Un retrato político y humano del Libertador
San Martín bajo la lupa: el estratega que pensó una América unida

Politóloga.

La historiadora Beatriz Bragoni rescata al San Martín republicano, austero y visionario, lejos del bronce y cerca de los dilemas del presente: ¿qué tipo de liderazgo necesitamos hoy?
En San Martín. Del hombre a la leyenda (Edhasa, 2019), la historiadora Beatriz Bragoni ofrece una biografía profunda y renovadora del Libertador. Lejos de los relatos escolares o de las versiones heroicas sin matices, presenta a un San Martín humano, político, con convicciones firmes y una gran capacidad para leer el contexto histórico que le tocó vivir.
La autora reconstruye su trayectoria desde sus años en el ejército español hasta su papel decisivo en la independencia de América del Sur, destacando especialmente su pensamiento estratégico, su vocación republicana y su manera de ejercer el liderazgo. San Martín no aparece como un caudillo autoritario ni como un líder carismático, sino como alguien que entendía el poder como una herramienta al servicio de un proyecto colectivo, no como un fin personal.
Un estratega
Uno de los aportes más valiosos del libro es mostrar a San Martín como un político continental, que pensaba en términos de integración regional y alianzas estratégicas. Su relación con Bolívar, su colaboración con O’Higgins y su visión de una América unida lo alejan de cualquier lectura meramente nacionalista. En este sentido, el libro resuena con debates actuales sobre la necesidad de proyectos comunes en una región que enfrenta desafíos compartidos.
Bragoni también explora cómo, desde su muerte, su figura fue apropiada por distintas corrientes políticas, que muchas veces moldearon su imagen según sus intereses. Esa construcción de una leyenda oficial terminó por ocultar aspectos más incómodos de su vida: su enfrentamiento con Buenos Aires, su desconfianza hacia el poder central y su decisión de exiliarse.
En el presente, cuando el liderazgo político suele reducirse a estrategias de marketing o a discursos sin profundidad, el ejemplo de San Martín, tal como lo retrata Bragoni, adquiere un valor especial. Su austeridad, su coherencia y su capacidad de ceder el protagonismo en favor de la causa común marcan una diferencia notable frente al cortoplacismo y la fragmentación actuales, tanto en Argentina como en el mundo.
Esta biografía no busca destruir el mito, sino enriquecerlo. San Martín no es presentado como un modelo intocable, sino como un hombre con una visión clara y principios sólidos. Esa mirada más realista, pero no menos admirativa, permite pensar su figura desde el presente y preguntarnos qué tipo de liderazgo necesitamos hoy: uno que no solo actúe, sino que piense, planifique y construya para el futuro.