Que siguan los festejos
Día del Enólogo: pasión, herencia y desafíos en Argentina

/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/09/brindis.jpeg)
Continuamos celebrando en Argentina el Día del Enólogo, una fecha muy especial para quienes amamos el mundo del vino. En esta rica charla, rendimos homenaje a los encargados de regalarnos momentos únicos copa tras copa.
Siguiendo con los festejos del día del Enólogo (7 de Septiembre) las palabras sobran para continuar con el segundo capitulo de nuestro humilde homenaje.
En esta sección de la nota conversamos con algunos hacedores de vino sobre dos temas centrales, que son apenas una pequeña muestra de todo lo que abarca esta profesión.
Comenzamos charlando con Santi Vignoni, un agrónomo mendocino que creció rodeado de viñas y nos comparte su mirada. Aunque no eligió la enología como profesión principal, confiesa que hacer vino es parte de su identidad.
Cuando le preguntamos qué significa crear vinos que nacen no solo de la tierra, sino también de la pasión y el conocimiento, respondió:
“Es raro, porque yo no soy enólogo de profesión. Mis padres sí lo son, mis abuelos eran bodegueros y yo soy la sexta generación de una familia dedicada al vino. Para mí es herencia, algo que traigo de casa. Pero también hay un costado artístico: la inspiración puede venir de una comida, de la música, de un recuerdo o de un vino que te marcó. Cada botella lleva un poco de técnica y un poco de alma”.
/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/09/santi_vignoni.jpg)
Sobre los retos de ser enólogo en Argentina, lo tiene claro: “El desafío es reinventarse. Acá todo cambia: el clima, la economía, las reglas del juego. Los enólogos argentinos son muy completos, técnicos, creativos y valientes para innovar. Y lo más lindo es que hoy vas a una góndola y no encontrás vinos con defectos. Eso habla del trabajo enorme que hay detrás”.
La recompensa, asegura, está en lo que recibe el consumidor: “Cuando alguien abre una botella y se emociona, ahí está todo el sentido del esfuerzo. Por eso proyectos en otros países buscan enólogos argentinos: porque somos trabajadores, creativos y capaces de adaptarnos siempre”.
Luego, conversamos con Juan Pablo de Rosas, enólogo de Familia Furlotti. Este joven entusiasta mendocino nos regaló un poco de su tiempo y su mirada sobre lo que significa crear un vino y cuáles son los desafíos y recompensas de ejercer esta profesión en Argentina. La realidad es que estos dos ejes son apenas una mínima parte de todo lo que implica la profesión y el amor por el mundo del vino.
/https://newstadcdn.eleco.com.ar/media/2025/09/juan_pablo_de_rosas.jpg)
“Crear un vino es reunir historia, trabajo y pasión”
“Crear un vino abarca un montón de cosas. Desde el viñedo hasta la bodega y, finalmente, la botella, hay mucho trabajo y muchos años detrás. No se trata solo de hacer un producto, sino de reunir todo lo que significa esa historia. En nuestra bodega, por ejemplo, hablamos de viñedos centenarios. Ahí hay generaciones de esfuerzo, de manos que trabajaron la tierra, de una cultura del vino muy fuerte en Mendoza y en distintas regiones del país. Para mí, crear un vino es poder reunir todo eso en una botella: sacrificio, dedicación, historia y también pasión”.
En esa idea se cruza lo tangible y lo intangible: el suelo, las plantas y la técnica, junto con la paciencia, la emoción y la memoria. El vino, de alguna manera, es un relato embotellado.
Desafíos y recompensas de ser enólogo en Argentina
“El mayor desafío es siempre seguir creciendo y aprendiendo. El mundo del vino es infinito, siempre hay cosas nuevas por hacer, por probar, por mejorar. Tiene mucho de técnica, pero también mucho de juego, de creatividad, de búsqueda. Y también está el tema de la paciencia. Para lograr un gran vino podés necesitar años. Es prueba y error, es trabajo constante, es cuidar el viñedo, cuidar la bodega y esperar. Y esperar no es fácil”.
Ese tiempo de espera tiene un peso especial en el vino. No todo se resuelve de un día para el otro: hay que acompañar procesos que llevan años de crianza, hasta poder abrir una botella y confirmar que todo el esfuerzo valió la pena. “La recompensa más grande es eso. Después de años de trabajo, de sacrificio, de esperar, abrir una botella y decir ‘sí, esto es lo que queríamos’. Esa satisfacción personal se multiplica cuando ves que también emociona a otras personas”.
Porque, como bien nos dijo nuestro entrevistado, “crear un vino es mucho más que un proceso: es reunir en una botella toda una vida de trabajo, paciencia y sueños compartidos”.
Para cerrar, quiero agradecer por sumarse y compartir su mirada a:
- Santiago Vignoni que dejo sus redes para que puedan conocerlo y ver lo que hace @santiagovignoni @macollo.wines
- Juan Pablo de Rosas que pueden seguir todo su laburo en @familiafurlotti
Brindo por ellos y por todas/os los enólogos que nos alegran con sus vinos todos los días.
¡Chin Chin!