Triunfo violeta
El día después de la fiesta

Periodista.
:format(webp):quality(40)/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/10/sueno.png)
Consensos, apoyo y la necesidad de construir un Congreso para cambiar el país. La desconexión de Axel Kicillof.
Siendo casi medianoche, cuando los resultados son irreversibles, el presidente Javier Milei se puso traje y corbata para anunciar el triunfo electoral que demuestra la convicción de un país que quiere el cambio, la libertad y no volver atrás. No fueron sus palabras textuales, pero así expresó su intención de abrir el diálogo con “algunos gobernadores” que, desde sus propios oficialismos, lograron ser las segundas fuerzas en sus provincias. Y reactivar el “Pacto de Mayo”, firmado en julio del año pasado y que no fue más que una carta de intención.
Javier Milei ganador, guardó sus gritos de león para ofrecer puentes de acuerdo, aunque no con todos: solo con aquellos con los que cree poder conversar sin que lo aparten de su máxima de equilibrio fiscal. Mucho menos con quienes lo desafiaron creando fuerzas para combatirlo. En política, las fuerzas que se crean para las legislativas buscan valor de negociación para definir proyectos en las cámaras. Se llamen como se llamen, esos 2, 3 o 15 diputados que se agrupan en un bloque independiente ofrecen sus votos a mayor o menor precio de negociación con el oficialismo o con la oposición.
¿Por qué estás pensando en Pichetto?
Este es el momento donde se confirma que, tanto en Diputados como en Senadores, nadie tiene mayoría absoluta y la negociación será la herramienta para alcanzar acuerdos parlamentarios. Qué pena que la palabra “negociación” esté tan vapuleada y se la asocie a la “transa”. Si eso está en la mente de la gente, por algo será. Pero a partir del 10 de diciembre, si algo habrá en el Congreso, serán negociaciones.
En todos los casos, quien queda pedaleando en el aire es el Peronismo, que no sabe cómo actuar sin controlar una o ambas cámaras. Les pasó lo mismo con la boleta única de papel (BUP): tantos años enseñando a sus punteros a ponerles la boleta y unos pesos en el bolsillo a los votantes, que esta vez no supieron cómo manejar el tema. Y quizás por eso, también los resultados.
Otro factor que el Peronismo no previó en las legislativas nacionales fue que los extranjeros —a quienes el movimiento suele facilitar el DNI en barrios del conurbano o provincias como Formosa, Misiones, Salta, Jujuy, Río Negro, Neuquén o Santa Cruz— no estuvieron habilitados para votar en las elecciones nacionales. Esto dejó afuera a 1,2 millones de votantes que sí participaron en comicios provinciales y que suelen ser “oficialistas territoriales” si reciben planes sociales, vivienda o atención médica gratuita. Un tema más que interesante para un debate futuro.
Nunca nadie dijo que “las elecciones las ganan o las pierden los oficialismos”. Pero por primera vez en muchos años, parece que sí. El gobierno de La Libertad Avanza no deja de ser el mismo que se presentó el día que asumió: habla más de economía que de política y sostiene que la libertad, el equilibrio fiscal, el libre mercado y el respeto a la propiedad privada son los baluartes a defender por encima de todo. Aunque muchas veces la oposición intente desviarlo hacia temas sociales o políticos. Sobre esa controversia, la oposición intentó construir un relato de enfrentamiento. Y no le alcanzó.
¿Es mejor la propuesta de Javier Milei como proyecto de país o es que la oposición se quedó sin nada que ofrecer? ¿O ambas?
Mientras Javier Milei, en su discurso de triunfo, invitó a los gobernadores a conformar un diálogo de unidad, Axel Kicillof —a quien le empaquetaron la derrota nacional de Fuerza Patria— habló sin autocrítica. Declaró que “Milei no tiene nada que festejar porque 6 de cada 10 argentinos no lo votaron”, con las caras largas de Máximo Kirchner, Sergio Massa y otros derrotados silenciosos como Taiana escuchando en silencio.
La construcción de esa derrota lleva la firma de Cristina Fernández de Kirchner, destructora en vida del partido Peronismo, con el que jamás comulgó pero que usó para beneficio propio. Ni ella ni su heredero político, Máximo, aceptarán nada ni a nadie que no les garantice la impunidad judicial. Kicillof no sabe si eso lo favorece. Massa, con el apoyo de empresarios “limpios y no tanto”, se pasea por las mesas del casino mirando desde afuera cómo van las apuestas. Son tres en disputa, aunque en cada derrota uno pierde más poder que los demás.
Este lunes amanece con La Libertad Avanza convencida de que está haciendo todo bien, disfrutando del malestar estomacal del kirchnerismo y agradeciendo a Estados Unidos por su apoyo económico frente al embate desestabilizador de los “Kukas”.
Si estuvieran realmente convencidos del gran cambio, organizarían una reunión urgente con algunos gobernadores fundamentales para definir la organización del país en los próximos veinte años. Sería el paso necesario para concretar las reformas estructurales que el país necesita. Una gran apuesta para un gobierno que ganó mucho en estas legislativas, pero que aún no tiene mayoría propia..
