Balance político tras las elecciones legislativas
Una elección histórica

Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires (PRO)
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Las urnas confirmaron el rumbo y abren un nuevo ciclo institucional.
El pasado domingo los argentinos fuimos a las urnas para elegir a los legisladores nacionales que nos representarán en el Congreso desde el 10 de diciembre.
El apoyo al gobierno nacional fue claro. Triunfó en 16 de las 24 provincias, incluyendo las cinco más importantes: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, CABA y Mendoza. Además, logró imponerse en 7 de las 8 provincias donde se eligieron senadores. El mensaje fue contundente: los argentinos no queremos volver al pasado. Elegimos el camino de construir un país ordenado y con oportunidades reales, sin clientelismo ni privilegios.
Ese respaldo ciudadano no es un punto de llegada, sino el comienzo de una nueva etapa que exige diálogo y acuerdos amplios.
Desde el inicio, el PRO acompañó al presidente Javier Milei, con el firme compromiso de garantizar la gobernabilidad de un país al borde del abismo. En estos dos años de gobierno, se evitó el colapso de la economía y se alcanzaron avances concretos: la inflación se redujo de más del 200% al 30% anual, la pobreza descendió al nivel más bajo en siete años y se ordenaron las cuentas públicas, alcanzando el superávit fiscal luego de 17 años. Además, se puso fin a la intermediación en la asistencia social y al negocio de los “gerentes de la pobreza”. También, se recuperó el crédito hipotecario, se terminaron los piquetes, se eliminaron trabas a la producción, se redujeron impuestos, entre otras cosas. Sin embargo, todo esto es insuficiente.
Nuestro país necesita medidas que impulsen la inversión y el empleo, y para eso tenemos que avanzar con las reformas de fondo en el Congreso. Por eso, el resultado de esta elección era clave para que se incorporen legisladores comprometidos con la agenda de cambios.
Tenemos la responsabilidad de acompañar ese rumbo con leyes que consoliden la estabilidad, estimulen la inversión y garanticen desarrollo en todo el territorio, para enterrar al populismo para siempre. Por eso, la renovación en la composición de ambas cámaras del poder legislativo nacional representaba un desafío sustancial para avanzar con ello.
Pero las últimas elecciones marcaron también una novedad para todos los argentinos, que fue la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP). Un sistema de votación que resultó mucho más ágil y transparente para los ciudadanos al momento de emitir su voto y que se vio reflejado al momento del escrutinio provisorio, que permitió tener más del 90% de las mesas procesadas cuando se difundieron los resultados oficiales a las 21 hs.
No fue fácil llegar a tener la BUP en nuestro país, recién el año pasado, luego que el PRO lo impulsara y defendiera durante mucho tiempo, se pudo convertir en ley, pese a la oposición de buena parte del arco político. Al dejar de existir la boleta partidaria, toda la oferta electoral se encontraba en una misma papeleta que era entregada por las autoridades al momento de emitir el voto, terminando con el voto clientelar que existía anteriormente y que en esta elección pudimos dimensionar la influencia que tenía en el resultado final y sobre todo a quienes favorecía.
El domingo fue un día de la democracia, con un resultado que demuestra que los argentinos no queremos volver al pasado y nos presenta a nosotros el desafío de mantener el trabajo conjunto, sin mezquindades ni cálculos partidarios, poniendo siempre a nuestro país por encima de todo, profundizando los logros alcanzados para construir una Argentina competitiva y previsible, donde las reglas sean claras y el esfuerzo tenga valor.
