Clásicos con vigencia
Roca, el hombre que ejecutó la historia

Politóloga.
Félix Luna da voz a una de las figuras más polémicas del país en su libro Soy Roca, un clásico que desafía los relatos oficiales y nos invita a revisar los mitos de la Nación. Una obra que, lejos de juzgar, propone comprender el poder y sus contradicciones.
Publicada en 1989, Soy Roca se destaca como una de las obras más relevantes del historiador argentino Félix Luna. A diferencia de una biografía tradicional, Luna opta por un enfoque narrativo en primera persona, como si fuera el propio Julio Argentino Roca quien relatara su vida, sus decisiones y su legado. Este recurso literario permite al lector adentrarse en la lógica del poder y comprender las motivaciones de quienes jugaron un papel crucial en la consolidación del Estado argentino, al tiempo que invita a cuestionar las bases sobre las cuales se construyó la historia oficial.
Félix Luna, reconocido por su estilo accesible y narrativo, no se propone juzgar ni justificar a los personajes históricos, sino comprenderlos. En Soy Roca, privilegia el relato humano y político, humanizando a un personaje cargado de contradicciones sin ocultar sus tensiones internas. Al darle voz a Roca, Luna logra presentar un retrato íntimo y político de uno de los hombres más polémicos de nuestra historia.
Una frase clave resume la lógica que recorre toda la obra: “Yo no hice la historia: la ejecuté.” En esta afirmación, Roca se presenta no como un ideólogo, sino como un hombre de acción, alguien que simplemente llevó a cabo lo que consideraba inevitable, incluso si eso implicaba decisiones difíciles y violentas para consolidar un país. Esta mirada pragmática del poder justifica sus actos en nombre del orden y la Nación, sin importar los costos.
La figura de Roca sigue dividiendo opiniones más de un siglo después. Para algunos, es el gran arquitecto del Estado moderno, quien logró unificar el territorio y establecer las bases de la institucionalidad. Para otros, es el rostro de la violencia y el despojo, especialmente hacia los pueblos originarios durante la Campaña del Desierto. Así, Roca encarna dos relatos contrapuestos: el del progreso y el del exterminio.
Esta polarización no es superficial. Roca plantea preguntas que siguen vigentes hoy en día: ¿Es posible construir una Nación sobre la base de la exclusión? ¿Hasta qué punto justificamos la violencia en nombre del “bien común”? En este sentido, Soy Roca va más allá del personaje mismo y nos invita a reflexionar sobre cómo construimos nuestros héroes, cómo operan la memoria selectiva y los mitos fundacionales, y qué relatos seguimos sosteniendo como base de nuestra identidad nacional.
Luna, alejado de la comodidad del presente, se sumerge en las contradicciones de una época donde "hacer patria" implicaba decidir quién formaba parte del proyecto nacional y quién quedaba afuera. Al escuchar a Roca en sus propias palabras, el lector entiende cómo se justificaron —y siguen justificándose— muchas de las decisiones que marcaron el curso de la historia argentina.
Soy Roca no es ni un homenaje ni una crítica cerrada. Es una invitación a pensar, a revisar los mitos con los que se fundó la Nación y a reconocer que la historia no está escrita en piedra, sino que es un campo de disputa constante. En un contexto donde el pasado sigue siendo objeto de debate, esta obra se mantiene como una lectura esencial para repensarnos como sociedad. Nos invita a confrontar las tensiones irresueltas de nuestra historia, a reflexionar sobre cómo seguimos construyendo el relato nacional y a cuestionar cómo el legado de figuras como Roca sigue influyendo en nuestras decisiones políticas y sociales.