Entre el saber y la intuición
Un puñado de voces callejeras sobre la ESI

Periodista.

Un sondeo espontáneo en la Ciudad revela miradas dispares sobre los contenidos y el rol de la ESI en las escuelas.
En una recorrida realizada esta semana por Newstad, se entrevistó a diez personas en los alrededores de la Facultad de Medicina de la UBA con un único objetivo: sondear qué saben y qué opinan sobre la aplicación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas argentinas. Las preguntas giraron en torno al conocimiento general del tema, el lugar desde donde debe abordarse y si el contenido puede influir en la identidad de los jóvenes.
Ante la consulta “¿Sabe qué es la ESI?”, la totalidad de los entrevistados respondió afirmativamente. La mayoría reconoció haberla recibido durante la etapa escolar o conocerla por tener hijos o nietos en edad educativa. Sin embargo, pocos pudieron precisar los contenidos actuales: “La escuché nombrar, pero no sé bien qué se da hoy”, dijo Mario, de 53 años, padre de tres hijos adolescentes.
La segunda pregunta apuntó a si alguna vez vieron los contenidos actuales. Solo dos personas, ambas con hijos en edad escolar, aseguraron haberlos leído. “Están bien pensados, buscan trabajar con empatía y respeto”, opinó Mariana, madre de una nena de 8 años. El resto reconoció no haber tenido contacto con los materiales recientes. Algunos señalaron que "el enfoque clásico de biología, prevención y consentimiento era suficiente".
Consultados sobre si la educación sexual debe enseñarse en casa o en la escuela, hubo consenso: ambas. “Desde chicos deben poder hablar en casa. Pero también hay cosas que es mejor que las explique un docente”, dijo Emiliano, estudiante de medicina. Otros fueron más escépticos: “No todos los padres tienen tiempo o herramientas, y tampoco sabemos qué formación tienen los profesores”, remarcó Noelia, de 40 años.
El tema más sensible fue el de si los contenidos pueden influir en la identidad sexual. Algunos entrevistados descartaron esa posibilidad de plano: “Uno nace como es, no lo hacen cambiar con una clase”, opinó Sabrina, de 26 años. Otros fueron más cautos: “Depende cómo se enseñe. Si es algo ideológico, claro que puede influir”, dijo José, abuelo de cinco chicos en edad escolar. Un comerciante que prefirió no dar su nombre aseguró: “No hay que subestimar la capacidad de influencia del Estado. El aula no es neutral”.
Uno de los puntos más repetidos fue la falta de información concreta. Incluso quienes se mostraron conformes con la existencia de una ley nacional, reconocieron no saber con claridad qué temas abarca hoy la ESI. La mayoría cree que la educación sexual es importante, pero piden transparencia en los contenidos y respeto a la diversidad de valores.