Presa por corrupción
Operativo caos: CFK reúne "sicarios" para lograr un desastre general

Periodista y Director de Newstad

Jorge Rial, Nancy Pazos, entre otros, al servicio de los intereses de la ex presidente condenada en la Causa Vialidad.
Se viene. En Argentina las cosas nunca pasan sin que alguien las piense antes. Rara vez con buenas intenciones, pero siempre las cosas que pasan, esas que quedan en los libros de historia, se suelen sostener escritas detrás de algun sesudo plan. Sea un golpe de estado, un falso magnicidio o la final de un torneo metropolitano para evitar un descenso. Incluso el canibalismo que permitió que el Peronismo diseñe el exterminio peronista a principios de los setenta, esa nunca explicada época en la que se coció el golpe del 76.
Cristina Kirchner confirmó su destino el día que anunció su candidatura. A sabiendas de un futuro de prisión, afirmó su postulación a un cargo menos que menor, en un lugar fácil de ganar para salvar la ropa y lograr, tal vez con éxito, alguna página par en los libros de historia. Ahora el “operativo temperatura” es claro, la dirigente auto percibida proscrita diseña el caos en calma, en su departamento, donde eligió vivir después de constatar que ni ella era Recoleta, ni Recoleta estaba dispuesta a convivir con sus formas.
Así entonces, el desmadre por goteo empezó diez días atrás con algunas marchas que lograron algunos revoleos de palos, una pizca de represión y dos cucharones de obsecuentes con declaraciones rimbombantes para guionar una militancia ya vieja, aburrida y sin mística, pero con el escudo y la foto del General en alguna pechera ya amarilla por el paso de los años.
La mano de obra que utiliza es la más económica y cercana posible. Esa que desde la inmoralidad y la incapacidad de generar buenos productos periodísticos se dedican a ensuciar y hacerle un claro mal al periodismo. Son en general millonarios que en un país justo estarían presos, pero que en Argentina hablan de periodismo y de dignidad, dos situaciones no experimentadas en sus casos. Son progresistas que guardan vinos en cavas subterráneas, que silencian con millones a sus ex parejas, o peor, obligan a sus ex parejas a regalar millones para no contar la mutua corrupción.

El cóctel se conformó con las plácidas entrevistas del canal C5N que fundó Daniel Hadad en 2007 y entregó como seguro de caución familiar a la cosa nostra de Cristóbal López y Fabián De Souza, dos que están en la mira de un juez federal que teje despacio, pero que de noche también teje. Jorge Rial, siempre estéril, con un discurso flojo de papeles pero escoltado por una figura de mucho peso como es Nancy Pazos, alentaron al desastre desde sus respectivas trincheras radiales y audio visuales. Sin rating pero con envión, azuzan caos en la calle hace quince días.
Ahora bien, más allá del baile de Pazos con otra estandarte de la cultura como Guillermo Moreno, ese que pensó que el litro de la nafta bajaba si grababa mensajes de voz amenazando empresarios por teléfono, hay un aparato comunicacional funcionando. Que incluye a Tomás Rebord, Blender, Marcela Pagano y el padre de su hija, un repertorio que distante de la dignidad se dedica sistemáticamente a sembrar desconfianza, caos y tensión donde no la hay.

Cristina Kirchner necesita de todos esos pequeños soldados de pólvora inundada para generar un desastre. Algunos con maquillaje más interesante, que pueden confundir o invitar a pensar, como el novio de Lali Espósito o el empresario Tomás Rebord, quien con Federico Mochi amasan millones mensuales de las arcas estatales bajo una careta simpática de militante visceral católico de La Cámpora. Sin las mensuales donaciones de Buenos Aires y la constante llegada de invitados militantes de Cristina Kirchner, el empresario Rebord no podría hacer una revolución a la medida del cliente.
Sigamos con la receta del caos: Los militantes inquilinos de peinado inconfundible intentaron arruinarle el almuerzo a algunas familias que intentaban pasar el rato en el histórico y exquisito Happening, lo mismo en Gardiner (no tan rico) y otros lugares más, emblemáticos. Las fuerzas de seguridad lamentablemente no pudieron reprimirlos, llegaron a revolear panfletos y a angustiar a algunos comensales que se arriesgaban a consumir en tiempos de bolsillos cocidos y vacas flacas.
Avisaron a los matrimonios de más de sesenta años que si seguían jodiendo con Cristina eran unos hijos de puta que los iban a ir a buscar. Entre bocado y bocado de Tiramisú, los comensales se miraron sin entender y siguieron charlando mientras la revolución se evaporaba por la entrada principal. Otra vez el Peronismo haciendo la revolución con pólvora empapada, duró menos de tres minutos el fervor. Seguramente volvieron a la unidad básica a describir casi el desembarco en Bahía de los Cochinos, pero en la Costanera y contra abuelos de bastón.
Así entonces, Cristina logró ir coordinando el aumento de la temperatura día a día. Los gremios avisaron que van a marchar, esperemos esta vez cumplan porque el hijo presidencial apretó en persona a más de uno después del papelón anterior. Intendentes de la tercera sección electoral, esa en la que Cristina Kircher no va a competir, se reunieron para coincidir en que está proscrita y hay que hacer algo, por ejemplo, marchar el miércoles.
La izquierda, esa siempre servil arista del Peronismo. Esa que aplaudió a Rafael Videla en 1976 y que quiso tomar la democracia tres veces en los últimos cuarenta años, se puso del lado del más débil, es decir, de Cristina Kirchner. Desde Lucas Bonfante y su marxismo errante y sin votos, a movimientos piqueteros arriba del cordón, todos marcharán en busca del caos exigido por una persona que en blanco se hizo en dictadura de 24 propiedades sin antecedentes.
Alguien podría pensar que Cristina busca esencialmente el olvido. O que al menos predica el caos para que la historia la absuelva, como a Fidel Castro, que después de su histórico discurso estuvo veintidós meses preso. Lo importante es que mientras la AHU cubra el 100% de la canasta básica, la pobreza haya bajado 13% según el mismo INDEC que la media hace dos años y el tipo de cambio no se dispare, la sociedad le va a seguir dando la espalda aunque Cristina ponga en duda la ley de gravedad.