Tensión en el oficialismo
Ruptura o disciplina: la batalla interna en La Libertad Avanza


Las diferencias entre las líneas duras y pragmáticas del oficialismo exponen un conflicto profundo.
En medio de tensiones crecientes dentro de La Libertad Avanza tras el cierre de listas para las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires, Karina Milei decidió intervenir públicamente con un pronunciamiento que busca zanjar disputas y reforzar el liderazgo del espacio. A través de su cuenta oficial en la red social X, la presidenta del partido libertario no solo respaldó las candidaturas impulsadas desde la Casa Rosada, sino que también trazó una línea divisoria entre quienes apoyan sin fisuras el proyecto político encabezado por Javier Milei y quienes, según sus palabras, aún especulan o dudan.
“Vinimos a poner fin a una era. A romper con todo lo que condenó a la Provincia de Buenos Aires al atraso, la miseria y la resignación”, escribió Milei en el inicio de su mensaje, marcando el tono combativo que atravesaría todo el texto. La intervención no fue improvisada: llegó tras días de versiones cruzadas sobre posibles fracturas en el armado bonaerense y cuestionamientos por parte de dirigentes que se sintieron desplazados o ignorados en la confección de las listas.
Lejos de buscar un tono conciliador, Karina Milei subrayó que “no llegamos hasta acá para adaptarnos ni para negociar con los restos del viejo sistema. Vinimos a destruirlo.” La frase funcionó como declaración de principios y como advertencia a los sectores internos que expresaron su malestar por la falta de apertura o la imposición de candidatos desde el núcleo duro del oficialismo.
Una lista que expresa una causa
Para Karina Milei, el armado en Buenos Aires no responde a acuerdos circunstanciales ni a repartos de poder, sino que se trata de una expresión política profunda. “La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires no es un armado más. No es un acuerdo de partes ni una lista para salir del paso. Es una declaración de principios”, sostuvo, reafirmando el carácter fundacional de las listas presentadas y desligándolas de la lógica tradicional del sistema de partidos.
En esa misma línea, agregó: “Es una expresión clara de quiénes están dispuestos a dar la pelea. No por un cargo, sino por una causa.” La idea de la causa —opuesta al cargo como objetivo— se repite en el discurso libertario desde sus inicios y vuelve a colocarse en el centro en un momento donde las disputas por espacios de poder parecen amenazar la cohesión interna.
Tabula rasa y lealtad como pilares
Uno de los conceptos más insistentes del mensaje fue el de “tabula rasa”, principio que el presidente Javier Milei enarbola desde el comienzo de su mandato. Según explicó Karina, “esta batalla no es para los tibios, pero tampoco es para unos pocos”, y por eso convocó a todos los que estén dispuestos a abrazar con honestidad las ideas de la libertad a sumarse. Sin embargo, aclaró que la condición para integrar el espacio no es menor: “Siempre que entienda que acá no se viene a negociar convicciones, sino a dejar el alma por el proyecto de transformación que encarna Javier Milei.”
La presidenta del partido también fue clara respecto del rol de la lealtad en esta etapa. “La lealtad no es una opción: es una condición”, sentenció. Y completó: “Quien cuestione a quienes llevan esa bandera no está criticando un armado; está cuestionando al Presidente mismo y a la causa que nos trajo hasta acá.” Así, buscó cerrar filas en torno a la conducción nacional y deslegitimar públicamente a quienes, desde dentro, han planteado reparos al rumbo adoptado.
Un enemigo sin disimulo: el kirchnerismo
El mensaje de Karina Milei no se quedó solo en las internas. También se orientó a marcar con claridad al adversario principal de cara a la elección: el kirchnerismo. En uno de los tramos más duros de su comunicado, la presidenta libertaria afirmó: “El verdadero enemigo está enfrente: el kirchnerismo. El que convirtió la provincia en su feudo. El que vive del miedo, la manipulación, el clientelismo y el fracaso como forma de poder.”
El señalamiento no es nuevo, pero en este contexto toma una carga simbólica mayor. La Provincia de Buenos Aires ha sido históricamente el bastión del peronismo y, desde la mirada libertaria, el epicentro de las prácticas que el oficialismo nacional busca desarticular. “A ellos vinimos a enfrentarlos. No con medias tintas ni con discursos vacíos, sino con el fuego de las convicciones y la certeza de estar en el lado correcto de la historia”, concluyó la hermana del presidente.
La interna libertaria: fidelidades cruzadas y disputas silenciosas
Sin embargo, el mensaje de Karina Milei no pasó desapercibido dentro del propio universo libertario. Mientras la presidenta del partido exigía “lealtad como condición” y advertía que cuestionar a los candidatos era “cuestionar al Presidente mismo”, desde otro sector cercano al asesor Santiago Caputo surgió una respuesta en forma de reflexión estratégica que revela el fondo de la disputa.
En un extenso posteo, el usuario “Traductor te ama”, considerado vocero oficioso del pensamiento caputista, deslizó una crítica indirecta al planteo de Karina: “Cuando uno tiene el poder ejecutivo y necesita sumar aliados, tiene que poner a los más fieles y leales en los cargos legislativos (…) A los de dudosa trayectoria deben ir en puestos ejecutivos, porque se pueden echar por decreto en tiempo récord.” El mensaje, envuelto en una narrativa de respaldo al Presidente, dejó en claro un enfoque diferente sobre el armado de poder: uno más pragmático, que distingue entre cargos de permanencia y cargos removibles.
Además, marcó distancia respecto del tono verticalista que empleó Karina Milei en su mensaje. “Lealtad no es obsecuencia”, subrayó el tuit, en una frase que sonó como una corrección a la exigencia de alineamiento total formulada por la presidenta del partido. Y si bien reafirmó el compromiso con la figura de Javier Milei y con el proyecto de transformación liberal, también dejó planteada la necesidad de abrir el juego a quienes, desde afuera, también defendieron al gobierno: “Nosotros, los ciudadanos que elegimos un cambio, hicimos el milagro posible (…) El Iron Dome de Milei está en el amor de la gente, no en la política rentada.”
La reflexión muestra que las tensiones internas no son solo una cuestión de candidaturas, sino de visión de poder, de prioridades y de formas de construir lealtad. En un momento decisivo para el oficialismo libertario, con una elección clave por delante, el desafío no solo será vencer al kirchnerismo, sino también ordenar la propia tropa sin romper el delicado equilibrio entre autoridad, carisma y legitimidad popular.
El mensaje de Karina Milei buscó cerrar filas y transmitir firmeza, pero también dejó al descubierto una tensión que atraviesa el corazón mismo de La Libertad Avanza: ¿cómo se equilibra la pureza doctrinaria con la necesidad de sumar volumen político? ¿Dónde termina la lealtad y dónde comienza la obsecuencia? En un espacio que se construyó sobre la promesa de romper con lo viejo, la discusión no pasa solo por los nombres de las listas, sino por el modelo de poder que se quiere consolidar.
Mientras Karina plantea una lógica de “tabula rasa” que exige adhesión sin fisuras, desde sectores más pragmáticos se propone una mirada táctica, que distingue entre cargos legislativos y ejecutivos, y que recuerda que el capital político de Milei no se construyó solamente desde los despachos, sino desde una épica que movilizó a miles de personas por fuera del sistema.
El verdadero desafío del oficialismo libertario no será solo vencer al kirchnerismo en las urnas bonaerenses, sino lograr algo más difícil: sostener una identidad de ruptura sin desangrarse en su propia interna. La Libertad Avanza, sí. Pero para avanzar, antes deberá ordenarse.