El Superclásico fue de River
El Clásico de las Piezas: Gallardo arma, Gago desarma

Actuario. Experto en estrategia.
River demostró superioridad táctica con un planteo orgánico que aprovechó la improvisación de su rival. Una lección sobre cómo la claridad y lógica estratégica pueden definir el rumbo del partido.
River planteó el Superclásico con la lógica y simpleza característica de la Scaloneta, sin recurrir a inventos. En primer lugar, Gallardo dispuso una línea de 4 defensores, con 2 centrales y 2 laterales (que han formado parte de la selección). En el mediocampo, como 5 posicional, jugó Enzo Pérez, acompañado por Castaño a su derecha (haciendo de De Paul, quedando cerrado con él por momentos para que Montiel pueda proyectarse y permitir que Mastantuono pueda estar más suelto). Galoppo, ubicado a la izquierda de Enzo Pérez, con mayor libertad que Castaño, similar a cómo Mac Allister se desprende más que De Paul, y Colidio abierto por izquierda (tal como Fideo Di María, volanteando en el retroceso para armar la línea de 4 volantes y con pelota pasando a la ofensiva). Suelto desde la derecha, Mastantuono, zurdo, en función a lo Messi, acompañado del 9 Driussi.
Su plan era tener un equipo equilibrado, que pueda replegarse 4-4-2 de ser necesario, permitiendo que Mastantuono pueda estar lo más libre para la construcción del juego y que con pelota los laterales puedan atacar por los costados.
Por su parte, Boca, todo lo contrario. Otra vez Gago alternando abruptamente, y nuevamente armó una línea de 5, con 3 centrales y 2 carrileros. Llamativamente, Marcos Rojo en el centro de dicha línea defensiva cuando tiene más cualidades para salir a anticipar que para quedar él de último. Por otro lado, Rodrigo Battaglia, que sí está acostumbrado a jugar más de último que de stopper, quedó a la derecha de esta línea de 3 centrales que completó Ayrton Costa por la izquierda, siendo este quizás el único que estaba en un lugar óptimo. Advíncula y Blanco fueron los carrileros con la idea de, con pelota, sumarse a un mediocampo de 3 jugadores: estos fueron Delgado en el centro, Belmonte a su derecha y Zenón por izquierda. Bajo este esquema, 5-3-2, Zenón nuevamente queda cerrado y no del todo por afuera donde ha jugado mejor. Adelante, Palacios y Merentiel, el uruguayo claramente de 9, mientras que el chileno flotaba detrás de él.
Con tantos desatinos, la línea de 3 siempre fue de 5, y Boca quedaba largo en el partido, que era dominado desde el mediocampo por River. El juego mismo llevó a que el chileno retrocediera y ayudara en el medio, costándole a Boca desplegar el 3-5-2 con la subida de los laterales. Era evidente que a Boca le faltaba un volante en el medio (y le sobraba un central), y justamente Rojo tuvo que salir lejos hacia el medio (recordemos que era en principio el último), y cometió un foul innecesario, consecuencia del desbarajuste táctico, que brillantemente Mastantuono convirtió en gol. Hay un enorme mérito en el joven crack, pero indudablemente desde lo táctico Boca estaba mal parado.
De no ser por el error de Pezzella y la lucha incansable de Merentiel, el partido hubiese tenido un trámite aún más favorable para el millonario. Este gol no arregló los desperfectos de Boca, sólo sirvió desde el resultado, ya que River siguió siendo superior.
Fue lógico que con la línea de 5 Boca quedara largo. Es preocupante que su DT, durante el primer tiempo, le grite a sus jugadores para que no quedaran largos, lo cual es contradictorio con su esquema y elección de jugadores. Si no quería quedar tan largo, entonces tendría que haber puesto otro volante para equiparar el medio de River y que esa contención permitiera evitar el repliegue. Para quedar corto con 3 atrás, se necesitan centrales más rápidos y un sistema de pressing alto que claramente no estuvo ensayado. Boca no venía jugando con este esquema. Incluso, ni siquiera es que River tenía 2 delanteros claros para la línea de 3 (como si hubiese jugado con Borja y Driussi arriba), sino que Mastantuono, como mencionábamos, trataba de armar juego y escaparse de Costa, mientras Colidio iba por izquierda abierto. Era evidente que con la proyección de Acuña y el posicionamiento ofensivo del millonario, Advíncula quedara expuesto en inferioridad numérica en la banda, y en una de esas subidas, el "Huevo" envió un centro preciso que permitió a River adelantarse nuevamente en el marcador antes de finalizar el primer tiempo.
El segundo tiempo fue más friccionado. River, en ventaja, cedió un poco la iniciativa para buscar liquidarlo de contra. Entró Bustos por Montiel, puesto por puesto, y luego Meza por Galoppo, quien no ocupó ese rol de interior izquierdo con pelota que venía desempeñando el ex Banfield, sino que como River ya no presionaba tan adelante y la doble línea de 4 ya era más marcada, Maxi fue de volante por la derecha haciendo que Castaño quedara ya decididamente de doble 5 con Enzo. El Muñeco, a lo largo del segundo tiempo, fue cambiando fichas puesto por puesto. Entraron Aliendro y Lanzini por Enzo y Colidio, ocupando los lugares respectivos de quienes reemplazaron, y por último terminó entrando también Borja por Driussi sin cambiar el esquema.
A todo esto, Boca no desarmaba la línea de 5. Recién pasados los 20’ salieron Rojo y Belmonte (amonestados), y el híbrido 5-3-2 pasó a ser un 5-4-1 más definido, con el "Chango" Zeballos volanteando por la derecha tratando de desbordar y ser punzante por ahí. El otro que entró fue Di Lollo, y Boca seguía dejando pasar los minutos con 3 centrales. Es que los minutos pasaban, River, desgastado por la Copa Libertadores entre semana, mostraba señales de agotamiento. Sin embargo, Gago nunca lo fue a buscar pateando el tablero, como en este tipo de partidos amerita. A los 41’ se realizó el cambio Saracchi por Blanco, un cambio puesto por puesto que reflejaba una falta de intención por empatar o morir. Recién en el descuento, Boca sacó el central que le sobró todo el partido para incorporar a Aguirre.
Esta obstinación en las fichas, en cambiar tanto de esquemas y en colocar jugadores en roles que no les son óptimos, es propia de entrenadores que se pasan de rosca en lo tacticista y no ven lo que estoy seguro la mayoría de los hinchas de Boca veía mirando el partido. Hace un tiempo Ancelotti dijo: “Yo tengo muy claro que hay dos tipos de entrenadores: los que no hacen nada y los que hacen mucho daño. Yo trato de estar en los primeros”. Gallardo, al “no hacer nada” más allá de lo lógico, construyó un planteo táctico robusto, mientras que Gago, al intentar innovar, terminó desarmando a su propio equipo.