Energía
España genera más energía, pero Alemania es la que más la aprovecha
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España tiene el mayor potencial solar de Europa (2.842 TWh anuales), pero solo el 5% de sus hogares lo aprovecha. Alemania lidera en generación y la meta española de 19.000 MW en 2030 peligra por la caída en nuevas instalaciones.
La Unión Europea se ha propuesto convertirse en la primera zona descarbonizada del planeta, impulsando proyectos para reducir su dependencia de los combustibles fósiles, principales responsables de las emisiones de dióxido de carbono. En ese escenario, España emerge como un actor clave, no solo por sus avances en renovables, sino porque posee la mayor capacidad de generación fotovoltaica de todo el continente.
Con un potencial de 2.842 TWh al año, según datos de la Comisión Europea, el país podría posicionarse como motor energético de la región y pieza central en la independencia energética de Europa. Sin embargo, el reto no radica en la disponibilidad del recurso, sino en su aprovechamiento. Hoy, las energías renovables representan el 57% de la electricidad que consume España, con la eólica en primer lugar y la solar fotovoltaica en segundo, gracias a unos 8.000 MW instalados.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) plantea elevar esa cifra a 19.000 MW para 2030. Pero el camino se complica: en 2023 y 2024, la instalación de nuevos paneles solares en viviendas cayó un 30%, sumando apenas 1.000 MW adicionales, cuando serían necesarios 2.000 MW anuales para cumplir la meta. La causa parece estar en la falta de incentivos y en trabas normativas que frenan la adopción masiva en el sector residencial.
La paradoja es evidente. Aunque España cuenta con el mayor potencial solar de Europa, solo el 5% de sus hogares tiene paneles fotovoltaicos. En contraste, Alemania —que dispone de menos horas de sol al año— ha logrado que el 20% de sus viviendas adopten esta tecnología, liderando la producción fotovoltaica en el continente.
Expertos del sector coinciden en que el país podría superar ampliamente sus metas si se implementan políticas que faciliten la instalación, reduzcan la burocracia y amplíen las ayudas económicas. También señalan la importancia de adaptar la red eléctrica para gestionar la intermitencia y el exceso de producción en horas punta, evitando pérdidas y maximizando el autoconsumo.
La carrera por “drenar el Sol” se libra en el presente, y España tiene todos los elementos para ganarla. La clave será transformar su músculo fotovoltaico en un liderazgo real que no solo le permita competir con Alemania, sino que impulse a la Unión Europea hacia la independencia energética y el cumplimiento de sus objetivos climáticos.