El regreso del mito
Ángel Labruna y el campeonato que rompió la maldición
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El 14 de agosto de 1975, River gritó campeón tras casi dos décadas de espera. Fue el renacer de un gigante dormido.
Primero, es importante destacar la trascendencia de Ángel Labruna en el campeonato de 1975. Como director técnico, logró romper una sequía de dieciocho años sin títulos y condujo a River Plate a su segunda consagración consecutiva, al ganar tanto el Torneo Metropolitano como el Nacional de ese año. Labruna formó un equipo con figuras como Fillol, Perfumo, Alonso, Morete y Juan José López, a quienes supo potenciar al máximo para alcanzar un logro histórico. Su papel fue determinante: rompió una larga sequía, construyó un equipo ganador, consiguió el doblete y dejó un legado imborrable en la historia del club.
Hace cincuenta años, Ángel Labruna volvió a su casa con una promesa: sacar campeón a River y cortar casi dos décadas de frustraciones. El Beto Alonso, Perfumo, Morete y Pinino Más, entre otros cracks, le dieron el gusto a él y a todo el pueblo millonario. Aquella campaña fue una epopeya que marcó a fuego la identidad riverplatense. Esa noche, millones de hinchas rompieron con la tristeza acumulada y transformaron el llanto en un grito de desahogo. Fue la noche en que la nostalgia se convirtió en felicidad pura: River campeón después de dieciocho años. Una eternidad para cualquier hincha.
El 14 de agosto de 1975, Ángel Labruna —que había regresado desafiando las estadísticas— levantó el puño y celebró la gloria, aunque una huelga le impidió estar presente el día de la consagración. El Metropolitano de aquel año fue una de las páginas más gloriosas de su carrera como entrenador millonario. Junto a Alonso, Oscar Más y Roberto Perfumo, entre otros, devolvió a River a su grandeza y quebró una de las peores rachas en la historia del fútbol argentino. Labruna diseñó un conjunto equilibrado y sólido en todas sus líneas, con futbolistas que combinaban experiencia, talento y juventud.
Roberto Perfumo, el Pato Fillol, Pedro González y Oscar Más eran los más experimentados del plantel. Perfumo llegaba tras su paso por el fútbol brasileño y había sido capitán de la Selección Argentina en el Mundial de Alemania. Pinino Más regresaba desde España, luego de su paso por el Real Madrid, mientras que González había brillado en la liga peruana. Norberto Alonso encabezaba la camada de jóvenes surgidos del club que resultaron vitales en la conquista, junto a Carlos Morete, el goleador del equipo, y Juan José López, pieza clave en el mediocampo. También se destacaron Daniel Passarella y Reinaldo Merlo, siempre eficaces cada vez que fueron requeridos.
El torneo se disputó a dos rondas, todos contra todos. Desde la primera etapa, River mostró su destino de campeón: goleó a San Lorenzo, venció a Boca 2 a 1 en la Bombonera y superó a Racing, Independiente, Huracán y Ferro. Solo cayó 1-4 ante Newell’s en el Monumental. La última coronación de River había sido en 1957, con José María Minella como técnico. Desde entonces, los hinchas padecieron diecisiete años de frustraciones. En el Metropolitano 75, una racha de tres derrotas consecutivas —ante Atlanta, Newell’s y Boca— reavivó los fantasmas del pasado. La suspensión de Alonso por seis fechas, tras una expulsión contra Independiente, frenó el impulso arrollador del equipo, pero Labruna nunca perdió la fe.
El mérito de Angelito fue inmenso. Reconstruyó un linaje caído y devolvió al club su identidad ganadora. River se recuperó en la recta final, peleando el título mano a mano con Huracán y Boca. Empató con Temperley, venció a San Lorenzo 2 a 0 en un partido clave y superó a Argentinos Juniors en la cancha de Vélez, en el recordado partido consagratorio.
Aquel encuentro tuvo un contexto insólito. En plena huelga de futbolistas —conflicto que ni María Estela Martínez de Perón ni el Ministerio de Trabajo lograron resolver—, River debió recurrir a jugadores juveniles de cuarta y quinta división. Federico Vairo, histórico formador del club, se hizo cargo del equipo improvisado. A los 24 minutos del segundo tiempo, un zurdazo de Rubén Bruno selló el 1 a 0 ante Argentinos Juniors y puso fin a la pesadilla. Esa tarde, River formó con Alberto Pedro Vivalda; Orlando Ponce, Luis Alberto Jometón, Rodolfo Luis Rafaelli, Héctor Norberto Bargas (Sergio Gigli); Fernando Zappia (capitán); Leonardo Labonia, Rubén Mario Cabrera, Ramón Orlando Gómez, Rubén Norberto Bruno y Francisco Groppa (Luis María Giménez). El técnico fue Federico Vairo.
Una semana después, el Monumental fue un mar rojo y blanco con ochenta mil almas celebrando. Los titulares necesitaron solo 45 minutos para coronar la campaña con un 2 a 0 sobre Racing, con goles de Alonso, de penal, y Morete. El complemento no pudo jugarse por la invasión de los hinchas al campo de juego. En el Nacional, Labruna y sus dirigidos volverían a gritar campeón.
El equipo base que quedaría en la memoria del hincha estaba conformado por Fillol; Comelles, Perfumo, Artico y Héctor López; Juan José López, Raimondo (con Merlo también como pieza clave), Alonso; Pedro González, Morete y Más. El técnico, Ángel Amadeo Labruna, consolidó así su lugar en la historia grande del club. River terminó con 55 puntos, seguido por Huracán con 51 y Boca con 50.
A cincuenta años de aquella gesta, el club homenajeó a los campeones del Metropolitano 75. Estuvieron presentes los jugadores de aquel legendario equipo junto al presidente Jorge Brito, el secretario general Stefano Di Carlo y los ex presidentes Rodolfo D’Onofrio y Hugo Santilli. Entre los homenajeados se encontraban Norberto Alonso, Ubaldo Fillol, Oscar Más, Carlos Morete, Héctor López, Roberto Perfumo, Daniel Leonardi, Héctor Bargas, Rubén Bruno, Sergio Gigli, Rubén Cabrera, Francisco Groppa, Luis Jometón, Orlando Ponce, Rodolfo Raffaelli, Fernando Zappia, Ramón Gómez y Leonardo Labonia. Todos ellos son héroes que quedaron grabados en la memoria del hincha riverplatense por aquel hito inolvidable.
¡Aguante River, carajo!