Expectativa y dólar
Elecciones marcadas por la volatilidad: qué esperar el día después
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Los mercados enfrentan una inestabilidad inédita mientras crece la tensión por el resultado electoral.
Resulta difícil encontrar una elección, no sólo de medio término sino incluso presidencial, tan atravesada por la volatilidad financiera como la actual. En los últimos sesenta días, desde el resultado en la provincia de Buenos Aires, los mercados navegan un mar de incertidumbre respecto a las principales variables macroeconómicas. Hoy, lo único que puede afirmarse con certeza es que nadie puede anticipar con precisión qué sucederá después de las elecciones nacionales.
Como ocurre en cada proceso electoral, la búsqueda de cobertura frente al riesgo político impulsó una demanda de dólares que superó los patrones estacionales. El Gobierno conocía este comportamiento, pero apostó a un escenario excesivamente optimista, esperando que un resultado favorable revirtiera las expectativas y atrajera un flujo de capitales capaz de mantener al tipo de cambio dentro del esquema de bandas. Sin embargo, tras el impacto de las elecciones bonaerenses, el ánimo del mercado cambió drásticamente: no sólo se puso en duda la sostenibilidad del sistema cambiario, sino también la credibilidad del programa económico.
Desde entonces, los activos argentinos sufrieron un fuerte sell-off, mientras la demanda de cobertura contra el dólar alcanzó niveles inéditos, superiores al 40 % de la base monetaria (M2). Ni siquiera el apoyo del Tesoro estadounidense logró estabilizar la situación, en un contexto donde los mercados se movieron al compás de los anuncios y mensajes de figuras como Bessent y Trump. El impulso inicial del respaldo externo parece haberse diluido, y ahora la atención se concentra exclusivamente en el resultado electoral.
¿Qué puede esperarse del dólar y de los activos financieros tras las elecciones?
Entre economistas y operadores, hay consenso en que el esquema cambiario vigente luce agotado y requiere un retoque para seguir funcionando. Con un acceso cada vez más limitado al financiamiento externo, luce improbable que Estados Unidos siga desembolsando dólares para sostener la estrategia actual. Sea cual fuere el resultado electoral, el próximo paso será un rediseño del régimen cambiario que permita recomponer reservas y alinear flujos financieros. Un resultado adverso para el oficialismo podría acelerar este proceso de manera desordenada, mientras que una victoria otorgaría algo de tiempo y margen político para una corrección más gradual.
En el universo de los bonos hard dollar, si el apoyo norteamericano termina de materializarse, las paridades podrían exhibir una recuperación significativa. Ello contribuiría a una baja del riesgo país y, en un escenario ideal, abriría la puerta para un eventual regreso del Tesoro al mercado internacional de deuda.
Por otra parte, la curva en pesos y el mercado accionario continúan siendo los segmentos más castigados. Dentro de los bonos en moneda local, los instrumentos ajustados por CER ofrecen oportunidades atractivas: con rendimientos reales superiores al 20 % anual, deberían ser los primeros en recuperar terreno una vez disipado el riesgo cambiario. Las acciones, en cambio, reflejan la mayor dosis de incertidumbre. Luego de haber alcanzado máximos a comienzos de año, el Merval no logra encontrar piso. Los inversores cuestionan la capacidad del oficialismo para sostener la gobernabilidad y avanzar con las reformas estructurales anunciadas. Ante un eventual retorno del peronismo, el flujo hacia mercados de equity más estables suele intensificarse. Incluso si Milei supera el 35 %, lo cual sería interpretado positivamente, deberá demostrar fortaleza parlamentaria para ejecutar su agenda y así permitir una recuperación sostenida del mercado accionario local.
Estas elecciones definirán tanto el rumbo como la velocidad del camino económico. Un resultado favorable podría aportar calma, oxígeno político y una ventana para reordenar las variables. Si el riesgo político se disipa en el corto plazo, los activos argentinos podrían encontrar nuevos precios y el mercado —una vez más— ensayar un cambio de clima.
