Repensando la tradición
Mes de la Dulzura: una tradición que necesita reinventarse

Licenciada en Nutrición

Es necesario repensar cómo mostramos nuestro amor. Elijamos gestos que nutran de manera saludable.
La Semana de la Dulzura se celebraba anualmente en los primeros días de julio pero recientemente se considera a julio el Mes de la Dulzura, extendiéndose más allá de esos siete días. Se promueve el intercambio de golosinas por un beso como una forma de demostrar cariño. Esta tradición comenzó en los años 80, impulsada por una campaña de marketing de una empresa de golosinas y rápidamente se afianzó como una costumbre popular.
Resulta fundamental reflexionar sobre las implicancias de esta práctica, que utiliza a los alimentos como símbolos de afecto o consuelo, estableciendo así, un vínculo emocional con lo que comemos. Este patrón, particularmente en los niños, puede dar lugar a que, con el tiempo, los individuos aprendan a manejar sus emociones a través de la comida. Si esta dinámica persiste, dará origen a hábitos alimenticios poco saludables, tales como un consumo elevado de azúcar, lo que incrementa el riesgo de desarrollar problemas de salud, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y otras afecciones relacionadas con la alimentación.
Riesgos para la Salud
La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2), realizada en 2019, revela datos preocupantes en relación al estado nutricional de la población argentina y su relación con diversos factores de salud. Los resultados muestran que el sobrepeso y la obesidad afectan a un alto porcentaje de la población, tanto infantil como adulta. La encuesta resalta que los hábitos alimentarios deficientes, la ingesta excesiva de productos ultraprocesados y el sedentarismo, son los principales factores responsables de este aumento.
Con más del 41% de los niños y más del 67% de los adultos con exceso de peso, el país enfrenta una creciente epidemia de obesidad, que se está manifestando en todos los grupos socioeconómicos. La ingesta excesiva de azúcar representa uno de los problemas más serios. Según los datos, se registra un promedio de 150 gramos diarios, lo que triplica el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Este patrón de alimentación desfavorable está influenciado por múltiples factores, entre los que se destacan el marketing dirigido a los niños y los entornos obesogénicos que juegan un papel determinante en el aumento de la obesidad infantil. Impactan directamente en los hábitos de consumo de los más jóvenes, promoviendo un estilo de vida poco saludable.
Un rol clave para familias y escuelas
Repensar esta tradición no significa eliminarla, sino convertirla en una expresión de afecto genuino, basada en el bienestar y el respeto por el cuerpo. La intención no sólo es desalentar el consumo de alimentos ultra-procesados, muchos de los cuales esconden azúcar, sino también promover una mejor educación alimentaria que llegue a los hogares y al ámbito educativo, en donde se construyen los hábitos que definen nuestra relación con la comida.
Esta semana puede convertirse entonces, en otras formas de expresar afecto. Por ejemplo, podemos preparar en casa trufas con ingredientes naturales como cacao amargo, frutos secos; obsequiar frutas decoradas con creatividad o compartir una merienda elaborada en familia. Esas acciones, además de saludables, fortalecen los lazos sin necesidad de recurrir a productos ultraprocesados.
Invitar a los más jóvenes a reflexionar sobre lo que consumen y el sentido de los regalos que reciben puede generar un cambio duradero. El desafío es enseñar que la ternura también se transmite con una conversación, una carta o un gesto sencillo, y no necesariamente con algo comestible.
La verdadera dulzura no está en el paquete. Esta semana, elijamos formas más naturales y saludables de compartir nuestro afecto.