Más que una comida: el punto de partida del bienestar diario
Desayunar bien: el secreto simple para cuidar tu salud cada día

Licenciada en Nutrición

Un desayuno completo mejora tu energía, tu concentración y previene enfermedades. Aprendé a armar el ideal.
Es el combustible esencial que tu cuerpo y mente necesitan para iniciar el día, tras el ayuno de toda una noche. No sólo te da energía para las actividades diarias, sino que también, favorece un peso saludable, potencia tu concentración y ayuda a prevenir enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad y la diabetes tipo 2.
La Fórmula Perfecta: equilibrio de Nutrientes
No se trata sólo de comer algo, sino de elegir los alimentos correctos para maximizar tu bienestar. Para lograrlo, tu desayuno debe incluir una combinación balanceada de nutrientes clave:
- Carbohidratos complejos: son tu principal fuente de energía. Optá por opciones integrales como avena, pan integral, frutas y vegetales. Evitá los azúcares refinados (bollería industrial, cereales azucarados), que vienen acompañadas de grasas saturadas, grasas trans y un exceso de sodio.
- Proteínas: vitales para una saciedad duradera y la construcción muscular. Buenas fuentes alimentarias son huevos, yogur griego, queso bajo en grasa, legumbres.
- Grasas saludables (mono o poliinsaturadas): imprescindibles para la absorción de vitaminas y la salud hormonal. Sumá a tus comidas palta, frutos secos, semillas de chía o lino y un poco de aceite de oliva extra virgen.
- Fibra: clave para el buen funcionamiento intestinal y para mantener la sensación de saciedad por más tiempo. La encontrás en frutas, verduras, avena y cereales integrales.
- Vitaminas y minerales: No olvides nutrientes vitales como calcio, potasio, Vitamina D.
Es crucial recordar que las cantidades y necesidades nutricionales varían significativamente según tu peso, nivel de actividad, edad y estado de salud individual.
Sin reglas estrictas.
Tu desayuno no tiene por qué seguir un esquema rígido o tradicional. Podés disfrutar de lo que prefieras, siempre que aporte los nutrientes esenciales que tu organismo necesita para funcionar de manera óptima.
Consideraciones importantes:
- Incorporá alimentos integrales de origen vegetal, ricos en fitonutrientes antioxidantes y fibra.
- Café o té: pueden ser parte de un desayuno nutritivo, siempre que lo consumas en forma moderada y evites el exceso de azúcar o crema.
- No hay una hora "correcta" para desayunar. Si te levantás temprano y tenés una rutina de ejercicio, podés comer algo ligero antes y complementar tu desayuno al regresar. Lo fundamental es que te adaptes a lo que mejor le funcione a tu cuerpo y a tu ritmo de vida.
Ideas prácticas:
- Tostadas integrales untadas con ricota, media palta, huevo revuelto y una taza de café negro o té verde sin azúcar.
- Una taza de yogur griego natural, una fruta de estación y un puñado de nueces.
- Avena con leche vegetal, semillas de chía, trozos de frutas de estación.
- Batido de espinacas, manzana verde y yogur griego.
- Revuelto de tofu, vegetales, palta y tostadas integrales.
Invertí en salud
Aunque la nutrición ideal es personal, los principios de un desayuno saludable son universales: combina proteínas, fibra, grasas buenas y micronutrientes esenciales. Animate a ser creativo y adaptá tu desayuno a lo que realmente te haga sentir bien.
Recordá que desayunar bien no es una simple moda, es una inversión en tu salud a largo plazo.