Un ideólogo del Tercer Reich con pasado porteño
El nazi que nació en Argentina y llegó al gabinete de Hitler

Historiadora.

Ricardo Walther Darré nació en Belgrano y fue ministro de Agricultura del Reich.
Un porteño en el corazón del Tercer Reich
El 14 de julio de 1895, en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires, nacía quien décadas más tarde ocuparía un lugar central en el gabinete de Adolf Hitler. Su nombre completo era Ricardo Walther Óscar Darré, y su historia, poco conocida en la Argentina, se entrelaza con algunas de las ideas más oscuras del siglo XX.
Hijo de un inmigrante alemán, el comerciante Richard Darré, que había llegado a la Argentina en 1876 como representante de la empresa Engelbert Hardt & Co., Ricardo fue el fruto de un matrimonio mixto con Eleanor Lagergren, una argentina de origen suizo. La familia tuvo cuatro hijos y, durante la primera década del siglo XX, decidió mudarse a Alemania. Ricardo tenía entonces apenas diez años.
La educación de Darré fue cosmopolita: pasó por escuelas alemanas, y también estudió en Inglaterra, lo que le dio una formación intelectual amplia. Mientras él se instalaba definitivamente en Europa, el resto de su familia volvió a residir en Buenos Aires. En el Viejo Continente, participó como soldado en la Primera Guerra Mundial, una experiencia que le dejó más heridas físicas que glorias.
Terminada la contienda, se doctoró en filosofía a los 34 años, pero su verdadero interés residía en otro campo: la agricultura. Desde joven había desarrollado una sensibilidad especial hacia la vida rural, posiblemente marcada por su infancia en las pampas argentinas. En 1928 publicó su primer libro sobre temas agrarios, una obra que lo posicionó como un pensador original en ese ámbito.
La semilla del nazismo
Fue a partir de su ingreso al Partido Nacionalsocialista que su carrera adquirió una dimensión política mayor. Su perfil intelectual, sumado a sus ideas sobre el campo y la raza, captaron rápidamente la atención de Hitler. En 1933 fue nombrado Ministro de Agricultura del Tercer Reich, cargo que mantendría hasta 1942.
Sin embargo, su papel en el nazismo no se limitó a lo administrativo. Darré fue uno de los arquitectos ideológicos del régimen, al punto que desarrolló una de sus doctrinas más representativas: Blut und Boden (Sangre y Tierra). Esta teoría postulaba que los pueblos están naturalmente vinculados a la tierra que cultivan, y que esa conexión era hereditaria, biológica, casi mística. Desde allí, dio el salto hacia el racismo: los judíos, por no tener un territorio propio, eran considerados ajenos a esa “comunidad orgánica”, lo que los convertía —según esta lógica perversa— en una amenaza a exterminar.
El argumento de Darré ayudó a construir un marco “intelectual” para el antisemitismo nazi, articulando el odio racial con un ideal rural y nórdico que fascinaba a las élites del régimen. Fue también una pieza clave en el diseño de las políticas de eugenesia: según la historiadora Anna Bramwell, influyó profundamente en las decisiones del Partido sobre reproducción, natalidad y “calidad racial”.
Darré sostenía que los hijos “ilegítimos” no eran aquellos nacidos fuera del matrimonio, sino los engendrados por personas de “baja calidad genética”. Promovía que los matrimonios fueran evaluados según criterios raciales, estableciendo lineamientos para seleccionar esposas “apropiadas”, en lo que sería uno de los antecedentes más siniestros de la ingeniería humana impulsada por el Tercer Reich.

Caída, condena y muerte
Su estrella comenzó a apagarse cuando entró en conflicto con Heinrich Himmler, líder de las SS. A esto se sumaron desaciertos políticos en el manejo agrícola durante la guerra, lo que derivó en su salida del ministerio en 1942. Aunque nunca fue tan influyente como Goebbels o Himmler, su papel como ideólogo lo colocó en el banquillo de los acusados en los Juicios de Núremberg.
Allí fue condenado a siete años de prisión por su rol en el régimen nazi. Cumplió la mayor parte de su condena, y poco después de recuperar la libertad, falleció de cáncer en Múnich en 1953. Tenía 58 años y jamás volvió a pisar suelo argentino.
El olvido de un argentino incómodo
A pesar de haber nacido en Argentina, Ricardo Darré rara vez es recordado en nuestra historia. Su paso por el nazismo, lejos de la propaganda, fue decisivo en términos ideológicos. Representa una de las pocas conexiones directas que nuestro país tuvo con la génesis del pensamiento que condujo al Holocausto.
No fue un simple funcionario: fue un pensador, un ideólogo, un hombre que articuló con palabras la lógica del exterminio. Por eso, su historia merece ser contada no como una curiosidad, sino como una advertencia.