Camino a octubre
El triángulo de barro: periodistas, empresarios y políticos buscan golpear a Milei

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Reuniones para intentar golpear a Javier Milei y adelantar elecciones. El PJ en marcha, el Gobierno confiado en octubre.
Hay un grupo de personas trabajando para golpear la democracia. No es bueno que el periodismo evite calificar la situación como golpista, no sucede otra cosa. No hay tensión, ni diferencias ni falta de consenso: hay empresarios, periodistas, lobbistas y políticos reuniéndose para romper al Gobierno y sacarlo antes de lo que corresponde. Es una situacion que se reconoce en off the récord pero se maquilla al aire. El periodismo y el círculo rojo lo saben, pero no lo dicen.
Existe un triángulo de hierro que es según el Gobierno el que busca terminar la decadencia nacional, ese que habitan con igual intensidad y hermetismo Javier y Karina Milei junto a Santiago Caputo. Más allá de las opiniones y editoriales, lo concreto es que los tres siguen trabajando juntos para lograr su plan de reconstrucción nacional. Armaron un partido, ganaron las elecciones, y ahora todo parece indicar que con la derrota preliminar en las municipales de Buenos Aires, tendrán su gran desafío para cimentar la revolución liberal y enterrar el populismo progresista.
Ese triángulo hoy se ve queriendo ser exterminado explícitamente por el triángulo de barro: una estructura de empresarios, periodistas y políticos que abiertamente buscan golpear la democracia. Usan eufemismos y escotes, se ríen especulando con la caída de la democracia, eso que quiso negociar el Peronismo con los militares y que gracias a un cajón y al fuego se pudo evitar. Son hombres de negocios, de los medios. Muchos de ellos simpáticos carismáticos y talentosos, tejen un golpe de estado al compás de las gracias y las promesas.
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“El operativo empezó, eso es sabido”. Un Peronista que desayuna en Tabac pero odia la oligarquía describe con precisión el proceso. Se organizan marchas venideras por supuestos ajustes en un país saqueado por el populismo demagógico. La Izquierda como en los setenta se abraza al golpe y planifica apoyo y contundente militancia a todas las protestas obreras por su representación en las bases, eso que tuvo el Peronismo. En el Alvear, en Tabac, en Roldán, empresarios y políticos charlan e intercambian ideas. Incluso un empresario mendocino que está sentado en la mesa de Jorge Macri es parte de esas reuniones, donde explica que lo suyo con Macri son sólo negocios.
El triángulo de barrio tiene una pata periodística interesante. Jorge Rial, Nancy Pazos, Manuel Jove, Pabla Duggan, síntomas del deterioro intelectual y moral de un sistema de medios que se cambió de bandera las veces que hizo falta. Amigos que hicieron negocios con Sergio Massa, millones de millones con Mauricio Macri y ahora financiándose con el kirchnerismo más clásico. No agarran sobres, no son corruptos, van a dar charlas rentadas a los intendentes que les permiten viajar en avión y cambiar el auto. Son sólo algunos nombres, los empresarios Tomás Rebord, Guillermo Aquino y los “Blender boy´s” engrosan la nómina.
Peronistas se visten de blanco, sonríen, son capaces de negar la ley de gravedad con tal de sumar. Es lo que hizo durante dos años un tal Miguel Ángel Pichetto, un rionegrino populista de pura cepa, candidato de Néstor y Cristina y admirador de Hugo Chávez. Memoria.
Nancy Pazos y Jorge Rial son hoy el leading case más claro de la podredumbre periodística, pero no porque no tengan talento, ni por su corrupción personal o su desafío supino a la hora de expresarse, sino por la exposición que padecen hace meses. Ambos macristas de pura cepa, hicieron algunos millones con el partido amarillo militando un discurso maoista para prostituirse por arreglos comerciales con empresas y “cajas de alfajores”, según decribe el ex socio de Luis Ventura. Jorge Rial se preocupó por sumarse a Carnaval, esa estructura de streaming que algún fiscal deberá interesarse en conocer su fondeo inicial, mientras su hija salía de la prisión por usar su nieto para salir a robar. Datos.
Nancy Pazos cree que le puede decir “pelotuda” a Mariana Brey por exponer su bruta incapacidad de analizar la realidad. Como siempre, volvió al barro para descalificar y amenazar, dos verbos que le permitieron abandonar Villa Soldati para vivir en una mansión en zona norte.
Marcela Pagano se fue del canal América con denuncias de maltrato a maquilladora, la echaron esencialmente porque Pamela David tenía un evidente motivo para que no sea parte de la grilla, pero también por la difícil convivencia interna en el canal. Así cayó Marcela Pagano al mundo de la opacidad que habita Luis Barrionuevo, Franco Bindi, Nancy Pazos, Jorge Rial, Pabla Duggan y otros empresarios y operadores mediáticos que encontraron cobijo en la militancia progresista anti argentina.
Emilio Monzó cree ahora que Cristina Kirchner fue perseguida, y conversa amigablemente con Carlos Pagni, al igual que el lavado Axel Kicillof, para explicar por qué no se debe investigar a los presidentes, como si la justicia no tuviese derecho a preguntarle a una persona cómo hizo para incrementar su patrimonio mil veces ejerciendo roles de funcionario público. Monzó, ignífugo siempre. Monzó habla con Juan Schiaretti y saben los dos que hay un plan en marcha. ¿Lo conocen y no lo denuncian o son parte?
Marcela Pagano camina por el desierto y se quema los pies pero sonríe para que no se note. Luis Barrionuevo ya no requiere de sus servicios, en el Gobierno es mala palabra y ahora busca cobijo en dirigentes de la talla de Ricardo Quintela, que está por terminar sus estudios para ser unviersitario mientras busca posicionarse para dar la batalla por la interna del Peronismo. Renovación, pero al revés. Marcela Pagano ahora se escuda en las múltiples cuentas que usa para doxear opositores a su marido, el abogado Franco Bindi, quien cumple una regla rara: quiere ser jefe de los espias mientras sube fotos a redes sociales con su mujer y su hija Un caso de estudio para el matrimonio que pasó del humilde Palomar a una casa de, dicen, un millón y medio de dólares y carteras Gucci sin haber tenido un cargo jerárquico en su carrera.
Son parte del triángulo de barro que quiere golpear la democracia. Hay empresarios que juegan a dos bandas, es el caso de Cale Group de Marini. Las empresas que tiene incluyen obviamente al estado. En este caso el misionero, con la familia Rovira. Ramiro Rovira hace contratos multi millonarios por año con Alegra Med para que los turnos online se puedan reservar sin problemas. Es hijo del virtual gobernador Rovira, ese que maneja la provincia y que aún no pudo opinar sobre la red de pedofilia y trata que hay en Misiones y que involucra al hijo de Ramón Puerta y los hermanos condenados. En Misiones todo se sabe, y Newstad viajó a investigar la trata y la pudo documentar.
El triángulo de barro busca romper el de hierro para después romper la democracia. En octubre una parte de la sociedad entenderá que romper la democracia es romper un país, no sacar a Milei del poder. Hay reuniones. Hay charlas, el golpe está en marcha, las fuerzas de Javier Milei son la sociedad.