Una estrella de las pistas y las redes
La Argentina se sumerge en el furor por Franco Colapinto

Periodista. Director de contenidos en Carburando

El piloto de 21 años que conquistó la F1 y al público argentino, vuelve al ruedo en Imola con Alpine
Hay señales que indican que pareciera que el destino se empecina en brindar. En 2024, de manera sorpresiva, Franco Colapinto pasó de ser un ignoto deportista para la mayoría de los argentinos a ser una de las tres personalidades más buscadas en Google en los últimos años (junto con Lionel Messi y el Papa Francisco) por su debut en la Fórmula 1.
En aquel entonces, a fines de agosto último, Colapinto se aprestaba a debutar en la máxima categoría del automovilismo internacional en Italia, en el autódromo de Monza, lugar que conoce muy bien por su pasado en categorías promocionales, como la Fórmula 3, por ejemplo, o mismo la Fórmula 2, escalas previas de la F.1
Fue el reemplazante del piloto norteamericano Logan Sargeant en el equipo Williams.
El impacto por la llegada del argentino fue sorprendente. Las redes sociales multiplicaron el entusiasmo asombrando a propios y extraños. Ni siquiera los consagrados lograban las reacciones de los internautas como este chico de 21, que cumplió con su faena y llegó hasta fin de año como titular del legendario equipo británico.
Para 2025 la situación volvió a foja cero. Con todas las butacas ocupadas de antemano, Colapinto volvió a ser piloto suplente, en este caso en el equipo Alpine (responde al Grupo Renault), aunque las versiones indicaban que reemplazaría al australiano Jack Doohan. Y así será. Este fin de semana, otra vez en Italia, aunque esta vez en Imola, Colapinto volverá al ruedo en la Fórmula 1.
¿Qué tiene este chico para ser protagonista de un fenómeno social que acapara a públicos de todas las edades a pegarse nuevamente a los televisores para seguir como en las épocas de Reutemann, por ejemplo, a la Fórmula 1?
Por lo pronto es dueño de un carisma único, que ni siquiera los grandes campeones de la actualidad poseen. “Ninguno de mis colegas logra lo que yo sí en las redes. Creo que en un punto me envidian eso, pero es así”, comentaba Franco en su última visita a Buenos Aires previo a su debut en la Fórmula 1.
Está claro que un piloto no llega a la máxima categoría sólo por carisma. Hay que ser un gran conductor. Y si bien Franco no descolló en las disciplinas previas, tampoco desentonó.
Pero es cierto que Colapinto cosecha su siembra. A los 14 años se fue solo a Europa a competir en las categorías menores de fórmula. Un sacrificio extremo para un deportista argentino, bien lejos de casa y con todas las contrariedades económicas que suelen padecer los representantes nacionales.
"Me la paso 8 horas por día manejando en el simulador de Williams. Pero no es un video juego. Hay que tomar data, analizarla. Además de memorizar los circuitos, ser competitivo, compararse con los demás pilotos del equipo y no pegarse, por más que todo se resetee y no duela nada”, suele comentar cuando se le pregunta por las funciones de los pilotos suplentes de un equipo de Fórmula 1.
Además de los méritos propios, Colapinto se benefició con una serie de situaciones que pasaron a ser favorables para sus intereses automovilísticos. Algo así como que se alinearon todos los planetas en su favor.
En primer lugar, el cambio de riendas por parte de la Fórmula 1, que se transforma desde la llegada de Liberty Media, empresa que apuesta por los jóvenes talentos.
A ello se suma la falta de pilotos sudamericanos. Recién este año se agregó el brasileño Gabriel Bortoleto en Sauber. Y asimismo, Colapinto se asoció con el grupo Bullet Sports Management, para el manejo de su gestión comercial, que manejó su destino hasta que el argentino quedó en manos del italiano Flavio Briatore, un polémico manager que supo llegar a la cima de la gloria de la mano del alemán Michael Schumacher y del español Fernando Alonso, pero que también protagonizó escándalos mayúsculos, inclusive fue suspendido de la F.1.
Así como el panorama se mostró fértil en la Fórmula 1, en la Argentina también hubo vientos de cambio. Grandes empresas se unieron en el objetivo de acompañar a Franco en una aventura que los argentinos no vivían desde hacía 23 años, cuando Gastón Mazzacane fue despojado de su butaca.
Gulf Argentina, Mercado Libre, Bigbox, Quilmes, Ripio, Uber y ahora Renault, entre otros, se alinearon detrás del proyecto. El propio Marcos Galperin, fundador de Mercado Libre, se deshizo en elogios en favor de Franco.
YPF participó activamente (campañas agresivas en favor del piloto) y el Automóvil Club Argentino (ACA), con su representación ante la Federación Internacional del Automóvil (FIA), apoyaron desde lo institucional. Aún se recuerda cuando en la visita anterior, Franco salió al balcón de la casa madre del automovilismo argentino, sobre avenida Del Libertador, para saludar a sus fans.
Pero el caso de Globant es sumamente importante, ya que la compañía es parte de la Fórmula 1, como integrante y desarrolladora de aplicaciones y sistemas de la máxima categoría. Pertenece a la mesa chica y posee voz y voto a la hora de “sugerir”.
Pero lo más llamativo es la forma como Colapinto se acercó a Globant. Una manera tan loca como inesperada: por intermedio de un artista.
Uno de los apalancamientos más gravitantes que tuvo Colapinto fue Bizarrap, el reconocido productor musical. "Él es un amigo, y queríamos hacer algo desde hace un tiempo", comentó el piloto, que en su momento diseñó un casco en alusión al productor musical. "Después de lo de Biza, tuve el apoyo de Globant", afirmó el piloto, que protagonizó una historia única dentro de la historia de este deporte.
Franco Colapinto vuelve al ruedo. El destino quiso que otra vez Italia, ahora en Imola, sea el lugar de su debut, en este caso en el equipo Alpine. Todo un país empujará su vehículo desde el fervor que se supo experimentar con el quíntuple campeón mundial Juan Manuel Fangio, o el propio Carlos Reutemann, entre otros. Mientras tanto, Franco se dedicará ahora a lo que más le gusta: manejar un auto de competición.