La oposición unida frenó los vetos
La casta contraataca: el Congreso contra Milei volteó los DNU del Garrahan y la UBA

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Ex libertarios y opositores se unieron para tumbar los vetos de Milei, en una muestra de la fuerza de la casta.
El reloj del Congreso avanzaba lento mientras la oposición, envalentonada y con una estrategia coordinada, se preparaba para infligir un golpe político al Gobierno. No se trataba solo de discutir los vetos presidenciales sobre la Emergencia Pediátrica y el financiamiento universitario: el objetivo era exponer debilidad en la Casa Rosada y mostrar a Javier Milei como un presidente aislado.
Sin embargo, lo que para muchos se presentó como una derrota estrepitosa, en realidad dejó al descubierto otra cosa: la resistencia feroz del sistema político tradicional frente a un mandatario que eligió no negociar con privilegios ni con cajas de dinero público.
El Congreso como trinchera del gasto
Las bancas del kirchnerismo, el radicalismo y los restos dispersos del peronismo se alinearon en bloque. No había diferencias ideológicas de fondo: la consigna era frenar los vetos de Milei a dos leyes que inflaban el gasto sin financiamiento real. El oficialismo, con una bancada mucho más reducida, sabía que tenía la batalla perdida antes de empezar.
Pero lo sorpresivo fue la magnitud. Más de 170 votos en contra. No porque Milei se haya equivocado, sino porque cuando el ajuste toca los bolsillos de rectores universitarios, sindicatos y gobernadores acostumbrados a la plata fácil, los consensos se fabrican rápido.
En ese escenario, los libertarios eligieron no exponer a sus aliados circunstanciales. Como admitió un colaborador del Gobierno, cuando la derrota es inminente no se le pide a nadie que se queme sin sentido.
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El bloque Pagano y el golpe decisivo
Uno de los movimientos más llamativos fue el de Marcela Pagano y su bloque “Coherencia”, acompañada por Carlos D’Alessandro, Lourdes Arrieta y Gerardo González. La ex periodista, que llegó al Congreso como parte de La Libertad Avanza, eligió esta vez ubicarse del lado de la oposición y darle la espalda al Presidente.
La decisión no fue improvisada: ya el lunes habían resuelto que, si el Gobierno persistía en sostener el veto a las universidades, acompañarían el rechazo. Pagano y su bancada se alinearon sin fisuras, lo que terminó aportando un caudal clave de votos para inclinar la balanza contra Milei.
D’Alessandro, con un discurso que pareció calcado de los manuales del kirchnerismo, cuestionó directamente al Presidente: “Desde que nos fuimos de La Libertad Avanza, vemos la realidad de otra manera. ¿Quién asesoró a Javier Milei cuando le dijo que tenía que vetar la ley de emergencia pediátrica?”. Pagano, al respaldar esa línea, dejó en claro que su ruptura con el oficialismo no tenía retorno.
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La traición en cadena
A Pagano se sumaron los diputados del MID, Oscar Zago y Eduardo Falcone, que hasta último momento amagaron con respaldar al Gobierno pero terminaron plegándose a los bloques opositores. Lo mismo hicieron los cuatro legisladores misioneros, que minimizaron la reciente transferencia de 4 mil millones de pesos desde la Nación, argumentando que era solo una devolución de gastos pasados por inundaciones.
El efecto dominó alcanzó también al PRO de Santa Fe. Los macristas José Núñez, Gabriel Chumpitaz y Verónica Razzini, ausentes en la sesión de agosto, esta vez votaron contra los vetos. Un legislador macrista que aún responde a Milei resumió el sentimiento: “Desde el Gobierno los cagaron y pretenden que sigan inmolándose”.
La lista de deserciones siguió: la correntina Sofía Brambilla, el larretista Álvaro González, el cordobés Héctor Baldassi y hasta la radical Germana Figueroa Casas, docente universitaria, se alinearon con el rechazo. El bloque opositor se consolidó como un verdadero muro contra el oficialismo.
Una oposición que festeja su resistencia
Afuera, la calle replicaba con marchas impulsadas por los gremios universitarios y organizaciones kirchneristas. Dentro, la oposición sonreía satisfecha: había logrado mostrar fortaleza frente al Presidente.
Sin embargo, la lectura más fina revela otra cosa: la vieja política festeja haber mantenido sus cajas, no haber resuelto los problemas del país. La Emergencia Pediátrica y la educación pública merecen recursos, nadie lo discute, pero lo que Milei planteó fue claro: no se pueden seguir financiando gastos sin un programa sustentable.
La apuesta de Milei: después de diciembre
El Presidente sabe que su verdadero capital político no está en la Cámara de Diputados, sino en las urnas. Por eso ya piensa en diciembre, cuando espera que un nuevo mapa electoral le permita empujar las reformas que hoy parecen bloqueadas.
En esa lógica, cada derrota parlamentaria no es más que un recordatorio para la ciudadanía: quienes hoy se presentan como defensores de derechos, en realidad son los guardianes de los privilegios de siempre.
Milei lo sabe y juega a largo plazo. El Congreso podrá trabar leyes y derribar vetos, pero el respaldo popular —el mismo que lo llevó a la Presidencia contra todo pronóstico— será el que decida si la Argentina sigue anclada en el pasado o avanza hacia un cambio profundo.