La sustentabilidad vitivinícola
Energía renovable en bodegas argentinas

Sommelier.

Una transformación silenciosa, pero estratégica, que marca el rumbo hacia una producción vitivinícola más limpia.
En un contexto de creciente conciencia ambiental y presión por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las bodegas argentinas comienzan a posicionarse a la vanguardia de la innovación energética. Lo que comenzó como una tendencia entre productores boutique hoy se consolida como una estrategia de largo plazo para sostener la competitividad del vino argentino en los mercados más exigentes del mundo.
Paneles solares: la fuente más eficiente del viñedo
Muchas bodegas en Mendoza, San Juan y Salta han comenzado a instalar paneles solares para abastecer parte, e incluso la totalidad, de su consumo eléctrico. Desde el bombeo de agua hasta el control de temperatura en los tanques, el aprovechamiento del sol cuyano permite reducir costos fijos y minimizar la dependencia de fuentes fósiles.
“La energía solar no solo es rentable, sino que nos da independencia energética y una imagen más responsable frente al consumidor extranjero”, señala un enólogo de Valle de Uco.
Geotermia y arquitectura gravitacional: tecnología y tradición
Otra innovación que cobra fuerza es el uso de la geotermia para mantener la temperatura de las cavas de forma natural, aprovechando la inercia térmica del subsuelo. En paralelo, algunas bodegas de montaña están diseñadas bajo principios de arquitectura por gravedad, lo que permite trasladar el vino sin necesidad de bombas eléctricas, reduciendo aún más la demanda energética.
Biomasa del viñedo: reutilizar para calentar y fertilizar
La poda de invierno y los residuos del proceso de vinificación —como el orujo, los escobajos y los sarmientos— ya no se desperdician. En muchas fincas se los convierte en biomasa que alimenta calderas para agua caliente o se transforma en compost orgánico que regresa al viñedo como fertilizante natural. Este enfoque cierra el ciclo productivo y reduce la dependencia de insumos externos.
Muchas bodegas del país ya operan, desde hace varios años, con energías renovables. Alpamanta, Domaine Bousquet, Colomé, son algunos de los tantos nombres que aparecen en la lista. Algunas incluso operan completamente con energía renovable, marcando un hito para el vino argentino en términos de trazabilidad sustentable y acceso a mercados premium, especialmente en Europa y Estados Unidos.
Es tiempo de generar buenos hábitos y definir los valores que pretendemos de cara al futuro. Como industria, tenemos el compromiso de cuidar y retribuir a la tierra que hace posible nuestro trabajo. https://bodegasdeargentina.org/
La transición energética en el mundo del vino no es una moda pasajera. Representa una ventaja competitiva para posicionar a la Argentina como productor de vinos sostenibles y de calidad. Con un marco normativo adecuado, incentivos fiscales y visión de largo plazo, el país tiene todo para convertirse en un referente global de vitivinicultura verde.
En conclusión, la incorporación de energías renovables en las bodegas argentinas no solo representa una respuesta responsable ante los desafíos ambientales actuales, sino que también se perfila como una decisión estratégica para el futuro del sector. Al combinar tradición vitivinícola con innovación tecnológica, el país avanza hacia una producción más eficiente, autosuficiente y alineada con las exigencias de los mercados internacionales. La sustentabilidad ya no es una opción, sino un pilar fundamental para el crecimiento del vino argentino en el siglo XXI.