Desparecida en Mallorca
Paola Mariana Lens: la policía dice que no hubo "desaparición forzosa"

Periodista
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La joven se presentó en una comisaría y afirmó haber cortado la comunicación con su familia por voluntad propia.
MADRID (Corresponsal) — La buena noticia, la más esperada, llegó este mediodía: la argentina Paola Mariana Lens, de 26 años, está sana y salva. Se presentó, junto con una amiga, en una comisaría de Policía Nacional, en Palma de Mallorca, y las autoridades descartan que haya sido una “desaparición forzosa”, como temían sus padres. Su madre, Grabriela Protti confirmó esto en Buenos Aires y está por viajar para reencontrarse con la joven.
El Diario de Mallorca afirma que Mariana Paola cortó sus contactos con la familia, el pasado 14 de octubre, por “voluntad propia”. Añade que la joven está en “perfecto estado” y que, por lo tanto, “dispone de su libertad deambulatoria como persona mayor de edad”. Según la noticia, ella se sorprendió al conocer la enorme repercusión que tuvo su desaparición y, entonces, decidió presentarse ante la Policía.
En tiempos en que comunicarse por WhatsApp es la norma para saber si una persona está bien o le ha ocurrido algo, en especial, cuando nos separan más de 10.000 km, perder ese hilo de mensajes es un síntoma de que algo anda mal. En especial, en el caso de Paola Mariana, quien se mantenía comunicada con sus padres y que tenía experiencia en trabajos similares, en el extranjero.
Según informa el Centro Nacional de Personas Desaparecidas, Paola Mariana estaba desaparecida desde el 14 de octubre, fecha del último contacto con sus padres. Según ha dicho su madre a varios medios argentinos, había llegado a Mallorca el 10, luego de realizar una escala en Madrid. El pasaje fue pagado por un matrimonio alemán que, según le informó la joven, tenía un hijo de seis años y un bebé de nueve meses. Ella venía a trabajar de niñera. Por desgracia, según admitió, Gabriela no tenía ningún dato del supuesto matrimonio alemán.
A las 17.30 del 14 de octubre, un primo recibió el último mensaje de la joven. Desde entonces, el móvil permanece inactivo, la cuenta de WhatsApp ha sido desinstalada y en su perfil de Instagram alguien ha bloqueado a varios contactos, una conducta inhabitual en la joven. Esto indicaba, casi con certeza, que otra persona había tomado el control de las redes sociales de Paola Mariana.
Las especulaciones más fuertes eran que la joven había sido víctima de una red de trata de personas. No era descabellado: en Mallorca el índice de prostitución es tres veces mayor al de Madrid, y un documental de la Deutsche Welle dejó al descubierto que allí funcionan decenas de locales de masajes que, en realidad, son prostíbulos.
La aparición de Paola Mariana pone fin a una angustia que atravesó fronteras y conmovió tanto a la Argentina como a España. Su caso deja en evidencia el enorme impacto de la desinformación y del miedo en la era digital, donde cada silencio se interpreta como tragedia y cada desconexión se vuelve una alarma. Pero también invita a reflexionar sobre los riesgos que enfrentan miles de jóvenes que viajan al exterior en busca de oportunidades laborales, muchas veces sin contar con redes de apoyo sólidas ni información verificada sobre sus empleadores.