Opinión
Oportuncrisis: volver a las bases, refundar el PRO y crecer con LLA

/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/10/volver.jpeg)
La gestión como premisa básica. Menos personalismos y más acuerdos con LLA para volver a ser una marca líder.
Los estoicos basan su razonamiento en tiempos de crisis sobre algo tan sencillo y evidente que duele: concentrarse en lo controlable, dejar lo que no se puede controlar, lo exógeno, eso que no se puede resolver. El PRO intentó controlar algo cultural, viral, endovenoso, eso que fue Javier Milei desde 2021 y que nadie vio venir. Ahora su marca no gobierna el país, tampoco Buenos Aires, con dudoso pelaje Chubut y Mendoza, y con más dudas que certezas su viejo bastión, la Ciudad, que vivió con el PRO el cambio que nunca había tenido desde su fundación moderna.
Hoy el PRO en Ciudad es matemáticamente menos del 10% de lo que fue en su apogeo. No tiene lista propia, nace en el quinto lugar con chances altas de no entrar y una Legislatura que ya tiene precocido un interbloque de Horacio Rodríguez Larreta que va a tener en marzo diez integrantes. No es casualidad, es producto de la acumulación de situaciones que desgastaron la marca, sus líderes y sus candidatos. Es ahora el mejor momento para el PRO, cuando hay cimientos fuertes, los vientos que sacuden, sólo despejan para ver mejor.
/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/04/macri_y_caputo.png)
La crisis que tiene hoy el PRO lo distancia de su esencia y como consecuencia de sus audiencias, es decir, votantes. Hombres de traje que después de ser exitosos en el sector privado, venían a resolver problemas del Estado para hacerlo eficiente, dinámico, transparente y desregulado. Eso fue Mauricio Macri, Andrés Ibarra, Guillo Dietrich y un puñado de amigos más que integraron la función pública a forma de patriada un cuarto de siglo atrás. Hoy el PRO no es sinónimo de gestión, y lo dicen los propios fundadores.
No se puede sostener la pasión indefinidamente. El PRO fue cambio, disrupción, una máquina de ganar elecciones, una reflexión al ecosistema agotado de la política, una opción de gente idónea para combatir al más brutal y corrupto populismo, un refugio moral para la Argentina de los que creían que se podía vivir mejor y que los buenos al final siempre ganan. Fue eso, no es eso. Puede volver a ser eso.
El PRO va a volver a ser grande sus líderes así lo disponen. Argentina tuvo ministros de la talla de Andrés Ibarra, que hablaba de expedientes digitales y licitaciones encriptadas para evitar amiguismos cuando en Argentina el kirchnerismo brindaba literalmente con whisky en La Rosadita a las once de la mañana mientras pateaban bolsos con pallets de dólares negros. Eso fue el PRO, ese contraste que enamoro a millones de argentinos y que hoy está desdibujado.
/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/10/volver_a_las_bases.jpeg)
Guillo Dietrich hizo más por la conexión del interior profundo que pocas personas en la historia del país. La transparencia, el consenso real con intendentes y gobernadores que pensaban distinto, la vuelta del tren que había quedado en desuso después del peronismo. La llegada de la conectividad en la Ciudad para descomprimir con el Metrobus, ese recurso económico y eficiente que cambió la forma de moverse en la ciudad. Esa gestión que contenía la mirada atenta de Macri y Rodríguez Larreta fue la que hizo grande al PRO.
La necesidad de atenuar personalismos y volver a las bases de la gestión, el método, la reunión, el análisis objetivo de los desafíos y la búsqueda de soluciones concretas que resuelvan problemas. Menos consultoras y más hacedores que no se cansen de buscar alternativas para bajar costos y sostener la calidad del servicio público en cualquier momento del día. Eso es el PRO, o lo fue hasta hace poco.
La Libertad Avanza no va a ganar el distrito si no ofrece una persona que gestione procesos y ordene el caos. Nadie lo sabe hacer mejor que el PRO y LLA lo sabe. Es juntos, no es separados. Es un error de diagnóstico grosero pensar que el éxito de uno puede escindir del otro, o más errático aún, con el otro en contra. Eso es lo que necesita el populismo para gobernar la Ciudad. antagonismo entre similares para imponer un criterio de falso consenso y desembarcar en 2027.
El PRO necesita, exige que su electorado vuelva a enamorarse y moverse. Timbrear o lo que sea hoy día, volver a estar en cada esquina, a renovar el sistema político. Es con LLA, no es sin LLA. LLA necesita la experiencia exitosa del PRO y desechar lo que no sirve, lo que no aporta, que también habita en el PRO como en todos los espacios. No es con nuevos candidatos estridentes que hablen de temas innovadores, es con los mismos de siempre, con los que resolvieron problemas y cambiaron la historia, no siempre el cambio es para adelante.
A veces, volver es avanzar para modernizar, transportar, desarrollar turismo y poder curar y educar a los bonaerenses sin miramientos, como siempre lo hizo el gobierno porteño.
