Elecciones y economía
Ignacio Olivera Doll: “Con más libertad política, el desafío ahora es económico”

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El economista analiza el impacto electoral y los desafíos económicos del Gobierno de Javier Milei.
En medio de un clima político marcado por el resultado electoral y la expectativa sobre la continuidad del programa económico, el economista Ignacio Olivera Doll analiza el presente y el futuro de la economía argentina. En este diálogo destaca los logros iniciales del gobierno de Javier Milei en materia fiscal y advierte sobre los desafíos que aún persisten en el frente cambiario, la inflación y las reformas estructurales.
Con una mirada que combina diagnóstico técnico y lectura política, Olivera Doll sostiene que el Ejecutivo entra en una nueva etapa, con mayor margen de acción, pero también con la responsabilidad de retomar el ajuste y avanzar en transformaciones profundas para lograr un crecimiento sostenido.
Luciana Sabina: ¿Qué diagnóstico hacés hoy de la economía argentina?
Ignacio Olivera Doll: El gobierno de Javier Milei generó un ordenamiento de la macro que no se esperaba, especialmente en la reducción del déficit fiscal, como el factor principal detrás de la política monetaria que terminaba generando inflación. En eso, el Gobierno fue muy exitoso: creo que fue la mejor señal que pudo empezar a mostrar a los inversores desde los inicios.
Se observó una baja muy fuerte de la inflación explicada por esta reducción, aunque en algunos casos estuvo asociada a mecanismos que al mercado no terminaron de convencer y que tienen que ver con la otra mitad de la política económica, la que aún genera dudas.
Incluso se puede decir que hubo cierta mala praxis en los últimos meses en lo vinculado con la política cambiaria. El Gobierno fue muy exitoso para resolver lo fiscal y controlar la inflación, pero las formas en las que decidió bajarla el último año —con el ancla cambiaria y el ancla salarial— generaron algunas distorsiones en la economía.
El tema cambiario fue un problema que acompañó al Gobierno durante el último año y medio. Si bien en términos electorales el resultado fue positivo, en la relación con el mercado generó tensiones: los inversores presionaron sobre el tipo de cambio, forzando al Gobierno a intervenir con pérdida de reservas.
Ahora, ese problema deberá resolverse en la segunda etapa del Gobierno de Javier Milei. La segunda parte del ajuste todavía no terminó de corregir los desequilibrios: el Gobierno hizo una pausa con enfoque electoral, y ahora debe retomar la senda del ajuste.
Luciana Sabina: ¿Qué efecto puede tener el resultado electoral en el tipo de cambio y la brecha cambiaria?
Ignacio Olivera Doll: Lo que vamos a ver en el tipo de cambio es una caída muy fuerte, una valorización abrupta del peso que responde a la demanda exagerada que había tenido el dólar por una cuestión de cobertura ante un riesgo que, finalmente, no se concretó: el posible regreso del peronismo.
En la economía argentina, el resultado de ayer muestra que el Gobierno tiene mucho margen de acción. Ese riesgo quedó acotado y las expectativas que se habían generado se desarmaron. Toda la dolarización observada en los días previos empezará a revertirse, y veremos un tipo de cambio más cercano al centro de la banda de flotación.
También podríamos observar una reducción de la brecha cambiaria, impulsada por la expectativa de una liberación gradual de las restricciones. Esto da margen al Gobierno para cumplir con una de las promesas del presidente Milei: eliminar el cepo cambiario. Es probable que, dentro de un programa de normalización, se avance hacia la apertura cambiaria, buscando generar un crecimiento más genuino y sostenido.
Luciana Sabina: ¿Esperás movimientos en los precios o la inflación tras las elecciones?
Ignacio Olivera Doll: Las expectativas políticas explicaban buena parte de la presión sobre los precios y los activos financieros. Con el resultado electoral, ese componente comienza a desarmarse.
Lo más probable es que veamos cierta estabilidad de precios en el corto plazo, aunque dependerá de la velocidad con la que el Gobierno encare las reformas pendientes. Si se percibe consistencia en el programa económico, el impacto electoral puede traducirse en una desaceleración sostenida de la inflación.
Luciana Sabina: ¿Creés que la economía argentina está más condicionada por las expectativas políticas que por los fundamentos reales?
Ignacio Olivera Doll: Las expectativas políticas explican, al menos, la mitad de la presión que se observó sobre los activos argentinos. Con el resultado electoral, ese componente empieza a desmoronarse y puede actuar como catalizador. Ya lo estamos viendo en las primeras operaciones: los precios de los activos argentinos reaccionaron positivamente.
Por supuesto, la otra mitad tiene que ver con los fundamentos macroeconómicos, que aún deben ajustarse —como la cuestión cambiaria—. Todavía falta sincerar el tipo de cambio y alinearlo con un nivel de equilibrio coherente con la cuenta corriente.
Aun así, los grados de libertad que el Gobierno recupera tras las elecciones le permiten empezar a encauzar la economía con mayor previsibilidad.
Luciana Sabina: ¿Qué condiciones deberían darse para que se inicie un ciclo de crecimiento sostenido?
Ignacio Olivera Doll: El Gobierno todavía tiene mucho por resolver en materia laboral e impositiva. En las próximas semanas seguramente lo veamos ocupado en este tipo de reformas. Es probable que la solución al frente cambiario también venga por ese lado: a través de una reducción impositiva que permita ganar competitividad sin recurrir a una devaluación.
Esto marcaría un camino novedoso, porque hasta ahora el mercado no anticipaba que las condiciones para el crecimiento pudieran generarse por reformas estructurales.
Con el nuevo resultado electoral, esas reformas —que antes parecían difíciles— podrán impulsarse con mayor facilidad.
Las condiciones, entonces, apuntan a una Argentina con un mercado más libre, un tipo de cambio más genuino y equilibrado, y una estructura impositiva y laboral que otorgue a las empresas mayor flexibilidad para invertir y contratar. Creo que ese es el camino que terminará generando las condiciones para un crecimiento sostenido, según la visión del mercado.
