Aceptar el ciclo final
El eco de cerrar con paz

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El retiro y la jubilación nos invitan a reflexionar sobre el legado, la salud y la cercanía a la muerte.
Imagina el momento en que el reloj laboral se detiene, cuando los días ya no giran en torno a agendas ni metas impuestas. El retiro y la jubilación son un nuevo eco de lo que elegimos: un cierre de ciclos que nos confronta con el legado, la salud frágil, la cercanía a la muerte y los sueños pendientes. Como psiquiatra, he visto cómo esta etapa puede ser un tiempo de plenitud o un desafío que desborda si no se abraza con consciencia. Este eco reflexiona sobre cómo aceptar lo vivido –y lo no vivido– nos permite cerrar la vida con dignidad, conectando con las elecciones que nos definieron: ser padres, elegir una pareja, o redescubrirnos.
El legado que dejamos
El retiro trae la pregunta: ¿qué dejamos atrás? No solo bienes materiales, sino huellas emocionales: valores a hijos, enseñanzas a amigos, un impacto en la comunidad. Para algunos, es un orgullo ver a sus nietos heredar su risa; para otros, un proyecto comunitario que perdura. Este legado no se mide en éxito, sino en autenticidad. Estudios de la Universidad de Harvard muestran que quienes reflexionan sobre su contribución reportan mayor satisfacción vital, incluso con errores del pasado. Sin embargo, ignorar esta reflexión puede dejar un vacío que pesa más que los logros.
La cercanía a la muerte
La finitud se hace visible. La muerte, antes un horizonte lejano, se acerca como un eco natural. No es un tabú, sino una invitación a vivir con intención. He acompañado a pacientes que, al aceptarla, encuentran libertad para soltar resentimientos y priorizar lo esencial. La psicología existencial sugiere que reconocer nuestra mortalidad reduce la ansiedad y fomenta un sentido de propósito, siempre que no se evada. Negar, en cambio, puede alimentar temores que oscurecen los últimos años.
La salud como espejo
La salud se transforma: articulaciones que crujen, diagnósticos que llegan, energía que mengua. Este cuerpo que nos llevó por la vida ahora pide cuidados y límites. Para algunos, es un recordatorio de vulnerabilidad; para otros, una oportunidad de reinventarse con caminatas o dieta. La Asociación Americana de Psicología destaca que adaptar la rutina a estas limitaciones mejora el bienestar, mientras que resistirse puede agravar el estrés y la depresión, especialmente si se idealiza una juventud perdida.
Los pendientes que nos llaman
Hay sueños aplazados: ese viaje a la Patagonia, un libro por escribir, una reconciliación pendiente. También tareas prácticas: ordenar papeles, dejar instrucciones. Estos pendientes pueden ser un peso o una motivación. He visto a pacientes que, al abordarlos, encuentran cierres y reducen la ansiedad. Sin embargo, posponerlos perpetúa un sentido de incompletitud que afecta la paz mental, según estudios de resiliencia. A veces cuesta desprenderse de lo material. “La mortaja no tiene bolsillos”, este es el momento de vivir lo construido, de disfrutar lo que queda con sabiduría y plenitud.
Los riesgos desde la psiquiatría
No enfrentar esta etapa tiene costos. La negación de la jubilación o la muerte puede desencadenar depresión mayor, con síntomas como anhedonia –la incapacidad de disfrutar– o rumiaciones sobre el pasado. La pérdida de identidad, al dejar roles laborales, puede llevar a aislamiento social y ansiedad crónica. La salud mental se resiente si se evade la aceptación: insomnio, irritabilidad y, en casos graves, ideas suicidas emergen cuando el sentido se pierde. Terapias como la aceptación y compromiso (ACT) ayudan a integrar estas transiciones, promoviendo resiliencia y previniendo que el retiro se convierta en un vacío existencial.
Aceptar la vida con paz
Aceptar no es resignarse, sino abrazar lo vivido con gratitud. Es mirar a la pareja –si aún está– y recordar los proyectos compartidos: un hogar, viajes, risas. Es redescubrirse en hobbies, amistades o nietos. He visto a pacientes que, al soltar expectativas, encuentran alegría en lo simple: un café con un amigo, una carta a un hijo. Esta paz es el eco final de las elecciones pasadas, un cierre que honra la vida con autenticidad.
Nuevos comienzos en el final
El retiro es un lienzo en blanco, “en la vida siempre un proyecto” diría el queridísimo profesor Alejandro Albamonte. Estos proyectos, junto a la comunidad y un vínculo maduro con los hijos (si los hay), rompen la monotonía. Los datos son claros: quienes abrazan esta etapa con apertura reportan menos estrés; quienes aceptan la finitud encuentran paz. Este eco, último de la serie, conecta con los anteriores –el propósito, la pareja, la paternidad, el reencuentro– y nos recuerda que aceptar es el mayor acto de elegir, cerrando la vida con plenitud.