Ruptura y exilio
El Gobierno quiere lejos a Pagano y Arrieta por traicionar a Milei

Periodista y Director de Newstad

Marcela Pagano dio quorúm y desde el Gobierno la consideran enemiga. El factor Garraham y el equilibrio fiscal.
Desde diciembre de 2023, lo que parece lejano, Marcela Pagano y Lourdes Arrieta estaban fuera del círculo de confianza de los hermanos Milei. Arrieta fue expulsada en agosto de 2024 tras el escándalo por la visita a ex represores presos, y Marcela Pagano empezó con los vaivenes para las votaciones de acuerdo a la conveniencia del kirchnerismo o de su pareja, el operador Franco Bindi. Ayer las dos en soledad despejaron dudas: en el oficialismo son consideradas enemigas públicas y no tienen ninguna posibilidad de regreso ni reelección de la banca en el espacio.
“No es parte del Gobierno, juega en contra de lo que Javier Milei busca hace más de un año, no tiene dialogo ni trabaja con nadie del bloque, sencillamente es una enemiga, infiltrada trabajando para el kirchnerismo siempre”. La declaración es de una persona que cena habitualmente en Olivos y que conoce el pensamiento de Javier Milei. En sus ojos, Marcela Pagano no es hoy menos que Florencia Carignano o cualquier diputado kirchnerista.
A las 11:12 de la mañana, la campana del recinto anunció el quórum con el número mágico: 129 diputados sentados. El Frente de Todos lo había logrado, pero no solo. Marcela Pagano y Lourdes Arrieta fueron claves para habilitar la sesión. Lo hicieron con la excusa de defender proyectos “importantes”, pero terminaron sirviendo en bandeja la herramienta al kirchnerismo para condicionar al Gobierno. Ya Lilia Lemoine, diputada y espada de Javier Milei, había adelantado en una entrevista que iban a traicionar al Gobierno.
La sesión especial había sido convocada por Unión por la Patria para tratar una serie de iniciativas que ponen en aprietos al Ejecutivo: reinstaurar el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), establecer el financiamiento universitario automático por inflación, y frenar el artículo 85 de la Ley Bases que habilita privatizaciones. Todo en una misma jugada. Es exactamente lo que no quiere Javier Milei, que rechaza de plano cualquier iniciativa parlamentaria que tenga como objetivo expandir el gasto público y atentar contra la premisa básica de superávit fiscal.
Las dos diputadas libertarias disidentes se escudaron en razones “institucionales”. Pagano, enfrentada con Martín Menem por la presidencia de la Comisión de Juicio Político, y Arrieta, sin peso legislativo pero con un fuerte vínculo con los gobernadores patagónicos, decidieron jugar su partido. El resultado fue letal: el oficialismo quedó en minoría, expuesto y sin capacidad de bloquear la avanzada de la oposición.
Marcela Pagano quedó fuera de la estima presidencial hace mucho, pero el día que quiso conformar la comisión de Juicio Político fue el final. Javier Milei había exigido que sea Bertie Benegas Lynch, Pagano avanzó mientras en la comisión su marido, el operador Franco Bindi, asistió a modo de asesor. La idea del gobierno es que había un plan para quedarse con la comisión y voltear al Presidente. La comisión no se armó y Pagano termino gritando tiempo después con un megáfono en una imagen decadente para el Congreso.
Según fuentes del bloque, la decisión de ambas fue sorpresiva, aunque ya existían señales. “Marcela hace tiempo que no reporta al bloque”, aseguró un legislador libertario en estricto off. Desde la presidencia de la Cámara confirmaron que no fueron advertidos por ninguna de las dos. “Nos enteramos cuando ya estaban sentadas”, reveló otro vocero.
En lo formal, los proyectos opositores avanzaron en comisiones con dictamen de mayoría. En la sesión, se aprobaron con apoyo transversal del kirchnerismo, socialismo, radicales, sindicalistas y peronistas no alineados que buscan cobijo urgente. Fue una sesión incómoda para el PRO, que no bajó al recinto pero vio cómo el Gobierno perdía terreno sin poder impedirlo.
Con este episodio, se reconfiguran los números de la Cámara. La Libertad Avanza, que empezó el año con 38 diputados firmes, quedó ahora con apenas 34 en funcionamiento real. Cuatro se declararon independientes, entre ellos Arrieta y Pagano. Por su parte, Unión por la Patria conserva 99 bancas y logró aglutinar a más de 30 aliados coyunturales. El bloque del PRO, con 38 bancas, empieza a mirar con cautela el rumbo del Gobierno, sobre todo después del desplante que Milei le dedicó a Cristian Ritondo.
Lo que se viene es incierto: el oficialismo buscará consolidar alianzas temáticas y aceitar su relación con gobernadores. Pero la señal fue clara: con disidencias internas y sin manejo político firme, el Congreso puede ser un escollo real. El escándalo de este miércoles es apenas un aviso.