Maniobra financiera contra Milei
El golpe que se jugó en los mercados

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La maniobra buscó llevar al límite al Gobierno en su flanco más débil: el frente financiero.
La política argentina no se mide solo en bancas, internas o declaraciones en el Congreso. Hay otro escenario donde se definió buena parte del “golpe que no fue”: los mercados. Y ahí la película fue igual de dramática que en la rosca parlamentaria. Altas fuentes dijeron a Newstad que la semana pasada hubo una maniobra clara para empujar a Javier Milei al límite. Todo se vio en la City: bonos que se desplomaban, el riesgo país escalando a 1.500 puntos y un dólar que amagaba con volar hasta los $1.800. En otras palabras, un golpe financiero.
La lógica es sencilla: cuando los inversores ven riesgo, piden más tasa. Si un bono de 100 dólares rinde el 10% y cae a 50, pasa a rendir el 20%. Ese salto refleja la desconfianza en la capacidad del país de pagar sus deudas. Y en esos días, nadie creía que la Argentina de Milei pudiera aguantar. La City porteña se transformó en un hervidero. El dólar se disparó con la excusa de que sectores políticos estaban por mover las cláusulas de acción colectiva de los bonos. Según las fuentes consultadas, allí se alinearon radicales, peronistas y hasta algunos referentes del PRO. El objetivo era simple: golpear al Gobierno en su flanco más débil, el frente financiero. Con un 80% del Congreso operando en contra, la jugada buscaba dejar a Milei en el aire, repitiendo un libreto que en la Argentina ya vimos demasiadas veces: presión política, corrida cambiaria y clima de colapso.
Pero el golpe no prosperó. Altas fuentes dijeron a Newstad que en el mismo momento en que el dólar se desbocaba y el riesgo país trepaba, llegó el contrapeso desde afuera. El apoyo de Estados Unidos, con avales explícitos e implícitos de la Reserva del Tesoro, y la venia de fondos internacionales ligados a Netanyahu y Trump, le dieron a Milei el oxígeno que necesitaba. El resultado fue inmediato: en cuestión de horas el riesgo país se derrumbó de 1.500 a 1.000 puntos. Los mercados entendieron que la apuesta contra la Argentina tenía límites y que el Gobierno contaba con un blindaje externo inesperado.
La estabilización no significa que la batalla esté ganada. En los próximos días el agro liquidará cerca de 7.000 millones de dólares, mientras que la demanda local promedia 1.500 palos mensuales. Esa relación deja claro que habrá más oferta que presión compradora. Traducido: si el Banco Central no interviene, el dólar debería retroceder con fuerza. En paralelo, el riesgo país podría seguir en baja. De 1.500 puntos ya cayó a 1.000, y hay quienes proyectan un sendero hacia los 300. No será automático ni lineal, pero el mensaje es que la confianza, cuando aparece, se refleja en minutos en la pantalla de Bloomberg.
Lo que quedó en evidencia es que el intento de desestabilización a Milei también tuvo un capítulo financiero. Y que así como la política puede poner a un presidente contra las cuerdas, los mercados pueden terminar de empujarlo o salvarlo. Esta vez, el contragolpe llegó a tiempo. Pero nadie duda de que la partida recién empieza y que el tablero económico sigue siendo el terreno más frágil del experimento libertario.