Producción agrícola y sustentabilidad
FERTILIZAR AC Campaña 2025/6 cerrar la brecha con más nutrientes

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FERTILIZAR AC advierte que Argentina repone solo 40% de los nutrientes que exporta y urge a mejorar la fertilización.
En el marco de la campaña agrícola 2025/26, FERTILIZAR Asociación Civil volvió a encender las alarmas sobre un problema estructural de la agricultura argentina: la brecha de rendimiento que separa el potencial productivo de los cultivos de los resultados reales obtenidos en el campo. Según la entidad, gran parte de esa diferencia no se explica por el clima ni por la genética, sino por un manejo insuficiente de la nutrición de los suelos y una baja adopción tecnológica en fertilización.
La advertencia se dio durante una jornada realizada el lunes pasado en el marco de la “Gira Fluvial”, que recorrió las terminales portuarias del Río Paraná. Allí, periodistas y referentes del sector pudieron dimensionar el volumen de nutrientes que se exportan cada año en forma de granos, sin una reposición adecuada en los suelos.
Nutrientes que se van en cada barco
“Cada embarque refleja no solo granos exportados, sino también nutrientes que el suelo pierde y que debemos reponer”, señaló Roberto Rotondaro, presidente de FERTILIZAR AC. La frase resume el núcleo del problema: Argentina exporta más de 3,5 millones de toneladas de nutrientes en granos cada campaña, pero solo repone un 40% de ese volumen mediante fertilización.
El dato fue respaldado por el coordinador técnico de la entidad, Esteban Ciarlo, quien explicó que los seis principales cultivos del país (soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo) removieron en la campaña 2024/25 más de 3,5 millones de toneladas de nutrientes (NPKS), mientras que el aporte vía fertilización fue de apenas 1,42 millones. “Esto significa que cada hectárea pierde en promedio 56 kilos de nutrientes por campaña, lo que equivale a una pérdida económica estimada en 86,5 dólares por hectárea”, detalló.
La soja, por su contenido nutricional, y el maíz, por su volumen de producción, son los grandes exportadores de nutrientes. Entre ambos concentran más del 75% de la extracción total.
El rol clave del fósforo
Uno de los nutrientes más críticos es el fósforo. Argentina pierde cerca de 6 kilos de fósforo por hectárea cada año y no cuenta con reservas propias de roca fosfórica, lo que obliga a importar el 100% de este insumo. Según FERTILIZAR, la tasa de reposición de fósforo en la última campaña fue apenas del 57%, una de las más bajas del mundo entre países productores de granos.
“Los suelos no mienten: si no reponemos lo que extraemos, hipotecamos la productividad futura además de limitar la producción actual”, advirtió Ciarlo. En ese sentido, destacó el programa SUMA P, que impulsa la entidad para promover la incorporación de fósforo en las estrategias de fertilización.
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La brecha de rendimiento en soja
El Ingeniero Agrónomo Guido Di Mauro, de la Universidad Nacional de Rosario, presentó un análisis específico sobre la soja, cultivo emblemático de la Argentina. Según sus relevamientos, la brecha de rendimiento ronda el 30% entre lo que se produce y lo que se podría producir bajo un manejo más eficiente.
“Argentina es uno de los principales productores de soja del mundo, pero solo la mitad de la superficie sembrada recibe algún tipo de fertilización, y aún en esos lotes las dosis aplicadas suelen estar por debajo de los requerimientos del cultivo”, explicó.
La consecuencia es clara: balances negativos de nutrientes, suelos agotados y rendimientos que no alcanzan el potencial. “Fertilizamos sin diagnóstico: apenas 20% de los productores realiza análisis de suelo. Con una fertilización balanceada, incluyendo fósforo, azufre y nitrógeno en la rotación, podríamos sostener altos rendimientos y maximizar beneficios económicos”, agregó.
Impacto económico y estratégico
El déficit total de nutrientes en la agricultura argentina equivale a una pérdida de más de 2,1 millones de toneladas por campaña. Traducido en términos económicos, se trata de miles de millones de dólares que el país deja de generar por no alcanzar los rendimientos posibles.
Además, la baja reposición de nutrientes compromete la calidad de los granos. En el caso de la soja, una fertilización adecuada no solo incrementa el rendimiento, sino también la concentración de proteína, un factor clave para la industria de procesamiento y exportación.
Una mirada integral
Durante la jornada, María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de FERTILIZAR AC, subrayó la necesidad de articular logística, puertos y fertilización dentro de una misma estrategia. “Las decisiones que se toman al momento de la siembra, respecto del manejo nutricional de los cultivos, impactan en la cantidad de barcos que podemos exportar y en la calidad de los alimentos que allí se transportan hacia el mundo”, señaló.
La ejecutiva insistió en que la sustentabilidad del sistema productivo argentino depende de un cambio cultural en el manejo de la fertilización. “No se trata solo de producir más, sino de producir mejor, cuidando el recurso suelo que es el activo más valioso de un productor”, afirmó.
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El desafío hacia adelante
La conclusión de la jornada fue unánime: cerrar la brecha de rendimiento en soja y maíz requiere un manejo más eficiente y balanceado de nutrientes. Esto implica:
• Mayor adopción de análisis de suelo como herramienta de diagnóstico.
• Fertilización balanceada que incluya fósforo, azufre y nitrógeno en la rotación.
• Inversión en tecnología y capacitación de productores.
• Políticas públicas que promuevan la reposición de nutrientes y la sustentabilidad.
“Cada kilo de fósforo aplicado es una inversión en el suelo, una apuesta por la siembra y el futuro de la producción argentina”, resumió Ciarlo.