientos históricos y nos lo fueron transmitiendo. Nos muestran una historia de gran sacrificio, de gran esfuerzo, de superación que empieza particularmente con un hecho trágico, que es que su padre, cuando él tenía ocho años, se suicida en frente de él en el puente de Hércules en la Coruña, y antes de suicidarse le dice “cuidá a tu madre y recomponé mi fortuna”. Había caído en desgracia en la Corte por problema de mujeres y el juego y había sido defenestrado de la Corte del rey Fernando VI y toma esta decisión trágica de quitarse la vida. Él tenía dos hermanos más, y la historia sigue trágica porque se muere su mamá los 6 meses de tristeza, de una depresión. Así Ramón termina en un orfanato donde termina de aprender a leer y escribir y a los 13 años un sacerdote le dice, “Acá no tenés futuro”. Y en el puerto de Vigo le da un doblón de oro, habla con el capitán y va y le dice, “Mira, este este muchacho te va a pagar tu viaje a la Argentina en un barco a vela, trabajando casi como esclavo, eh, dando una mano en el en el barco”. Así cruza durante tres meses el océano y llega acá con una mano atrás. No con fortuna, no acomodado, había dejado de ser alguien si su familia lo fue en España. Y bueno, y desde ahí empieza esta epopeya.
Pedro Paulin: O sea, tu tatarabuelo en realidad es una historia de resiliencia de algo que hoy se mantiene absolutamente.
Gonzalo Santamarina: Totalmente, se termina con un medio de locomoción, con la gloriosa llegada del tren a Tandil en 1883. Él lo empezaba a ver, que se venía el tren y que él tenía que hacer diversificar sus decisiones económicas y bueno, obviamente él había acumulado, había comprado mucha tierra, tierra que hay que verla con el horizonte cultural e histórico de ese momento, tierra que no valía, tierra que la mayoría de los argentinos de ese momento no sabía qué hacer con ella y él de haberla vivido y de haberla recorrido durante 40 años en el viaje en carreta, tenía una idea de qué se podía hacer con esa tierra y empezó a alambrar, empezó a tener ganado, primero lanar, después vacuno. Primero fue el lanar, tenía muchas cabezas de ganado, todo fue forjando una gran empresa, no era el campo el que conocemos hoy, era un campo donde con otro extranjero fascinante de nuestra historia de Tandil que es Juan Fugl, que es el que trae la tecnología del molino harinero, el de la cosecha del trigo y la molienda.
Pedro Paulin: Estamos en un momento en el cual se está refundando la Argentina y venimos de una etapa de mucha estigmatización del empresariado en esta cosa de la casta empresaria, prebendaria de la que hablaba Mauricio Macri cuando llega al poder y dice “Hay que gastarse los mocasines y no andar por los ministerios pidiendo favores”. Llega ahora Javier Milei ¿Cómo ves vos esa impronta de ese nacimiento, de ese legado de ese grupo empresario que forja tu tatarabuelo a hoy? ¿Qué legado deja?
Gonzalo Santamarina: Bueno, básicamente refrendando la cultura del trabajo, es decir, en lo personal nosotros no recibimos herencia, es una familia muy prolífica, en mi generación somos 55 primos hermanos, yo tuve 22 tíos, con lo cual a nosotros no nos llegó la fortuna de Ramón Santamarina. Te diría que ni un peso y realmente lo digo, yo me tuve que hacer de abajo. Mi mamá es una costurera, que aprendió el oficio esto ya por familia materna de la tapicería y la costura, y hoy a esta hora está sentada en la máquina de coser. Mi papá terminó haciendo los presupuestos y las colocaciones de una empresa pyme familiar de cortinas, acolchados y fundas. Yo estudié en la universidad privada, pero me la tuve que pagar con mi trabajo desde el quinto año del colegio porque mis padres me dijeron que no me lo podían pagar. Así que yo tengo el capital social de un apellido, un apellido que viene con toda esa impronta, pero yo me hice de abajo. A nosotros nos quedó un casco lleno de historia, pero no tiene valor económico y somos 100 dueños, tiene un tambo productivo, gracias a Dios, que lo hemos sostenido en esta argentina tan difícil de todos los últimos tiempos, con mucho esfuerzo y que eso mantiene la estructura de ese casco donde está la historia, donde estuvo mi tatarabuelo. No recibí fortuna y no me quejo, pero sí recibí, que para mí lo más importante es que las cosas se ganan con esfuerzo, con mérito, trabajando. Es el gran daño que le hizo el populismo y el kirchnerismo y la Casta estafadora a los argentinos. Y creo que es el gran daño que nos hizo, que fue destruir la cultura del trabajo en un segmento de la sociedad. Y esa es la casta, te diría, la casta que más bronca me da, porque es la casta que sostuvo sus privilegios en nombre del pueblo y a costa del pueblo.
Mira la entrevista entera acá: