Un video falso que lo cambió todo
IA, el escándalo que dominó la conversación

Periodista

En una elección desabrida, un deepfake de Macri encendió la adrenalina y desató una guerra de acusaciones.
La campaña para las elecciones legislativas 2025 en la Ciudad de Buenos Aires venía siendo desabrida, casi somnolienta. La apatía ciudadana se reflejaba en niveles de participación inusualmente bajos y en una agenda sin grandes sobresaltos ni emociones. Todo cambió de golpe en las horas finales antes de los comicios, cuando la inteligencia artificial irrumpió inesperadamente en escena con un video falso que sacudió el tablero político.
En dicho video –generado con técnicas de deepfake– aparecía un supuesto Mauricio Macri anunciando la retirada de la candidata de su partido, Silvia Lospennato, y llamando a votar por el candidato libertario Manuel Adorni. En cuestión de minutos se propagó por redes sociales y desató un temblor político. Lo que había sido una contienda sin épica ni drama, de pronto tenía un protagonista inesperado: un engaño fabricado por algoritmos.
Un video falso en la recta final
El video comenzó a circular en la noche previa a la votación, en plena veda electoral, difundido desde cuentas asociadas a seguidores de Javier Milei. No fue el único: también apareció un montaje similar con la propia Silvia Lospennato “anunciando” su renuncia en favor de Adorni.
Las reacciones iniciales no se hicieron esperar. Mauricio Macri, fundador del PRO y ex Presidente, salió rápidamente a desmentir y condenar el video fake, calificándolo como un “intento de fraude electoral” que “rompe todas las reglas” democráticas. El expresidente apuntó sus dardos directamente hacia el oficialismo libertario: acusó a Santiago Caputo, asesor cercano al Presidente Milei, de estar detrás de la difusión del video engañoso.“No me vengan con que son unos tuiteros sueltos”, bramó Macri en una conferencia de prensa improvisada al despuntar el domingo, “cuando el hombre más poderoso de su gobierno… tuitea estos videos truchos hechos con inteligencia artificial”. Visiblemente molesto, remató: “Esto no les va a funcionar porque es una cosa de loquitos… necesitamos gente equilibrada… no un grupo de loquitos”.
Las instituciones electorales actuaron con celeridad ante la denuncia. Durante la madrugada del domingo, el Tribunal Electoral de la Ciudad ordenó a la red social X (antes Twitter) eliminar el video deepfake en un plazo máximo de dos horas. También la Fiscalía porteña abrió una causa penal por posible violación a la veda e intento de suplantación de identidad.
Quiebre definitivo entre Macri y Milei
La mañana de la elección amaneció atravesada por el tema. Lejos de bajar el tono, Macri redobló su acusación de “fraude digital”. La principal candidata afectada, Silvia Lospennato, expresó su propia indignación: “Esto es muy triste para la democracia argentina. No vale todo en una campaña electoral”.
En pocas horas, el escándalo tecnológico pasó a dominar por completo la conversación pública de la jornada electoral.
Del otro lado de la grieta política, la respuesta llegó con virulencia. Javier Milei votó cerca del mediodía y, rodeado de prensa, disparó sin filtros contra Macri. “Que dejen de llorar, son de cristal… Macri está hecho un llorón, está muy de cristal” fustigó el Presidente, molesto por las acusaciones. Con su estilo directo, Milei desdeñó el asunto como exageración de la oposición. Sus palabras marcaron un quiebre definitivo en la relación personal entre ambos líderes, que alguna vez estuvieron políticamente alineados. El cruce Macri-Milei se volvió el eje narrativo del día y eclipsó cualquier otro debate.
No solo oficialismo y oposición directa se vieron envueltos en la polémica: todas las fuerzas salieron a posicionarse. Desde el peronismo, el candidato Leandro Santoro expresó su repudio con tono grave. “Quiero expresar mi más enérgica condena. Se han vulnerado principios elementales de la democracia. En la democracia no se juega al fleje” sentenció.
Con el correr de las horas, el escándalo siguió escalando. Promediando la tarde, quien alzó la voz fue Patricia Bullrich, ex presidenta del PRO y hoy ministra de Seguridad de Milei. Lejos de solidarizarse con sus viejos compañeros, Bullrich sorprendió al disparar contra Macri. “Lo que hace Mauricio Macri es ponerse en una situación de poco carácter”, lanzó, minimizando las quejas por el video. Bullrich acusó a sus exsocios de hipocresía: recordó que apenas unos días antes, el equipo de campaña macrista difundió un video muy agresivo “que era un insulto a todos y cada uno de los que conformamos el Gobierno. Pegaron abajo de la cintura”, según sus palabras. Con mordaz ironía, cuestionó que ahora Macri se escandalizara por “un video que nadie sabe quién lo hizo, que no es de La Libertad Avanza, sino de algún ingenioso”. Para rematar, Bullrich devolvió la acusación de juego sucio: “El ‘vale todo’ lo instaló el equipo de campaña de Mauricio Macri; nosotros no hicimos ningún ‘vale todo’”. Sus declaraciones dejaron atónitos a varios. El incidente expuso no solo la tensión entre gobierno y oposición, sino también las heridas internas y la guerra de relatos en la derecha argentina.
La IA, protagonista inesperada de una campaña sin brillo
Hasta antes de este escándalo, pocos porteños hubieran adjetivado esta campaña como “vibrante”. Por el contrario, analistas y ciudadanos coincidían en señalar la desazón general: la elección legislativa local, a mitad de ciclo presidencial, parecía despertar poco interés tras la intensa disputa nacional de 2023. Los números de participación lo confirmaron: apenas un 53% del padrón acudió a las urnas, el nivel más bajo en casi tres décadas (históricamente rondaba el 75%).
Paradójicamente, la chispa de emoción la terminó aportando una herramienta artificial. Un montaje digital logró en horas lo que semanas de campaña no habían conseguido: que todos hablaran de la elección. La inteligencia artificial se convirtió en la gran protagonista –aunque forzada y peligrosamente– de la recta final. Este vuelco insospechado le dio a la contienda un dramatismo de última hora, casi de novela distópica: un personaje virtual, creado por algoritmos, robó el centro de la escena.
Lejos de ser un fenómeno local, lo ocurrido en Buenos Aires se inscribe en una tendencia mundial que tiene a expertos y autoridades en máxima alerta.
Especialistas en comunicación política e IA analizan con preocupación y asombro este nuevo escenario. Los riesgos van desde la erosión de la confianza pública (la duda permanente sobre cualquier información) hasta la supresión del voto (mediante mensajes falsos que busquen desmotivar o confundir electores). Este tipo de artimaña digital pone en jaque la premisa básica de una democracia: que los ciudadanos emitan su voto en forma libre e informada.
La democracia ante sus nuevos fantasmas
Hoy, Buenos Aires aporta al mundo político una lección tan incómoda como necesaria: las próximas batallas electorales podrían librarse (también) en el terreno de la realidad virtual adulterada. Los candidatos ya no solo compiten contra otros candidatos, sino contra sombras digitales que pueden imitar sus voces y rostros.
Es posible que, de ahora en adelante, la ciudadanía argentina mire con más escepticismo cualquier pieza audiovisual extraordinaria difundida en medio de una elección –y quizás eso sea algo positivo, un desarrollo de anticuerpos democráticos. Pero también es posible que nuevos intentos más sofisticados siembren confusión. La tecnología seguirá sorprendiéndonos, y parece que todavía estamos lejos de ver su techo. La democracia, para sobrevivir y robustecerse, deberá aprender a convivir con estos nuevos fantasmas digitales sin permitir que le roben la esencia. En 2025, en Buenos Aires, la inteligencia artificial ganó –aunque sea por un día– el centro de la escena política. Dependerá de nosotros que en el futuro ese escenario le pertenezca de nuevo a la realidad, a la verdad y a la voluntad genuina de la gente.