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Tensión global: Trump sugiere volver a probar armas nucleares
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El presidente de EEUU alimentó el temor global al no descartar detonaciones reales.
En un contexto de tensión global y preocupación internacional, el presidente de Estados Unidos Donald Trump volvió a instalar el debate sobre las pruebas nucleares. A bordo del Air Force One, y en plena gira hacia Florida para pasar Halloween, Trump reafirmó su intención de reanudar los test de armas nucleares estadounidenses, aunque se negó a confirmar si se trataría de pruebas con explosiones reales, algo que no ocurre en el país desde 1992.
“Lo sabrán muy pronto, pero vamos a hacer algunas pruebas, sí. Otros países lo hacen. Si ellos lo hacen, nosotros también,” declaró Trump a un periodista de AFP, sembrando más dudas que certezas en la comunidad internacional.
El anuncio que sorprendió al mundo
La primera mención inesperada sobre una reactivación de las pruebas nucleares la hizo Trump a través de una publicación en redes sociales, justo antes de reunirse con el presidente chino Xi Jinping durante una cumbre en Corea del Sur. Su comentario se produjo luego de que Rusia afirmara haber probado un nuevo misil de crucero nuclear de propulsión nuclear, así como un dron submarino también nuclear.
La reacción del mundo fue inmediata.
Reacciones internacionales: condenas y preocupación
Irán, país cuyo programa nuclear fue bombardeado por fuerzas estadounidenses meses atrás, calificó el anuncio como “regresivo e irresponsable”. El canciller Abbas Araghchi acusó a Estados Unidos de doble moral, al retomar pruebas atómicas mientras demoniza el desarrollo nuclear iraní, que insiste en calificar de pacífico.
En Japón, la organización de sobrevivientes de la bomba atómica, Nihon Hidankyo —ganadora del Premio Nobel de la Paz— envió una carta de protesta a la embajada estadounidense, afirmando que la iniciativa “va completamente en contra de los esfuerzos globales por un mundo sin armas nucleares”.
Desde China, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, pidió a Washington que “respete seriamente” el tratado internacional que prohíbe las pruebas nucleares. Mientras tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que “las pruebas nucleares no pueden permitirse bajo ninguna circunstancia”.
Estados Unidos, entre legalidad y desafío
Estados Unidos es signatario del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT) desde 1996, lo que lo obliga a no realizar explosiones atómicas. Sin embargo, Trump pareció ignorar este compromiso.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, defendió la idea de reanudar los test, afirmando que son una garantía para “mantener una disuasión nuclear creíble” y que pueden “hacer menos probable” un conflicto nuclear. “Resumir los ensayos es una manera muy responsable de asegurar la paz”, sostuvo.
Pero Moscú no tardó en responder.
Rusia y una velada advertencia
El Kremlin negó categóricamente que sus recientes pruebas con armamento hipersónico o vehículos no tripulados equivalieran a ensayos atómicos. No obstante, insinuó que podría responder de manera simétrica si Estados Unidos violara la moratoria nuclear que ambos mantienen desde la década de 1990.
Con más de 4.300 ojivas activas y almacenadas, Rusia mantiene hoy el mayor arsenal nuclear del planeta, seguido por Estados Unidos con 3.700 y China con 600, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
Un regreso a la Guerra Fría
La última explosión nuclear realizada por Estados Unidos data de septiembre de 1992, durante la presidencia de George H. W. Bush, quien instauró una moratoria que respetaron todas las administraciones posteriores, incluidos Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y Joe Biden.
Hoy, el regreso a las pruebas atómicas reabre un debate que parecía superado en tiempos de diplomacia y control armamentista. Pero el desafío de Trump no solo inquieta a sus adversarios, sino también a sus aliados, suscitando el temor de una nueva escalada armamentista.
En un mundo que enfrenta crecientes tensiones geopolíticas y una crisis climática cada vez más grave, la posibilidad de volver a ver explosiones atómicas plantea una pregunta urgente: ¿estamos ante el inicio de una nueva era nuclear?

