Formosa
“Formosa es más que casta: una mafia institucional” El caso de la mujer que denuncia el poder absoluto


Nélida Sotelo describe con crudeza el entramado de poder que domina Formosa hace tres décadas.
Formosa es una de las provincias más pobres del país, pero también una de las más controladas. Desde 1995, Gildo Insfrán gobierna sin interrupciones, con un esquema de poder que trasciende lo meramente electoral: es un sistema político cerrado, clientelar, autoritario y profundamente enquistado en cada rincón de la administración pública. La reelección indefinida, la ausencia de alternancia y la dependencia absoluta del Estado provincial han configurado lo que muchos definen como una “casta” que se reproduce a sí misma y bloquea cualquier posibilidad de cambio real.
En este contexto, hablamos con Nélida Sotelo, una voz disidente que no teme señalar las raíces del problema. Docente y magíster en Ciencias Humanas y Sociales, referente política del espacio Libertad, Trabajo y Progreso, promueve una agenda centrada en la transparencia institucional, la participación ciudadana y el fortalecimiento de los principios democráticos, con un objetivo concreto: terminar con la reelección indefinida en Formosa.
En esta entrevista, Nélida denuncia con firmeza y detalle el entramado de poder que, asegura, ha convertido a la provincia en una cleptocracia funcional al sometimiento social. Desde el adoctrinamiento educativo hasta la persecución mediática, pasando por el vaciamiento de futuro para los jóvenes, su testimonio traza un panorama tan crudo como urgente.
—¿Sentís que en Formosa hay una casta que se mantiene en el poder pase lo que pase?
—En Formosa hay una matriz de corrupción generada, alimentada, construida y sostenida por el gobierno de Insfrán. Con un alto nivel de dependencia del poder estatal. El sector privado está fuertemente vinculado al gobierno a través de empresas proveedoras del Estado pertenecientes a familiares, amigos y funcionarios. No hay concursos de ingreso, ascenso o promoción para empleados estatales, por lo que desde la percepción de los empleados, todos le “deben” el empleo a Gildo.
No existen ONG independientes porque no se otorgan personerías jurídicas a nadie que no sea amigo del poder. Por lo tanto, el modelo de gobernanza está centralizado en el Estado, que en Formosa es Insfrán.
Con respecto a la casta, en 30 años del mismo gobernador se ha fortalecido una red de funcionarios, amigos y familiares que son privilegiados con cargos, negocios y reelecciones indefinidas (ejemplo: Mayans, que es senador desde 2021, y casi todos los intendentes). Esto es mucho más que una casta, es una cleptocracia, una mafia institucional, un deep state o una superestructura parasitaria.
—¿Qué diferencia ves entre la vida de un político formoseño y la de un ciudadano común?
—En la categoría “ciudadano común” tenemos que dividir en dos subcategorías:
a) ciudadano común oficialista
b) ciudadano común opositor
Dicho esto, el ciudadano común vive en la pobreza, con altos costos en los servicios básicos, luz y agua (los que tienen agua de red), porque en gran parte del interior no hay servicio de agua de red y en las localidades donde hay, no en todas es potable. No hay transporte público eficiente. Las comunidades rurales quedan aisladas en épocas de lluvia.
El ciudadano común de la categoría (a) naturaliza la falta de acceso a servicios básicos; el ciudadano (b) protesta en redes, pero cuanto más protesta, menos acceso tiene como castigo, así lo van doblegando.
En cambio, los políticos son los de las casas más lujosas, los que disponen de vehículos 4x4 para circular por los caminos intransitables para los comunes. Los políticos formoseños tienen bienes en el exterior (ejemplo: el ministro Ibáñez en Marsella, Gildo Insfrán en Australia —alguien tiene que investigar esto—) y disponen de todos los bienes del Estado como si fueran propios.
En las comunidades originarias la gente se muere de tuberculosis, y los chicos tienen serios y graves problemas de adicciones (naftean).
—¿Percibís que hay control político sobre los medios, la educación o el empleo?
—No lo percibo: es un hecho. Hay control sobre todo. La educación tiene un alto componente de adoctrinamiento. La prensa opositora es perseguida.
El caso del periodista César Leonardo Fernández Acosta es un ejemplo. FOPEA rechazó la amenaza de acciones judiciales que el funcionario provincial y referente de Derechos Humanos de Formosa inició contra él.
—¿Creés que hay posibilidades reales de alternancia política en Formosa?
—Con respecto a la alternancia y a sus posibilidades... si bien es una causa personal para mí, la veo muy difícil. La matriz de poder y corrupción está muy enquistada y tiene raíces profundas que traspasan la provincia.
Insfrán es el presidente (visible o no) del PJ nacional, y si bien es cierto que no existen argumentos válidos para justificar la reelección indefinida, hasta ahora ningún presidente le puso el cascabel al gato.
Insfrán es todo lo que está mal: tiene aceitados todos los engranajes para sostenerse en el poder. Creo que el gobierno nacional podría tomar la decisión de intervenir la provincia, que es la única forma de romper el esquema. Pero no sé si lo hará, porque en años electorales, para la casta y para los nuevos, todo es negociable, también los valores republicanos.
—¿Te planteaste alguna vez irte de Formosa? ¿Por qué?
—Me fui y volví a mi provincia. Estudié en Corrientes y tengo posgrados en Francia y Estados Unidos.
Volví convencida de que hay que dar batalla para recuperar institucionalidad y garantizar la alternancia en el poder, y evitar la trampa de la ley de lemas, hoy vigente.
Mi hija mayor está estudiando en Beijing y la menor espera terminar la universidad para irse del país. La diferencia entre ellas y yo es que yo me fui deseando regresar para servir a mi Patria. Ellas crecieron viendo mis batallas en Formosa y no tienen ganas de quedarse o regresar.
Mi tesis de maestría es sobre los jóvenes que se van del campo a la ciudad y a otras provincias. Es un tema que me conmueve mucho. En Formosa les robaron la posibilidad de soñar con un futuro distinto y mejor. Ruego a Dios que la falta de fe y esperanza no se expanda al resto del país.