Día del periodista
Ser periodista: una pasión, un cambio de época y la necesidad de volver al prestigio

Periodista y Director de Newstad

El cambio de época, la crisis financiera y la pasión que nos saca de la cama para pensar y escribir.
Llega nuestro 31 de diciembre. Cuando estamos sentados a fin de año en la costa o la casa de algún pariente con fuegos artificiales de fondo, mientras conversan y brindan familiares queribles y de los otros, siempre hay un momento de silencio en el que pensamos cómo está la vida. Si es lo que queríamos, si fue un buen año, cómo andan nuestros chicos o padres, si fue lo que esperábamos. Siempre mi 31 de diciembre fue el Día del Periodista. Este es el Día del Periodista más raro de mi vida. Nunca pensé que se podía estar tan feliz, orgulloso y angustiado el mismo día.
Newstad, “Tiempo de volver al periodismo”. Somos una empresa que cree que se puede hacer periodismo evitando la comodidad del discurso progresista y acomodaticio que cabecea centros para cambiar el auto. Newstad nace con la convicción de que se puede hacer periodismo en Argentina, desde una mirada honesta que milita valores, que cree que la familia es el pilar de la sociedad y que hay que cuidar la vida más que nunca. Somos una empresa de periodismo, estamos hermanados en esta aventura, y la lidero con pasión ilimitada, laburando desde mucho antes que sol salude los siete días hace mucho tiempo.
No nace Newstad con plata de la guerrilla ni del Gobierno. No tenemos sobres que esconder ni otro ingreso que auspiciantes en blanco. La plata que hay es la que Pedro Paulin y Pablo Debernardi decidieron invertir, es decir, “con la nuestra”. Creemos en los valores que Enrique Shaw inspiró en su vida y que hoy representa ACDE. En la pasión, la familia, la honestidad intelectual y el compromiso con la verdad. Queremos ser el lobby bien entendido de los buenos, de los que creen que sin el de arriba no se puede, que solo tampoco y que con amor es mejor.
Nace Newstad con una premisa básica: un proyecto periodístico no puede nacer al compás de un proyecto político. Lo pensé cuando decidí fundar el diario y no sabíamos si el Frente de Todos podía ganar, Sergio Massa no era candidato y Javier Milei medía menos de cinco puntos. Esta empresa de hecho se perjudica con la postura de Milei sobre la pauta y creo que es justo. La perversión de la pauta hizo que el periodismo sea peor.
Nunca tuve tanta presión y tan poca plata. No tengo idea lo que es elegir trajes o zapatos, no sé cuánto sale comer donde comía, son los black friday y hot sale pero esencialmente amigos que viajan o que me regalan camisas, mis mejores aportantes. Amo mi empresa, mi proyecto y mi vida, la sufro y camino esa cornisa todos los días, la disfruto y me torna endeble, necesito que esto crezca. Y está pasando. Mi socio me dice: “Tranquilo Pedrito, la estás rompiendo, esto está pasando”, elijo creerle a Pablo, quien confió en mi cuando todo se reducía a un anotador, una charla y un café.
Miro el video de René Favaloro más de una vez por semana, la angustia de un tipo que amaba lo que hacía y explicaba que se iba a matar con una claridad que asusta. No lograba que las cosas salgan, los negociados, la política metiendo siempre la cola. Lo entiendo, no pienso en matarme, pero sí siento el desastre de quien entrega su energía, tiempo y cabeza a un proyecto que apenas hoy gatea. Tengo el saco manchado como Favaloro, y también lo compré en una oferta de 35 dólares, pero como Favaloro, no compro dólares ni puedo comprarme un saco nuevo, no tengo plata y no terminé de pagar sueldos y es siete del mes. No hice nada que cambie la historia como ese médico rural tan poco estudiado, pero mi empresa es mi by pass.
Amo el periodismo, lo necesito, me desvelan los títulos y las secciones, miro y me pierdo horas estudiando qué hacen otros, cómo ser mejor que ellos con un diario, porque es un diario, como el mío. Me muerdo los labios y puteo cuando veo malos textos, malos títulos, gente sin pasión que cumple horarios, me parece lo peor que le puede pasar a quien se considera periodista. Somos unas 25 personas que desde la limpieza de la redacción a los editores o la dirección hacemos muchas cosas por día para que Newstad sea mejor. Nunca estuve tan orgulloso y fui tan pobre como hoy. Amo mi empresa, amo el periodismo y creo que hacemos un producto muy bueno que se instala y crece porque se hace con pasión.
¿Desde cuándo tenemos que ser famosos, ricos y comer en Gardinner? Los periodistas debemos ser personas que gastan mucho en libros, escuchan música, miran cuadros, toman café, toman vino, escriben, tachan y llaman para resolver dudas. Hablan con todo el mundo, miran mucho y piensan más. Dudan de todo, conocen mucha gente y miran cine, disfrutan de escribir algunas maldades y se pasan la noche pensando y salvando el mundo con un papel y una lapicera o las “notes” del iPhone.
El periodismo va a existir siempre, mal que le pese a la política, a un ministro o a los laboratorios. Tiene que existir, es mucho más importante que un senador o un ministerio. Somos los que sostenemos parte de la democracia. Somos fundamentales y tenemos que volver a incomodar. Dejamos de ser tábanos para conocer Paris con la pauta de Horacio, Sergio, Cristina, Alberto o quien sea. Nos volvimos cómodos y corporativos a sabiendas de nuestras tentaciones, y hay que volver a lo sano.
Nos compraron y cada vez por menos. Cuando empecé hace más de veinte años, allá por 2004 en radio AM Argentina, iba los domingos a la noche a atender los teléfonos que estadísticamente, nunca, ni una vez, sonaron. Iba y volvía feliz. Me preparaba horas antes, me reuní con mi amigo Francisco Colombatti para preparar informes, nos reunimos dos o tres veces por semana, trabajábamos con lluvia, enfermos, sin herramientas: éramos apasionados. Nada cambió. Podría hacerlo gratis otra vez con las mismas ganas. Nunca entendí lo transaccional del periodismo.
Esta empresa nació al compás de mi quebranto, después de comprobar que cuando terminan los discursos pro vida y las palabras de aliento, las promesas y las certezas discursivas, viene el ostracismo y las cuentas sin pagar. No menos de cincuenta personas me confirmaron a lo largo de este año que estaban esperando que alguien funde una empresa de medios como esta, que había que arriesgarse y dar la batalla. Les agradezco a todos, sin su incumplimiento no podría haber fundado una empresa sin plata. Después de mi separación junté plata para mudarme pero este proyecto se llevó mi plata y lo digo con placer y una sonrisa: todo lo que tenía, está en esta empresa.
Todos los que me confirmaron que financiarían esta empresa y no lo hicieron, me obligaron a avanzar con mi amiga Eugenia --sin la cual esta empresa no existiría-- en el plan de negocios, con mi amigo Pablo en los aspectos financieros, con mi amigo Gustavo en guiones, secciones y otras cosas. Muchos amigos me dieron su tiempo, su mirada, me prestaron su laburo, me dieron la certeza de que se podía a pesar de los que prometieron y no cumplieron. En serio, gracias. Sin su posterior desaparición, no existiría esta empresa.
Feliz dia del periodista a todos los que creen que para ser un buen periodista no hace falta ganar fortunas, ser reconocido ni comer con el Presidente. Con tener más dudas que certezas y las ganas de resolverlas y contarlas, ya son parte del manicomio más amable del mundo.